SAN PETERSBURGO (RUSIA), 6 de septiembre de 2013. Al cierre de la Cumbre del G-20, el presidente del Grupo del Banco Mundial, Jim Yong Kim, formuló la siguiente declaración:
“En la Cumbre del Grupo de los Veinte (G-20), los líderes mundiales analizaron detalladamente la situación en Siria, en particular los urgentes desafíos políticos y la crisis humanitaria originada por el éxodo de 2 millones de sirios a los países vecinos, que ha causado tantas muertes y ha destruido tantas vidas.
”Los líderes manifestaron un sentimiento de indignación compartido por la enorme tragedia que representó la reciente muerte de más de 1400 hombres, mujeres y niños. Como médico, me sentí horrorizado por las imágenes de las matanzas.
”Las reuniones del G-20 suelen centrarse, acertadamente, en las crisis y los desafíos inmediatos. Sin embargo, estas ocasiones también brindan a los líderes la oportunidad de poner en marcha planes destinados a abordar problemas de más largo plazo. En Medio Oriente, por ejemplo, una causa importante de las crisis actuales que afectan a la región es el legado de un crecimiento económico que benefició a una pequeña minoría. Incluso cuando respondemos a las crisis humanitarias que envuelven a la región, debemos sentar las bases para que la prosperidad y el desarrollo tengan un alcance más generalizado en el futuro.
”Lo mismo vale para las demás regiones del mundo. Debemos respaldar a los Gobiernos en la elaboración de planes económicos que hagan un hincapié mucho mayor en el desarrollo inclusivo, particularmente en la creación de empleo para las mujeres y los jóvenes. En varios países de ingreso mediano, las clases medias emergentes han salido a las calles. No piden solamente crecimiento económico: el crecimiento no basta. Lo que la gente quiere hoy en día son servicios públicos de mejor calidad, es decir, mejor educación, atención médica más eficiente e infraestructura que realmente funcione.
”El G-20 se ha comprometido a lograr un crecimiento sólido, sostenible, equilibrado e inclusivo, y a crear más y mejores puestos de trabajo. En abril de este año, el Grupo del Banco Mundial adoptó los ambiciosos objetivos de poner fin a la pobreza extrema para 2030 e impulsar la prosperidad compartida mejorando los ingresos del 40% más pobre de los países en desarrollo.
”Estos dos objetivos están interrelacionados: para poner fin a la pobreza e impulsar la prosperidad compartida en el futuro, debemos acelerar el crecimiento y la creación de empleos de calidad en el presente”.