CIUDAD DE WASHINGTON, 7 de junio de 2011. A medida que van dejando atrás la crisis financiera, los países en desarrollo necesitan concentrarse en enfrentar los retos específicos de cada país, como equilibrar el crecimiento a través de reformas estructurales, hacer frente a las presiones inflacionarias y abordar el precio elevado de los productos básicos, afirma el Banco Mundial en la edición de junio del informe Perspectivas económicas mundiales.
Por el contrario, las perspectivas de los países de ingreso alto y muchos de los países en desarrollo de Europa siguen empañadas por problemas relacionados con la crisis como el alto nivel de desempleo, la consolidación del presupuesto de los hogares y del sector bancario, y las preocupaciones por la sostenibilidad financiera, entre otros factores.
El Banco Mundial prevé que, conforme los países en desarrollo alcancen su plena capacidad, el crecimiento se ralentizará del 7,3% de 2010 a alrededor del 6,3% anual a partir de 2011-2013. Los países de ingreso alto experimentarán una ralentización del crecimiento del 2,7% de 2010 al 2,2% en 2011, antes de aumentar al 2,7% y al 2,6% en 2012 y 2013, respectivamente.
“En términos globales, se prevé [1] que el PIB crezca un 3,2% en 2011 antes de registrar un alza hasta llegar al 3,6% en 2012”, afirmó Justin Yifu Lin, primer economista y primer vicepresidente de Economía del Desarrollo del Banco Mundial. “Sin embargo, otro aumento de los precios ya elevados del petróleo y los alimentos podría frenar significativamente el crecimiento económico y perjudicar a los pobres”.
Los acontecimientos recientes en Japón y la agitación política en Oriente Medio y Norte de África han recortado drásticamente el crecimiento interno, pero se espera que los efectos secundarios sobre otras economías sean modestos. Es probable que el crecimiento del producto interno bruto (PIB) de Japón no registre cambios en 2011. En los países en desarrollo de Oriente Medio y Norte de África, el crecimiento del PIB en 2011 será más débil en Egipto (1%), Túnez (1,5%) y Libia [2]. Aunque existe incertidumbre, se prevé que, en 2012, el crecimiento se recupere tanto en Egipto como en Túnez, y llegue a cerca del 5% para 2013.
El fuerte crecimiento en la mayoría de las economías en desarrollo ha contribuido a una nueva serie de retos globales, que incluyen el aumento de los precios de los productos básicos, la inflación creciente y el posible retorno de afluencias de capital desestabilizadoras, con el endurecimiento de las políticas monetarias y el aumento de las tasas de interés.
“Los países en desarrollo se han mantenido firmes a pesar de las tensiones que siguen existiendo en los países de ingreso alto”, señaló Hans Timmer, director del Grupo de Análisis de las Perspectivas de Desarrollo del Banco Mundial. “Sin embargo, muchas economías en desarrollo están operando por encima de su capacidad y corren el riesgo de sobrecalentamiento, sobre todo en Asia y América Latina. La política monetaria ha respondido, pero puede que las políticas fiscales y de tipo de cambio tengan que ejercer un papel más importante para controlar la inflación”.
La inflación en los países en desarrollo alcanzó un nivel interanual de casi el 7% en marzo de 2011, más de 3 puntos porcentuales por encima del mínimo de julio de 2009. La inflación en los países de ingreso alto también ha crecido hasta alcanzar el 2,8% en marzo de 2011. Los aumentos más grandes de la inflación se han registrado en las regiones de Asia oriental, Oriente Medio y Norte de África, como consecuencia de las restricciones de capacidad en esta última y de los precios de los alimentos en la primera.
Los altos precios del petróleo y las caídas de la producción debido al mal tiempo han contribuido al aumento de los precios de los alimentos, lo que tiene consecuencias negativas para los pobres que gastan una gran parte de sus ingresos en alimentos. Aunque los precios internos de los alimentos en la mayoría de los países en desarrollo crecieron mucho menos que los precios internacionales durante la subida de 2010-2011 (7,9% desde junio de 2010, frente al 40% de los precios internacionales), los precios locales pueden seguir aumentando cuando los cambios de los precios internacionales se vayan transmitiendo lentamente a los mercados nacionales. Además, si la cosecha de 2011-2012 resulta decepcionante, los precios de los alimentos pueden crecer aún más y ejercer presiones adicionales sobre los ingresos, la nutrición y la salud de las familias pobres.
“La crisis financiera ha terminado para la mayoría de los países en desarrollo,” afirmó Andrew Burns, gerente de Macroeconomía Mundial y principal autor del informe. “Los esfuerzos deben centrarse ahora en retornar la política monetaria a una situación más neutral y reconstruir los colchones fiscales que permitieron a los países en desarrollo responder a la crisis con políticas anticíclicas. Las perspectivas a medio plazo van a depender cada vez más del tipo de reformas sociales, reglamentarias e infraestructurales de actuación lenta que generen una mejora de la productividad y un crecimiento sostenible”.
Principales datos por región
Se prevé que el crecimiento en la región de Asia oriental y el Pacífico se ralentice pero mantenga su fuerza, con una bajada del crecimiento del PIB del 9,6% en 2010 al 8,5% en 2011 y alrededor del 8,2% en 2012-13. El aumento de los precios de los bienes y los activos internos constituye una dificultad de política a medio plazo, dado que la inflación en la región había alcanzado el 5,3% en abril de 2011. Se espera que el endurecimiento actual de las políticas monetarias y fiscales contribuya a la ralentización prevista del crecimiento hasta alcanzar tasas de crecimiento más sostenibles. El éxito de la reorientación de la demanda hacia fuentes internas ha generado una disminución del superávit en cuenta corriente de la región de alrededor del 9,3% del PIB en 2007 a una cifra prevista del 3,6% en 2011, una mejora que se espera sea duradera.
El crecimiento del PIB en los países en desarrollo de Europa y Asia central se recuperó hasta alcanzar un nivel estimado del 5,2% en 2010, luego de una contracción del 6,5% en 2009. Se prevé que el crecimiento limitado del crédito, el desapalancamiento de los balances del sector de la vivienda y la reestructuración continuada del sector industrial (tras los excesos del período de apogeo fomentado por la facilidad para obtener créditos) continúen pesando sobre el PIB, que se espera aumente hasta un nivel relativamente moderado del 4,7% en 2011 y del 4,5% tanto en 2012 como en 2013. Estas cifras agregadas ocultan variaciones significativas entre los países de la región, con resultados menos positivos para aquellos países que se vieron más atrapados en el período de apogeo. Los altos precios de los productos básicos impulsarán los ingresos de los países ricos en recursos de la región, lo que contribuirá al fortalecimiento de la demanda de importaciones y los flujos de remesas, y beneficiará a otros países de la región que tengan relaciones comerciales más estrechas y vínculos migratorios con ellos.
La región de América Latina y el Caribe se recuperó de la crisis y creció un 6% en 2010, el nivel máximo en tres décadas. Se proyecta una reducción del crecimiento del PIB hasta un ritmo más sostenible del 4,5% en 2011, hasta desacelerarse al 4% para 2013, una tasa de crecimiento congruente con el potencial económico subyacente. La ralentización será más pronunciada en aquellos países que experimentaron la recuperación más fuerte de la crisis (por ejemplo, Argentina y Brasil), a medida que el endurecimiento de las políticas contribuya al enfriamiento de la demanda interna. El crecimiento en el Caribe se acelerará marginalmente hasta el 4,1% en 2011, como consecuencia del fuerte crecimiento continuado en la República Dominicana y la expansión impulsada por la reconstrucción en Haití. El crecimiento en otros países del Caribe se verá frenado por la modesta expansión prevista del sector turístico y las remesas. Se prevé una aceleración del crecimiento en América Central (a excepción de México) hasta alcanzar el 4%, ya que los mercados laborales de los países de ingreso alto solo mejorarán gradualmente, lo que mantendrá un ritmo moderado de crecimiento de las remesas y el turismo.
La conmoción política en Oriente Medio y Norte de África ha dominado los recientes acontecimientos económicos en la región. Tanto en Egipto como en Túnez, la producción industrial disminuyó más de un 15% durante los primeros meses de 2011, mientras que las llegadas de turistas internacionales a estas economías se redujeron un 45% durante el primer trimestre de 2011, y un 9% en toda la región (tasa interanual). Aunque existe una incertidumbre considerable, se prevé que el PIB solo crezca un 1% en Egipto y un 1,5% en Túnez durante 2011, antes de que ambas economías recuperen un nivel de crecimiento de casi el 5% en 2013. El impacto sobre el conjunto de la región es menos marcado, con un crecimiento del 1,9% en 2009, que se recuperará al nivel del 4% en 2013, a medida que se vayan restableciendo la afluencia de capital y la confianza de los inversores.
Después de crecer 9,3% durante el año civil de 2010, la actividad en la región de Asia meridional se moderó en el primer trimestre de 2011, lo que apunta a una previsión de crecimiento regional agregado hasta un nivel aún boyante del 7,5% en 2011. La desaceleración se debe en parte al endurecimiento de las políticas macroeconómicas con el fin de frenar el nivel persistentemente alto de inflación y reducir los grandes déficit fiscales. El endurecimiento de las condiciones financieras y el aumento de los precios de los alimentos y los combustibles han contribuido a un debilitamiento del consumo y el crecimiento de las inversiones, factores que se han visto parcialmente compensados por el fuerte crecimiento de las exportaciones y la resistencia de las remesas. Se proyecta que el crecimiento se recupere en 2012-13 y alcance el 7,9% en 2013, impulsado por la robustez del gasto en inversiones en India, Sri Lanka y Bangladesh. Se prevé que Pakistán y Nepal se queden rezagados, teniendo en cuenta los constantes desafíos políticos y las dificultades asociadas con la implementación de las políticas macroeconómicas.
El crecimiento en África al sur del Sahara se situó en el 4,8% en 2010, en comparación con la subida del 2% de 2009 y muy cerca del crecimiento promedio del 5% de la región, antes de la crisis. El fuerte desempeño fue un reflejo tanto de la recuperación económica mundial como de los acontecimientos en el ámbito nacional. A excepción de Sudáfrica, África al sur del Sahara registra uno de los crecimientos más rápidos de las regiones en desarrollo, gracias a la recuperación mundial, el crecimiento de una clase media interna con ingresos discrecionales para gastar y el rápido aumento de la confianza empresarial. Se espera que el PIB mantenga su fortaleza a medio plazo y crezca del 5% en 2011 al 5,7% tanto en 2012 como en 2013. No obstante, el aumento de los precios de los alimentos constituye un riesgo. Los precios locales de los alimentos, que aumentaron un 7,3% durante los 12 meses que fueron hasta febrero de 2011, se están acelerando y se espera que sigan creciendo en 2011 —a pesar de la estabilización de los precios internacionales— a medida que se vayan disipando los efectos atenuadores sobre los precios locales de los alimentos generados por las buenas cosechas de 2010.
[1] Medido en función de los precios del mercado y los tipos de cambio de 2005 (es decir, 4,8% en 2010, 4,3% en 2011, 4,4% en 2012 y 4,5% en 2013, cuando se agregan ajustando la paridad del poder adquisitivo).
[2] No se cuenta con datos fiables sobre el PIB en el caso de Libia y, por consiguiente, no se han hecho previsiones.