CIUDAD DE WASHINGTON, 17 de mayo de 2011. Para 2025, las seis principales economías emergentes (Brasil, China, India, Indonesia, Corea del Sur y Rusia) representarán más de la mitad del crecimiento mundial total, y es probable que el sistema monetario internacional ya no esté dominado por una sola moneda, según se afirma en un nuevo informe del Banco Mundial. A medida que se desplace el poder económico, estas economías exitosas contribuirán a impulsar el crecimiento en los países de ingreso bajo mediante transacciones comerciales y financieras transfronterizas.
En el informe, titulado Global Development Horizons 2011—Multipolarity: The New Global Economy (Horizontes del desarrollo mundial 2011. Multipolaridad: La nueva economía mundial), se prevé que, como grupo, las economías emergentes crecerán en promedio un 4,7% anual entre 2011 y 2025. En tanto, las economías avanzadas crecerán, según los pronósticos, un 2,3% en el mismo período, aunque no perderán importancia en la escena internacional, puesto que la zona del euro, Japón, el Reino Unido y Estados Unidos seguirán desempeñando un papel central como impulsores del crecimiento mundial.
“El rápido surgimiento de las economías emergentes ha provocado un cambio por el cual ahora los centros del crecimiento económico están distribuidos entre las economías desarrolladas y en desarrollo. Estamos en un mundo verdaderamente multipolar”, dijo Justin Yifu Lin, primer economista y primer vicepresidente, Economía del Desarrollo, del Banco Mundial. “Las empresas multinacionales de los mercados emergentes se están transformando en una fuerza que reconfigura la industria mundial, con una rápida expansión de las inversiones sur-sur y de los flujos de inversión extranjera directa (IED). Las instituciones financieras internacionales deben adaptarse con rapidez para no quedar rezagadas”.
Según el informe, las economías emergentes cuyo crecimiento solía depender de la adaptación tecnológica y la demanda externa deberán introducir cambios estructurales para sostener el impulso de su crecimiento mediante mejoras de la productividad y una sólida demanda interna.
En Global Development Horizons se señalan los desafíos que representará una economía mundial multipolar para los países en desarrollo durante los próximos 20 años. Los autores emplean índices basados en datos empíricos para identificar los países de rápido crecimiento que cuentan con un sólido capital humano e innovación tecnológica y que a su vez movilizan la actividad económica en otros países. Es probable que generen crecimiento de manera indirecta a través de las operaciones financieras, las migraciones y el comercio transfronterizo, que inducirán la transferencia de tecnología e incrementarán la demanda de exportaciones.
En el informe se pone de relieve la diversidad de los posibles polos de crecimiento de las economías emergentes: algunos de ellos se han apoyado fuertemente en las exportaciones, como China y Corea, mientras otros otorgan mayor peso al consumo interno, como Brasil y México. Con el surgimiento de una clase media importante en los países en desarrollo y en vista de las transiciones demográficas que se observan en varias de las principales economías del este asiático, es probable que prevalezca la tendencia a un consumo mayor, que a su vez puede ser fuente de un crecimiento mundial sostenido.
“En muchas de las grandes economías emergentes, se observa que la demanda interna cumple un papel cada vez más importante y la tercerización ya está en curso”, sostuvo Hans Timmer, director del Grupo de Análisis de las Perspectivas de Desarrollo del Banco Mundial. “Esto es importante para los países menos adelantados, cuyo crecimiento a menudo depende de las inversiones extranjeras y de la demanda externa”.
Este desplazamiento del poder económico y financiero hacia el mundo en desarrollo tiene consecuencias significativas en el financiamiento de las empresas, sus inversiones y la índole de las operaciones de fusión y adquisición transfronterizas. Conforme aumenten las transacciones originadas en mercados emergentes, con toda probabilidad se incrementará también la IED sur-sur, en particular la dirigida a emprendimientos nuevos, mientras que es más probable que la IED sur-norte se centre en las adquisiciones. A medida que se expandan, más países en desarrollo y más empresas de esos países podrán acceder a los mercados internacionales de bonos y capital accionario en condiciones más favorables para financiar sus inversiones en otros Estados.
Según se señala en el informe, la creciente participación y la mayor influencia de las empresas originarias de mercados emergentes en las finanzas y las inversiones internacionales pueden facilitar la creación de un marco multilateral para regular las inversiones transfronterizas, tarea que ha fracasado varias veces desde la década de 1920. A diferencia de lo que ocurre con el comercio internacional y las relaciones monetarias, no existe ningún régimen multilateral que promueva y regule las inversiones transfronterizas. En su lugar, la proliferación de tratados bilaterales sobre inversiones (más de 2275 a fines de 2007) ha proporcionado el mecanismo más ampliamente utilizado para la negociación interestatal sobre las condiciones de inversiones transfronterizas, entre las que se incluye el acceso al arbitraje internacional de disputas a través de la presentación en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones, entidad afiliada al Banco Mundial.
“En los próximos diez años, el tamaño de China y la rápida globalización de sus empresas y sus bancos probablemente confieran al yuan un papel más preponderante”, dijo Mansoor Dailami, principal autor del informe y gerente de Tendencias Mundiales Emergentes del Banco Mundial. “Lo más probable es que en 2025 el panorama monetario internacional se caracterice por la presencia de múltiples monedas, con predominio del dólar, el euro y el yuan”.
Para sostener el crecimiento y enfrentar riesgos más complejos, las economías que albergan polos de crecimiento emergentes deben reformar sus instituciones, incluidas las de los sectores económicos, financieros y sociales. Tanto China como Indonesia, India y Rusia enfrentan dificultades institucionales y de gestión de gobierno. El capital humano y el acceso a la educación son motivo de inquietud en algunos de los posibles polos de crecimiento, en particular en Brasil, India e Indonesia.
“Los cambios proyectados en la economía mundial son fundamentales. En términos generales, resultarán positivos para los países en desarrollo. Sin embargo, una pregunta clave es si las instituciones y las normas multilaterales vigentes tienen la solidez suficiente como para dar cabida a la transición hacia la multipolaridad. El manejo de la integración internacional entre diversos centros de poder supone grandes desafíos, por lo que es esencial intensificar la coordinación normativa entre las distintas economías a fin de reducir los riesgos de inestabilidad económica”, señaló Dailami.
La mayoría de los países en desarrollo, en particular los más pobres, seguirán empleando divisas para realizar transacciones con el resto del mundo, y seguirán expuestos a las fluctuaciones de los tipos de cambio en un régimen internacional de múltiples monedas. Las instituciones multilaterales deben ayudar a esos países a atravesar la transición hacia el nuevo mundo multipolar. Esto requerirá asistencia técnica, ayuda y asesoría en materia de políticas a fin de brindar a los países en desarrollo las herramientas y la capacidad financiera necesarias para responder a los desafíos y los riesgos previstos y capitalizar a la vez sus ventajas y oportunidades.