Informe económico sobre Rusia n.o 32: La incertidumbre en materia de políticas ensombrece las perspectivas a mediano plazo

Moscú, 24 de septiembre de 2014. La economía rusa se encuentra en una situación cercana al estancamiento: en la primera mitad de 2014, como consecuencia de la caída constante de la demanda interna, registró un crecimiento del 0,08 %, cifra similar al 0,9 % de 2013, anunció hoy el Banco Mundial en la última edición de su Informe económico sobre Rusia, (i) dado a conocer en Moscú. En 2013, la actividad económica se vio aquejada por problemas estructurales persistentes y una actitud expectante por parte de las empresas y los consumidores. Un impacto negativo adicional en la economía —además de la lentitud con que se llevan a cabo las reformas estructurales— tuvo su origen en el aumento de las tensiones geopolíticas y el panorama incierto en materia de políticas. La incertidumbre en torno al rumbo económico que seguirá el país es la mayor sombra que se cierne sobre las perspectivas a mediano plazo de Rusia. 

“En la primera mitad de 2014, la estabilidad macroeconómica continuó y Rusia hoy sigue contando con importantes mecanismos de amortiguación para mantener la estabilidad en el futuro cercano”, declaró Birgit Hansl, economista principal del Banco Mundial para la Federación de Rusia y autora principal del informe. “Sin embargo, hay pocos avances en el programa de reforma estructural, que podría contribuir a incrementar el potencial de crecimiento de Rusia en el mediano plazo. Estas dos observaciones están plasmadas en el escenario más probable del Banco Mundial —el escenario de referencia—, en el que se prevé un crecimiento positivo, aunque bajo, cercano a una situación de estancamiento en 2015 y 2016”. 

En el informe del Banco Mundial se afirma que las perspectivas de crecimiento a mediano plazo de Rusia para el período 2014-16 enfrentan riesgos considerables. Dado que la economía del país necesitaba internalizar varias rondas de sanciones, contrasanciones y medidas para estabilizar la economía, este entorno de mayor riesgo provocó la caída de la demanda interna. El escenario de referencia contempla una situación de estancamiento, dado que se prevé un crecimiento del 0,5 % en 2014, del 0,3 % en 2015 y del 0,4 % en 2016. Este escenario va acompañado de dos situaciones hipotéticas alternativas: en la positiva, se prevé una leve recuperación del crecimiento, que será del 0,9 % en 2015 y del 1,3 % en 2016. En la negativa, la economía caerá en una profunda recesión, puesto que se contraerá un 0,9 % en 2015 y un 0,4 % en 2016. 

En el informe se formulan varias recomendaciones en materia de políticas para eliminar los obstáculos al crecimiento de Rusia. Para que el país recupere los niveles de crecimiento anteriores, deberán aumentar considerablemente las inversiones del sector privado y se deberá restablecer la confianza del consumidor. En ese marco, será necesario generar un entorno de políticas previsibles y abordar la cuestión no resuelta del programa de reforma estructural. 

“Este importante esfuerzo en materia de políticas debe ir de la mano de un enfoque renovado sobre la forma de mejorar las bases estructurales de la economía para promover la eficiencia de los mercados”, declaró Michal Rutkowski, director del Banco Mundial a cargo de las operaciones en la Federación de Rusia. “En la parte destacada de nuestro informe se sugieren prioridades en materia de reforma estructural para incrementar el potencial de crecimiento de Rusia con miras a encontrar un camino de desarrollo más diversificado para el país”. 

Para superar las limitaciones estructurales al crecimiento, será necesario contar con una cartera de activos nacionales más equilibrada y diversificada, que incluya recursos naturales, capital e instituciones económicas. Actualmente, las deficiencias institucionales constituyen el principal obstáculo en el camino hacia una economía más eficiente y un mayor potencial de crecimiento. Las reformas estructurales deberían centrarse en mejorar las instituciones económicas para garantizar la estabilidad de las finanzas públicas y la buena gestión de la volatilidad, un mejor nivel de educación e infraestructura para incrementar la productividad de los trabajadores, y regímenes de competencia más sólidos destinados a alentar a las empresas privadas y fomentar los emprendimientos. La estabilidad, la educación y la competencia deberían ser las prioridades de la reforma en la próxima década.