El Banco Mundial prepara con el Líbano una estrategia para gestionar los impactos sociales y económicos del conflicto vecino
NUEVA YORK, 24 de septiembre de 2013. El Dr. Jim Yong Kim, presidente del Grupo del Banco Mundial, se reunió hoy con Michel Sleiman, presidente del Líbano, para comenzar a trabajar en un plan destinado a afrontar las repercusiones de los conflictos en Siria. El Líbano debe hacer frente a pérdidas de miles de millones de dólares relacionadas con la reducción de la actividad económica como resultado del conflicto, y la llegada masiva de refugiados está sobrecargando la capacidad de los servicios públicos y amenaza con elevar las tasas de desempleo y pobreza. En una evaluación dirigida por el Banco Mundial, se calcularon los costos sociales y económicos acumulados de la crisis actual y los recursos que necesitará el Líbano para abordarlos.
“Ahora tenemos un panorama más claro de los costos que deberá afrontar el Líbano por refugiar a casi un millón de personas que huyen del conflicto sirio”, dijo el Dr. Kim. “He agradecido al presidente Michel Sleiman por la generosidad de su país y juntos hemos analizado las medidas que pueden adoptar el Banco Mundial y la comunidad internacional para cumplir su función y evitar que el Líbano afronte los costos por sí solo”.
A pedido del Gobierno del Líbano, se realizó una evaluación del impacto económico y social para determinar y cuantificar los efectos del conflicto de Siria. Esta evaluación, que se completó en tan solo cuatro semanas con la colaboración del Gobierno del Líbano, las Naciones Unidas, la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, proporciona un panorama del período de 2012 a 2014 y un cálculo integral del impacto general de la crisis, junto con un análisis detallado de las consecuencias para los sectores clave. Como complemento de los esfuerzos humanitarios en curso, la evaluación servirá de guía para que el Gobierno adopte decisiones sobre políticas y será la base de la coordinación del apoyo mundial.
Hasta la fecha, cerca de un millón de refugiados han cruzado la frontera para ingresar en el Líbano, pero se prevé que esta cifra llegará a 1,3 millones para el final de 2013. El aumento del gasto público, sumado a la disminución de la recaudación, está ampliando el déficit fiscal del Líbano, que ya era elevado y llegará a un valor aproximado de US$2600 millones durante el transcurso del período evaluado en el estudio. La demanda de servicios públicos ha crecido notablemente, al ritmo del aumento de la población. Si se mantienen las tendencias actuales, el incremento de la demanda hará subir los gastos del Gobierno en aproximadamente US$1100 millones durante el período de 2012 a 2014. Se estima que los ingresos públicos caerán en US$1500 millones debido a la interrupción del comercio y la reducción de la confianza de empresas y consumidores.
El rápido crecimiento de la población puede generar varias consecuencias sociales negativas. Más de 170 000 libaneses caerán en la pobreza para 2014. El aumento de la competencia por obtener un puesto de trabajo podría hacer duplicar la tasa de desempleo, que llegaría a más del 20% en el mismo período. Los niveles de morbilidad podrían incrementarse si el acceso a los servicios de salud se ve comprometido por el colapso de un sistema que intenta responder a las necesidades urgentes de la población de refugiados. En la evaluación se calcula que se podrían necesitar hasta US$1600 millones para mantener la calidad de las redes de protección social y los sistemas de salud y educación, y para restaurar los niveles de acceso previos a la crisis. Además, se necesitarán inversiones adicionales en servicios tales como electricidad, gestión de residuos sólidos, transporte y abastecimiento de agua para satisfacer las necesidades de la población libanesa y los refugiados.
“Si el conflicto continúa, podría haber hasta 1,6 millones de refugiados en el Líbano para fines de 2014”, dijo Inger Andersen, vicepresidenta de la Oficina Regional de Oriente Medio y Norte de África del Banco Mundial. “El Líbano necesitará asistencia amplia y continua porque no puede —ni debe— afrontar por sí solo los costos de garantizar que las instituciones y la infraestructura lleguen a cubrir la demanda de la población en general mientras responden a la tragedia humana que se está produciendo”.