Me complace que hoy hayamos tenido la oportunidad de reunir a los líderes del sistema de las Naciones Unidas para evaluar el estado de la respuesta mundial ante la epidemia de ébola, y de trabajar con miras a la adopción de un enfoque unificado en el terreno en África occidental.
Nos encontramos en un momento clave de la peor epidemia de ébola que se haya registrado en el mundo. Hay pruebas claras de avances logrados, especialmente en Liberia, donde los nuevos casos han disminuido significativamente. El apoyo internacional está haciendo un gran aporte a ese avance. Sin embargo también hay hechos muy preocupantes, como el aumento de las infecciones en Sierra Leona y la propagación del brote de la enfermedad a Malí.
Y nuestro objetivo será muy difícil: que se registren cero casos. El Ébola no es una enfermedad sobre la que pueda decirse que se ha hecho lo suficiente si quedan algunos casos sin curar; obsérvese lo que sucedió en los primeros días de esta epidemia, cuando se redujo en Guinea y después se extendió a Liberia y Sierra Leona.
Un elemento clave para llegar a tener cero casos será invertir mucho más en la existencia de sistemas de salud eficaces. Estos países necesitan centros de atención de salud comunitarios con trabajadores sanitarios competentes y una sólida capacidad de triaje: diagnóstico, tratamiento y derivación. Deben poder hacer el tipo de localización amplia de contactos de los pacientes infectados que permitió a Nigeria y Senegal registrar cero casos. Para hacerlo harán falta aún más recursos, más disciplina y más coordinación entre los Gobiernos de los países afectados y los organismos internacionales.
Aun mientras nos centremos intensamente en la respuesta de salud inmediata, también debemos empezar a planificar para ayudar a los países afectados a reanudar el rumbo de la recuperación económica y el desarrollo. A la brevedad posible debemos lograr que los niños vuelvan a asistir a la escuela, los agricultores retornen a sus campos, las empresas vuelvan a funcionar normalmente y los inversionistas se interesen una vez más por estos países.
Hoy debemos mostrar más que nunca nuestra unión y nuestro empeño como comunidad internacional. Debemos acelerar y adaptar la respuesta al cambio de situación en el terreno a medida que también nos preparamos para la recuperación. Sabemos que este virus mortal suele reaparecer, de manera que debemos mantenernos alertas aun cuando las perspectivas parezcan alentadoras. Esta epidemia está lejos de acabar. No estamos cerca del fin de nuestra labor. Los países afectados por el ébola tienen por delante un camino muy difícil, y ellos pueden contar con nuestro apoyo constante en calidad de asociados en la tarea del desarrollo.
