COMUNICADO DE PRENSA

Países en desarrollo deben aprovechar la urbanización para lograr los ODM: Informe del FMI/Banco Mundial

Abril 17, 2013



CIUDAD DE WASHINGTON, 17 de abril de 2013 – La urbanización ayuda a sacar a la gente de la pobreza y promueve el avance hacia los objetivos de desarrollo del milenio (ODM). Sin embargo, si su manejo no es adecuado, también puede generar el crecimiento descontrolado de tugurios, contaminación y delincuencia, indica el Informe sobre seguimiento mundial (ISM) 2013 publicado hoy por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

La urbanización ha sido una fuerza motriz importante en la lucha contra la pobreza y el avance en otros ODM. Dado que más del 80% de los bienes y servicios mundiales se produce en las ciudades, los países con niveles relativamente más altos de urbanización, como China y muchos otros en Asia oriental y América Latina, han desempeñado un papel importantísimo a la hora de reducir la pobreza extrema[1] en todo el mundo. Por el contrario, las dos regiones menos urbanizadas –Asia meridional y África al sur del Sahara– tienen tasas de pobreza mucho más altas y continúan a la zaga en la mayoría de los ODM.

El informe ISM 2013: La dinámica rural-urbana y los objetivos de desarrollo del milenio hace una rigurosa comparación entre el bienestar en el campo y en la ciudad. Por ejemplo, las tasas urbanas de mortalidad infantil son entre 8 a 9 puntos porcentuales más bajas que el correspondiente índice rural en América Latina y Asia Central; entre 10 a 16 puntos porcentuales en Medio Oriente y Norte de África, Asia meridional y África al Sur del Sahara, y llegan a su nivel más alto en Asia oriental (21 puntos porcentuales).

En Asia meridional, el 60% de los habitantes de las ciudades tiene acceso a servicios sanitarios, pero solo el 28% en zonas rurales. En África al sur del Sahara, el acceso de la población urbana es de 42%, en comparación con el 23% entre los residentes rurales. En el caso del agua potable, con 96% su cobertura era casi universal en las zonas urbanas de los países en desarrollo en 2010, a diferencia del 81% en las zonas rurales.

“La brecha rural-urbano es bastante evidente. Las mega urbes y las ciudades grandes son más ricas y tienen lejos mejor acceso a servicios públicos; por su parte, las condiciones de las ciudades más pequeñas y secundarias y de las zonas perimetrales de los centros urbanos no son tan buenas, pero las más pobres son las zonas rurales”, indicó Kaushik Basu, economista en jefe del Banco Mundial y vicepresidente de economía para el desarrollo. “Pero esto no significa que la urbanización sin freno sea el remedio: también los pobres urbanos de muchos lugares necesitan urgentemente mejores servicios e infraestructura para conectarlos con escuelas, empleos y atención de salud de buena calidad”.

El ISM, que también es un indicador anual del avance en la consecución de los ODM, muestra que el progreso sigue siendo lento en la reducción de la mortalidad materna e infantil y en la provisión de servicios de saneamiento, metas que no se cumplirán en la fecha tope de 2015. Sin embargo, hay progresos destacados en cuanto a reducir la pobreza extrema, proporcionar acceso a agua potable y eliminar la disparidad de género en la educación primaria, metas que ya se cumplieron muchos años antes del plazo final.

Aunque hubo una acelerada disminución de la pobreza extrema en muchos países, el Banco estima que en 2015 aún habrá 970 millones de personas que vivan con US$1,25 al día. Por lo tanto, se requieren esfuerzos concertados y sostenidos para llevar los niveles de miseria lo más cercano a cero que sea posible.

“A pesar del magro crecimiento en las economías avanzadas, los mercados emergentes y los países del en desarrollo muestran un crecimiento sólido. Sostener ese nivel de desarrollo –manteniendo las políticas macroeconómicas prudentes y fortaleciendo la capacidad para la gestión del riesgo, e incluso recuperando las agotadas reservas fiscales– es clave para continuar avanzando en la reducción de la pobreza mientras nos vamos acercando al año 2015”, señaló Hugh Bredenkamp, director adjunto del Departamento del FMI sobre Estrategia, Política y Revisión.  

Tal como sostiene el informe, el desafío de luchar contra la pobreza y mejorar las condiciones de vida de los pobres recae tanto en las zonas urbanas como en las rurales.

Las ciudades grandes y otras más pequeñas se están transformando rápidamente en el emplazamiento de los tugurios[2] más extensos del mundo. En Asia reside el 61% de los 828 millones de habitantes que viven en estos barrios, en África, el 25,5% y en América Latina, el 13,4%. Se prevé que los centros urbanos del mundo en desarrollo crecerán rápidamente y atraerán al 96% de los 1.400 millones de personas adicionales que habrá en 2030. Para enfrentar el crecimiento urbano, se requiere un paquete coordinado de servicios e infraestructura básica esenciales. Solo si se satisfacen las necesidades básicas relacionadas con transporte, vivienda, agua y saneamiento, así como con educación y salud, las ciudades pueden evitar transformarse en focos de miseria y abandono, agregar el informe.

“La aglomeración o agrupamiento de personas y actividades económicas es un motor importante del desarrollo y, según indican las pruebas, puede tener grandes beneficios, particularmente para los países que se encuentran en los niveles más bajos del desarrollo”, dijo Lynge Nielsen, economista superior del Departamento del FMI sobre Estrategia, Política y Análisis y coautora del ISM.

Al mismo tiempo, también se requiere intensificar las gestiones para mejorar el desarrollo en las zonas rurales, donde vive el 76% de los 1.200 millones de pobres del mundo en desarrollo, y darles acceso adecuado a las comodidades básicas definidas por los ODM.

Las tasas de pobreza rural exceden con creces a aquellas de las zonas urbanas en todas las regiones. Aún más, el informe concluye que las más afectadas por la falta de infraestructura son las mujeres rurales, puesto que tienen el menor nivel de educación y llevan a cabo la mayoría de las labores domésticas, donde con frecuencia deben cubrir grandes distancias a pie para conseguir agua limpia.

Aunque no será fácil abordar los desafíos del desarrollo rural, la tarea se puede lograr con políticas complementarias de desarrollo rural-urbano y medidas gubernamentales destinadas a facilitar cambios sensatos hacia el urbanismo sin perjudicar a las zonas rurales, agrega el informe.

“La urbanización es importante. Sin embargo, para aprovechar sus beneficios económicos y sociales, las autoridades a cargo de las políticas deben planificar el uso eficiente de la tierra, hacer coincidir la densidad demográfica con los servicios de transporte, vivienda y otra infraestructura requeridos y disponer del financiamiento necesario para dichos programas de desarrollo”, indicó Jos Verbeek, economista en jefe del Banco Mundial y autor principal del ISM.

El informe completo, los gráficos de avance y la información por país están disponibles en: www.worldbank.org/gmr2013


 

 

[1] Personas que viven con menos de US$1,25 al día (paridad del poder adquisitivo de 2005).

 

 

[2] Un tugurio es una zona carenciada en una ciudad que no tiene acceso adecuado a agua, saneamiento y viviendas adecuadas, y que a menudo se caracteriza por altos niveles de pobreza y hacinamiento.

 

 

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COMUNICADO DE PRENSA N.º
2013/334/DEC

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