Nuevo informe On Thin Ice: How Cutting Pollution can Slow Warming and Save Lives
CIUDAD DE WASHINGTON, 3 de noviembre de 2013. La rápida adopción de medidas tendientes a reducir contaminantes comunes, como el hollín - conocido también como carbono negro - y el metano, no solo ralentizará el proceso de calentamiento de la Tierra, sino que además salvará millones de vidas.
Según un nuevo estudio publicado hoy, la reducción de esos contaminantes climáticos de corta vida, como se les denomina, haría más lento el proceso de derretimiento en el Ártico y en regiones montañosas con glaciares, como la de los Himalayas; traería consigo múltiples beneficios para la salud, los cultivos y los ecosistemas, y reduciría los riesgos para el desarrollo que entrañan las inundaciones y la escasez de agua.
“Si reducimos las emisiones de carbono negro y de metano habremos ayudado a mejorar la salud de la población en todas partes del mundo. Limitar esas emisiones también contribuirá en gran medida a la lucha contra el cambio climático”, señaló Jim Yong Kim, presidente del Grupo del Banco Mundial. “Tan solo los perjuicios causados por el humo de cocina dentro de las viviendas son horrendos: cuatro millones de personas por año fallecen por exposición al humo. Un aire más puro traerá consigo ciudades más productivas, mayor producción de alimentos y niños más saludables”.
El informe titulado On Thin Ice: How Cutting Pollution can Slow Warming and Save Lives (“Sobre una delgada capa de hielo: Como la reducción de la contaminación puede ralentizar el calentamiento y salvar vidas”) se refiere al hecho de que el cambio climático está afectando a la criosfera, esas cordilleras montañosas cubiertas de nieve, brillantes glaciares y vastas regiones de gelisuelo (permafrost) de las que todos dependemos.
En el informe se advierte que el proceso de calentamiento que está teniendo lugar en la criosfera podría provocar terribles consecuencias para los humanos: elevación del nivel del mar, una mayor tensión hídrica y un clima más extremo. Por ejemplo, la liberación de grandes volúmenes de CO2 y metano como consecuencia del derretimiento del gelisuelo podría incrementar hasta en un 30% la presencia de carbono en la atmósfera en el presente siglo.
“La criosfera está cambiando rápidamente como consecuencia del cambio climático; está cambiando hoy mismo, y esos cambios aumentan los riesgos para los ecosistemas y las sociedades humanas”, según Pam Pearson, directora de la Iniciativa Internacional para el Clima de la Criosfera, que produjo el informe conjuntamente con el Banco Mundial. “Si el proceso de calentamiento persiste sin reducción alguna, los riesgos suscitados por la elevación del nivel del mar, las inundaciones y las perturbaciones experimentadas por los recursos hídricos se intensificarán extraordinariamente. En este informe se deja en claro que ralentizar el proceso de calentamiento de la criosfera es un objetivo de interés mundial. Además, las medidas encaminadas a reducir los contaminantes climáticos de corta vida deben adoptarse en concierto con ambiciosos programas destinados a reducir los gases de efecto invernadero de larga vida”.
En el informe se mencionan además medidas inmediatas que podemos adoptar para ralentizar el proceso de derretimiento del hielo, tales como reducir las emisiones de carbono negro provenientes de vehículos alimentados a diésel y de la quema de combustibles sólidos que reducen la reflectividad de la nieve y el hielo, lo que da lugar a un derretimiento mayor.
Además, las medidas de ese tipo podrían ser muy provechosas en materia de salud, agricultura, y otros beneficios en la esfera del desarrollo. Según el informe, si se utilizaran más cocinas ecológicas —las que utilizan menos combustibles o combustibles ecológicamente más limpios— podría salvarse un millón de vidas. Al mismo tiempo, reduciendo en un 50% la quema de combustibles al aire libre y la quema de bosques podría reducirse en 190 000 el número de decesos por año, muchos de los cuales tienen lugar en Europa y Asia central.
Simultáneamente, la reducción de las emisiones causadas por el transporte de diésel y por los equipos que utilizan ese combustible podría aumentar en más de 16 millones de toneladas el rendimiento del arroz, la soja y otros cultivos, especialmente en Asia sudoriental, así como evitar 340 000 muertes prematuras.
Las emisiones de metano, así como las de óxido de nitrógeno —resultantes del uso de diésel—, aumentan los niveles de ozono, lo que reduce el crecimiento de los cultivos alimenticios, y por lo tanto el rendimiento de los cultivos.
“Este informe representa una importante contribución para la labor del Banco Mundial en las esferas del desarrollo y del clima”, expresó Rachel Kyte, vicepresidenta de Desarrollo Sostenible del Banco Mundial. “En él se identifican claramente los riesgos que entrañan el carbono negro y el metano para las personas más pobres y vulnerables, así como los beneficios que supone para el clima la adopción temprana de medidas ampliables, se adopten o no acuerdosmundiales. Un aspecto crítico del informe es que ofrece, además, soluciones para un crecimiento ‘limpio’, así como oportunidades para ayudar a alcanzar los objetivos del Grupo del Banco Mundial de poner fin a la pobreza extrema a más tardar en 2030 e impulsar una prosperidad compartida”.
El Banco Mundial está adoptando medidas tendientes a asegurar que una mayor proporción de los proyectos y actividades que realiza reduzcan los contaminantes climáticos de corta vida. Un reciente análisis realizado para el Grupo de los Ocho revela que entre 2007 y 2012 el 7,7% de los compromisos asumidos por el Banco Mundial en las esferas de energía, transporte, caminos, agricultura, silvicultura y desechos urbanos y aguas residuales — unos US$18 000 millones — influyen sobre el volumen de los contaminantes climáticos que se liberan en la atmósfera. No obstante, reducir las emisiones no será fácil, pues la ejecución de los respectivos programas tropieza con obstáculos muy reales en materia de costos, comportamiento y tecnología.
“Nuestra meta es trabajar con los países para transformar inversiones que influyan sobre contaminantes tales como el carbono negro, en inversiones que reduzcan las emisiones en todos los casos en que ello sea posible”, señaló Kyte.
Para obtener ejemplares del informe “On Thin Ice” puede visitar: www.worldbank.org/climatechange