La seguridad energética es una máxima prioridad de los líderes caribeños y lo ha sido por mucho tiempo.
Dado que el costo promedio de la electricidad es cuatro veces más alto que en países ricos como Estados Unidos, los elevados costos de la energía no solo constituyen una dificultad cotidiana para los habitantes del Caribe, sino también uno de los principales obstáculos para destrabar el crecimiento económico y la prosperidad en la región.
Si bien la reciente caída de los precios del petróleo alivia parcialmente la situación, también representa una oportunidad para considerar estrategias que permitan aumentar la seguridad energética en la región. Esto significa invertir en energías limpias y ahorrar energía mediante el aumento de la eficiencia en la producción y el consumo.
Con el fin de contribuir a esta transformación, los líderes de los países caribeños y destacados aliados del sector acordaron elaborar un marco regional conjunto para el desarrollo energético durante la Cumbre sobre Seguridad Energética del Caribe, celebrada esta semana en esta capital.
La mayoría de los países caribeños pequeños, especialmente los del Caribe Oriental, dependen casi totalmente del petróleo para cubrir sus necesidades de energía eléctrica. Para ellos el gasto en petróleo y gas constituye entre el 7 y el 20 por ciento del producto interno bruto.
La región ha alcanzado un nivel de electrificación casi universal, y prácticamente todos los hogares están conectados a la red, salvo en Haití. Después del terremoto que devastó Puerto Príncipe, la capital de Haití, hace cinco años, la disponibilidad y la fiabilidad de los servicios energéticos modernos siguen siendo cruciales para la recuperación y el desarrollo sostenible del país, donde solo el 28 por ciento de la población cuenta con suministro regular de electricidad.
Al recorrer ahora las calles de Puerto Príncipe o de Basseterre, en Saint Kitts y Nevis, se puede observar que gran parte del alumbrado público se alimenta de energía solar. La región del Caribe tiene un gran potencial para desarrollar diversas energías renovables, que incluyen no solo la solar, sino también eólica, geotérmica, marina y de biomasa. Aunque la energía solar y la eólica son intermitentes, se pueden usar en combinación con la geotérmica renovable o con la energía limpia proveniente del gas natural.