Durante mi visita a Viet Nam esta semana he visto pruebas del desarrollo de este país dondequiera que fuera: el espíritu de empresa de la gente, la vitalidad de una población joven y constancias de que el sector privado está influyendo mucho en la mejora de la vida de las personas. La energía ha sido palpable y contagiosa.
Durante el período de reformas económicas (Doi moi) de fines de la década de 1980, los dirigentes del país tomaron medidas enérgicas para permitir el surgimiento de la empresa privada: se eliminó la colectivización de la agricultura; se establecieron derechos privados de uso de la tierra; se liberalizó la mayoría de los precios, y a través de la histórica Ley de empresas se eliminaron diversas restricciones a la actividad del sector privado. Varias empresas estatales pasaron a manos del sector privado y otras permitieron la participación de capital privado y diversificaron la propiedad. Los dirigentes también abrieron el país al comercio y la inversión internacional y empezaron a liberalizar el sector financiero.
Estas medidas enérgicas y la sólida respuesta de las empresas nacionales y extranjeras han transformado a una economía de planificación centralizada deficiente en una economía dinámica orientada hacia el mercado.
La recompensa para Viet Nam ha sido una sorprendente tasa media de crecimiento del 7% anual entre 1991 y 2010. Este crecimiento económico ha contribuido a que decenas de millones de vietnamitas salieran de la pobreza. Pero eso no es todo: el 40% más pobre de la población ha gozado de una tasa de crecimiento aún mayor que la tasa media: un aumento del 9% anual de los ingresos en las dos últimas décadas. La prosperidad ha sido ampliamente compartida en Viet Nam.
Sin embargo, a pesar de todo este progreso, la eficiencia y la productividad de la economía se han estancado en los últimos años y, en consecuencia, el crecimiento se ha desacelerado al 5% aproximadamente. Esta tasa de crecimiento no basta para crear el número suficiente de buenos empleos y seguir aumentando la prosperidad de la mayoría de los vietnamitas. También es menor que la necesaria para que Viet Nam tenga éxito como país de ingreso mediano y haga la transición a una economía de ingreso alto.
¿Cómo puede Viet Nam reanudar el crecimiento alto? El éxito económico de Viet Nam en el futuro dependerá de que el capital y los recursos se asignen a los usos más eficientes y productivos. En el país se deberán crear empleos muy calificados y de alto valor, se deberá apoyar la innovación y después se deberá ampliar la escala de las innovaciones. Creo que una estrategia importante para reanudar el crecimiento rápido es crear las condiciones adecuadas para garantizar que el sector privado sea la fuerza motriz de la innovación y, por ende, de la productividad y la eficiencia.
El sector privado de Viet Nam aún está relativamente subdesarrollado y encara grandes restricciones. Al mismo tiempo, su historial a la fecha es considerablemente más eficiente que el de las empresas de propiedad estatal en lo que respecta al uso del capital. Según estimaciones de McKinsey, la empresa internacional de consultoría, con una unidad adicional de capital el sector privado de Viet Nam produce el triple de ingresos adicionales que las empresas estatales.
Durante mi estada en Viet Nam me estoy reuniendo con los dirigentes del país para discutir dos opciones para promover la inversión privada.
La primera de ellas es crear igualdad de condiciones para los sectores estatal y privado. El sector público goza de condiciones de monopolio, subvenciones y acceso especial a capital y recursos, privilegios de los que no puede disponer el sector privado. Viet Nam puede aprovechar los acuerdos regionales y mundiales de libre comercio para desmantelar estos privilegios. Si eligiera seguir este rumbo, el sector privado podría prosperar y crear un mayor número de buenos empleos.
La segunda opción para promover la inversión privada consiste en encontrar nuevas maneras de proporcionar financiamiento sostenible a largo plazo del que se carece en la actualidad y que tanta falta hace para el crecimiento del sector privado. Viet Nam debe trabajar para crear mercados nuevos para dicho financiamiento. Un paso importante sería acelerar la solución al problema de las deudas incobrables del sector bancario y agilizar la recapitalización del sistema bancario. Sin embargo, Viet Nam también necesitará desarrollar un sólido sector financiero no bancario (mercados de bonos, valores, pensiones y seguros) para proporcionar una gama de fuentes alternativas menos costosas de financiamiento.
El Gobierno de Viet Nam y el Grupo del Banco Mundial, incluida IFC, nuestra institución miembro dedicada al sector privado, están por emprender una nueva iniciativa para analizar cómo puede el país acelerar su transformación. Esto debería aumentar las posibilidades de que Viet Nam logre su aspiración de tener éxito como país de ingreso mediano y volverse un país de ingreso alto en una generación.
Viet Nam tiene un futuro brillante, gracias a sus dirigentes, empresarios del sector privado, población y ubicación geográfica entre países vecinos de Asia oriental de economía pujante. Si ahora desata todo el potencial y la creatividad del sector privado, Viet Nam no puede menos que aumentar sus aciertos, y millones de personas tendrán más posibilidades de encontrar buenos empleos y de compartir la creciente prosperidad del país.