Kim exhorta a los accionistas y a los asociados en el desarrollo a ayudar a “inclinar el arco de la historia”, acelerar el progreso y eliminar prácticamente la pobreza extrema
TOKIO, 12 de octubre de 2012. El presidente del Grupo del Banco Mundial, Jim Yong Kim, dijo en el día de hoy a los accionistas de la institución que aspira a que esta se convierta en un banco de soluciones que pueda trabajar con sus asociados y ayudar a “inclinar el arco de la historia” para eliminar la pobreza extrema.
“Quiero aclarar: cuando digo que seremos un banco de soluciones, no quiero dar a entender que tenemos soluciones preparadas para todos los problemas del desarrollo. No es así ni es ese nuestro objetivo”, señaló Kim. “En décadas de labor de desarrollo, he aprendido que las mejores soluciones a los problemas económicos y sociales suelen tenerlas las personas y las comunidades que deben hacer frente a estos desafíos en su vida cotidiana. Ellos han sido mis mejores maestros. Debemos escuchar sus observaciones y actuar en consecuencia”.
Haciendo uso de la palabra ante las Asambleas de Goberndores del Grupo del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, en Tokio, Kim señaló que en la actualidad el conocimiento fluye “de inversores en Delhi a ciudadanos de las zonas rurales de México, a líderes de la sociedad civil en Lagos y a los encargados de formular las políticas de Sarajevo”. Kim expresó que en virtud del protagonismo mundial del Banco Mundial la institución está en una posición ideal para conectar a múltiples partes interesadas de todo el mundo y convocarlas, y para actuar como intermediario en el intercambio de conocimientos entre distintas instituciones.
“Un banco de soluciones se centrará más que nunca antes en las entregas. En una época de recursos limitados y desafíos formidables, esto es lo que exigen nuestros donantes y nuestros clientes”, señaló Kim.
Kim señaló que la inestabilidad económica y financiera actual de Europa sigue constituyendo una amenaza para el crecimiento y el empleo en los países en desarrollo. El aumento del precio de los alimentos está sobrecargando el presupuesto de los más pobres. Y muchos países del Oriente Medio están emprendiendo las que quizá sean sus transiciones más importantes en generaciones.
Kim advirtió que en ese entorno de desafíos el respaldo para el desarrollo puede desvanecerse frente a otras prioridades. Hizo hincapié, sin embargo, en que en un contexto en que más de mil millones de personas viven en la pobreza extrema y hay 200 millones de desempleados, no es la hora de que los países o las instituciones sigan su propio camino o se centren exclusivamente en sus propios intereses estrechos.
Kim señaló el notable progreso logrado en los últimos años en materia de desarrollo:
“En la última década, en unos 50 países en desarrollo, en los que viven más de 4000 millones de personas, se ha registrado un crecimiento medio anual del producto interno bruto de por lo menos el 5%. Gracias a este crecimiento, la pobreza ha disminuido con más rapidez que nunca; el primer objetivo de desarrollo del milenio, reducir a la mitad la tasa de pobreza entre 1990 y 2015, se alcanzó unos cinco años antes de lo previsto”, señaló Kim.
Citando al Dr. Martin Luther King, Jr., Kim instó a los accionistas y a otros asociados en el desarrollo a unir fuerzas “para inclinar el arco de la historia” y acelerar ese progreso reciente para avanzar hacia la meta de eliminar la pobreza extrema.
“El logro de este objetivo no es improbable, puede alcanzarse. Juntos podemos lograrlo”, expresó Kim.
Kim declaró categóricamente que este mundo en evolución necesita un Grupo del Banco Mundial fuerte, “un Grupo del Banco Mundial que, mediante nuestro financiamiento, nuestros conocimientos y nuestro poder de convocatoria, brinde soluciones integradas de desarrollo para los problemas tanto de hoy como de mañana”.
Refiriéndose a la labor realizada por el Banco con sus asociados, Kim analizó los desafíos que tienen ante sí los países de ingreso alto, los de ingreso mediano, los de ingreso bajo, los Estados frágiles y los países de la región del Oriente Medio y el Norte de África. Analizó también la necesidad de proseguir la labor en forma más sostenible.
Kim instó también al Banco a imprimir un efecto multiplicador a su conocimiento y su talento para promover una “ciencia de la entrega”, e identificó cuatro acciones tempranas tendientes a acelerar ese proceso:
· Primero, establecer un resultado final claro y medible. “La misión del Grupo del Banco Mundial es poner fin a la pobreza y generar una prosperidad compartida. Es por ello que he pedido a la institución que fije resultados por alcanzar en forma de metas elevadas respecto de estos dos objetivos”.
· Segundo, fortalecer la ejecución y los resultados. “No debería llevar dos años para que un proyecto evolucione de la idea a la ejecución. Queremos tener que rendir cuentas no de los procesos sino de los resultados. Por ese motivo, trabajaré con nuestro Directorio Ejecutivo para racionalizar nuestros procedimientos, simplificar nuestros procesos y reducir el tiempo de preparación de los proyectos”.
· Tercero, proporcionar a los clientes soluciones integradas para suscitar el máximo impacto posible. “Una mejor sinergia nos permitirá reforzar nuestra ventaja comparativa en calidad de única institución de desarrollo mundial que puede respaldar verosímilmente a los sectores público y privado, dar acceso a recursos excepcionales de conocimientos y ofrecer seguro contra riesgos para estimular la inversión. Por esa razón, he pedido a la administración de la institución que presente un plan para crear más sinergia en todo el Grupo del Banco Mundial, con el fin de ahorrar costos y aumentar la eficacia”.
· Cuarto, seguir invirtiendo en datos e instrumentos de análisis, tomando como base el éxito de la iniciativa de Datos Abiertos. “Los datos son fundamentales para fijar las prioridades, formular políticas acertadas y seguir los resultados. Sin embargo, muchos países tienen una capacidad estadística deficiente y carecen de datos económicos y sobre la pobreza fidedignos y actualizados. Por esa razón trabajaremos con nuestros asociados para asegurar que prácticamente todos los países en desarrollo cuenten con datos oportunos y precisos. Y presentaremos informes anuales sobre los progresos logrados en la lucha contra la pobreza y la generación de una prosperidad compartida”.
“Cuando volvamos a reunirnos, dentro de seis meses —señaló Kim— les presentaré un informe de situación al respecto y les haré saber lo que se ha logrado y los aspectos en los que debemos esforzarnos más. Espero tener que rendir cuentas ante ustedes y los Directores Ejecutivos durante todo este proceso, y que ustedes y los Directores Ejecutivos se cercioren de que fijemos elevadas metas para nosotros y nos movilicemos para alcanzarlas”.
Kim finalizó su discurso señalando: “En el Grupo del Banco Mundial solemos hablar de soñar con un mundo sin pobreza, el lema inscripto en la entrada de nuestra sede. Bien, es hora de dejar de soñar con un mundo sin pobreza y alcanzar ese sueño. Es hora de inclinar el arco de la historia. Con la solidaridad mundial basada en un impulso incesante para lograr resultados, podemos, debemos y lograremos poner fin a la pobreza y generar una prosperidad compartida”.