WASHINGTON DC – El crecimiento económico ha regresado. No solo Estados Unidos, Europa y Japón al fin crecen simultáneamente, también los países en desarrollo recuperan fuerzas. En consecuencia, el PBI mundial aumentará el 3,2 % este año, frente al 2,4 % en 2013; esto bien puede implicar que 2014 sea el año en que la economía mundial finalmente dé un giro.
El rebote de las economías avanzadas es una buena noticia para todos Pero, para las economías emergentes y en desarrollo que dominaron el crecimiento mundial durante los últimos cinco años, plantea una importante pregunta: ahora que los países con altos ingresos se les unen, ¿alcanza con las prácticas habituales para competir?
La respuesta sencilla es «no». Al igual que un atleta puede usar esteroides para lograr resultados rápidos, evitando al mismo tiempo los duros entrenamientos necesarios para adquirir resistencia y salud en el largo plazo, muchas economías emergentes han confiado en los ingresos de capital de corto plazo (el llamado «dinero caliente») para sostener su crecimiento, en vez de intentar difíciles reformas económicas y financieras. Con la Reserva Federal estadounidense decidida a ajustar las condiciones monetarias excepcionalmente generosas que han impulsado este «crecimiento fácil», las economías emergentes tendrán que cambiar su enfoque, a pesar de la importante reducción en su margen de maniobra, o arriesgarse a perder el terreno ganado en los últimos años.
Mientras el ajuste de la política monetaria de la Fed se cristaliza, el Banco Mundial predice que los flujos de capital hacia los países en desarrollo caerán, del 4,6 % de sus PBI en 2013 a cerca del 4 % en 2016. Pero, si las tasas de interés de largo plazo en EE. UU. aumentan demasiado rápidamente, los cambios en las políticas no se comunican lo suficientemente bien o los mercados se tornan volátiles, los flujos de capital podrían desplomarse rápidamente, tal vez en más del 50 % durante unos pocos meses.
Este escenario puede perturbar el crecimiento en las economías emergentes que no han aprovechado los recientes flujos de capital para implementar reformas. El probable aumento de las tasas de interés pondrá considerable presión sobre países con grandes déficits en sus cuentas corrientes y elevados niveles de endeudamiento externo, consecuencia de cinco años de expansión del crédito.