Colombia es el séptimo país más desigual del mundo. La desigualdad es similar a países como Haití, Angola y Sudáfrica. Incomodo con esta situación, el Gobierno del Presidente Santos ha tomado una serie de medidas para reducirla , incluida la propuesta de reforma fiscal reciente.
La informalidad y el desempleo son temas complejos que los economistas siguen intentando entender. No hay duda, sin embargo, que los empleadores aplican un poco de lógica económica a la hora de decidir contratar y despedir trabajadores. Pocos empleadores contratan a un nuevo trabajador si las ganancias adicionales esperadas de hacerlo son inferiores al salario. Contratar trabajadores formales en Colombia es muy costoso por dos razones: en primer lugar, existe un salario mínimo equivalente a más del 70% del salario promedio, en segundo lugar, debido a que existen altos costos no salariales que el empleador debe asumir (asciende al 45% del costo de mano de obra). Según la Ocde, tanto el salario mínimo como los sobrecostos a la nomina están entre los más altos del mundo.
Reducir el costo de la mano de obra formal, tal como se propone en la reforma fiscal en curso, debería ayudar a reducir la informalidad y el desempleo, y por lo tanto la desigualdad. Las contribuciones del empleador al Sena, el Icbf y el seguro de salud ahora se financiará con un nuevo impuesto al patrimonio (conocido como Cree) que grava los beneficios empresa. Adicionalmente, el Gobierno ha garantizado la plena financiación de estos programas. Sin embargo, reducir el costo de mano de obra formal no es el único remedio necesario. La productividad de los trabajadores es igualmente importante ya que trabajadores altamente cualificados son más atractivos para las empresas en la medida en que su contratación puede aumentar los beneficios a futuro. Otro gran reto, por lo tanto, tiene que ver con la mejora en calidad de la educación en Colombia y los sistemas de formación profesional ya que estos garantizan aumentos en la productividad laboral.