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COMUNICADO DE PRENSA

Es el momento de rediseñar la economía del desarrollo y la política de desarrollo, según un informe del Banco Mundial

Diciembre 02, 2014



Ciudad de Washington, 2 de diciembre de 2014. Políticas de desarrollo basadas en nuevas lecciones  sobre la manera en que las personas realmente piensan y toman decisiones ayudarán a los gobiernos y a la sociedad civil a alcanzar las metas de desarrollo de una manera más efectiva. En un nuevo informe del Banco Mundial se concluye que un conocimiento más profundo y preciso del comportamiento humano puede facilitar el tratamiento de los más complejosdesafíos para el desarrollo como aumentar la productividad, romper el ciclo intergeneracional de la pobreza y  enfrentar el cambio climático.

En el Informe sobre el desarrollo mundial 2015: Mente, sociedad y conducta se examinan fascinantes estudios recientes en los que se sugieren vías para diagnosticar e intervenir en los factores psicológicos y sociales que influyen sobre el desarrollo. Estos nuevos enfoques complementan una serie de otras herramientas económicas estándar.

El informe concluye que las personas no siempre adoptan decisiones deliberadas e independientes basadas en cálculos meticulosos sobre lo que es más conveniente para sus intereses personales, sino que tienden a pensar rápidamente y valerse de atajos mentales  y modelos mentales compartidos. Teniendo en cuenta esta realidad, los Gobiernos y otros actores pueden, por ejemplo, diseñar programas que faciliten la cooperación entre las personas en pos de metas comunes.

Un ejemplo es el de un experimento llevado a cabo en Colombia en que se modificó un programa de transferencias de efectivo, de manera que parte de los fondos destinados a los beneficiarios se ahorraban automáticamente y luego se entregaban todos juntos en un momento del tiempo –aquel identificado por los investigadores cuando las familias habitualmente tomaban las decisiones sobre la matrícula escolar para el año siguiente. Ese ajuste, diseñado para alentar a las personas a enfocarse en las decisiones educacionales, se vio reflejado en un aumento de las inscripciones para el año siguiente.

“Conocer el proceso a través del cual las personas toman decisiones no solo es útil para quienes venden jabón o automóviles nuevos, sino que también nos puede ser útil en la esfera del desarrollo para que podamos realizar más eficazmente la entrega de programas para las personas pobres y vulnerables”, sostuvo Jim Yong Kim, presidente del Grupo Banco Mundial. “En el caso del ébola por ejemplo, debemos hacer frente al estigma, a imprecisiones sobre la transmisión de la enfermedad y a un pánico fuera de lugar, entre otros sesgos e ideas erróneas. Conocer más profundamente la manera en que las personas piensan puede garantizar una mejor respuesta de nuestra parte, ahora y en el futuro, ya sea ante una epidemia o ante un desafío mundial como cambio climático”.

Para dar una nueva mirada a la manera en que se lleva a cabo la labor del desarrollo, en el informe se elaboran tres principios del proceso de adopción de decisiones humanas: el pensamiento automático, el pensamiento social y el pensamiento basado en modelos mentales. El pensamiento humano es, en gran medida, automático, y depende de lo que llega a la mente con el menor esfuerzo posible. Todas las personas son profundamente sociales: muchas de ellas colaborarán en la medida en que otras también colaboren, y en ellas influyen las redes y normas sociales. Finalmente, la mayoría de las personas no inventan nuevos conceptos, sino que interpretan sus experiencias a partir de modelos mentales extraídos de sus propias sociedades e historias colectivas.

Nuevas intervenciones deben tener en cuenta estas ideas, y diseñarse a través de un enfoque de ‘aprender haciendo’.. Los factores y la mentalidad que afectan a las decisiones humanas son locales y contextuales. Es difícil prever qué aspectos del diseño y la ejecución de los programas impulsarán las decisiones de las personas al momento de ser expuestas a una intervención en particular.

“Los encargados de ventas y los políticos conocen desde hace tiempo el papel de la psicología y de las preferencias sociales como motores de las elecciones individuales”, afirmó Kaushik Basu, vicepresidente y economista jefe del Banco Mundial. “De este informe se desprenden nuevas y crecientes pruebas científicas sobre esta comprensión más amplia del comportamiento humano, a fin de que pueda usarse para promover el desarrollo. Las políticas económicas estándar sólo resultan eficaces una vez las predisposiciones cognitivas y normas sociales adecuadas están establecidas. Este Informe puede contribuir en gran medida a potenciar el proceso de adopción de decisiones, incluso en las esferas de la política fiscal y la política monetaria al ayudar a revelar dichas predisposiciones. Mi única preocupación es que lo leerán más detenidamente los encargados de mercado del sector privado y los políticos postulándose a cargos públicos, que las personas encargadas de diseñar intervenciones en materia de desarrollo”.

En el informe se aplican los tres principios mencionados en diversas esferas, tales como desarrollo en la primera infancia, la productividad, las finanzas familiares, la salud y el cuidado de la salud y el cambio climático.

“Un resultado clave de las investigaciones recientes es que la pobreza afecta negativamente a las facultades cognitivas, y que la política referente a los pobres puede diseñarse de forma que reduzca algunos de los efectos perniciosos de la pobreza en la capacidad de elegir y de elaborar planes para el futuro”, señaló Karla Hoff, codirectora del Informe sobre el desarrollo mundial.

Consideremos el caso de los cultivadores de caña de azúcar en India, a quienes se invitó a participar en una serie de pruebas cognitivas antes y después de que hubieran recibido los ingresos generados por sus cosechas. Sus resultados fueron  mejores después de la cosecha, cuando los recursos eran menos escasos, lo que se reflejó en un incremento equivalente a unos 10 puntos del cociente intelectual.

Los responsables de formular políticas deberían tratar de que las decisiones cruciales no se adopten en períodos de escasez de recursos mentales, lo que puede implicar, para los agricultores pobres, tomar sus decisiones sobre matrícula escolar en períodos de mayores ingresos. También pueden existir formas  de simplificar decisiones complejas, como las de postularse para un programa de educación superior. Estas ideas son válidas para toda iniciativa en que sea difícil adoptar decisiones acertadas.

Según el informe, la pobreza en la niñez, que suele verse acompañada por fuertes tensiones y desatención de los padres, puede ir en detrimento del desarrollo cognitivo, por lo cual los programas públicos que proporcionan estímulos en la primera infancia son cruciales. En un estudio de veinte años de duración en Jamaica se concluyó que un programa destinado a modificar la manera en que las madres interactuaban con sus bebés hizo que los ingresos obtenidos por esos niños al llegar a la edad adulta superaron en un 25 % los de aquellos que no habían participado en el programa.

En el informe se mencionan, entre otros, los siguientes ejemplos ilustrativos de enfoques innovadores para promover el desarrollo:

  • Modificación de normas sociales en Kenya, mediante la colocación de calcomanías en autobuses que instaban a los pasajeros a  reprender a conductores imprudentes, lo que en última instancia redujo a la mitad el número de pedidos de pago de seguros por lesiones o decesos.
  • Introducción de mecanismos de compromiso tales como una caja metálica provista de cerradura con una cartilla en que las familias anotaban el nombre de un producto de prevención sanitaria, lo que en Kenya aumentó tanto el ahorro —en hasta un 75 %— como la inversión en ese tipo de productos.
  • Creación de incentivos sociales mediante la publicación de cifras de consumo de agua en Bogotá, Colombia, y de los nombres de personas que estuvieron ayudando a conservar agua en períodos de grave escasez, lo que generó ahorro de agua en toda la ciudad.
  • Utilización de redes sociales para ampliar los efectos de programas de información en Malawi, en que un pequeño incentivo destinado a motivar a los agricultores a dar a conocer a sus pares los beneficios de una nueva tecnología agrícola constituyó un procedimiento eficaz en función de los costos para incrementar la adopción de esa tecnología.
  • Utilización de premios por estatus e indicadores, tales como la medida de empoderamiento de las mujeres de las Naciones Unidas, o los resultados del estudio Doing Business del propio Banco, para motivar a los responsables de políticas y a las empresas.
  • Educación a través del entretenimiento. En Sudáfrica, por ejemplo, ‘Scandal!’, una telenovela que propagaba mensajes sobre educación financiera, dio lugar a la reducción de las tasas de apuestas y mejores decisiones financieras por parte de los televidentes.

En el informe se hace hincapié en que esforzarse específicamente en definir y diagnosticar correctamente los problemas puede llevar a intervenciones mejor diseñadas.. Dado que incluso los supuestos iniciales de los expertos sobre los determinantes del comportamiento pueden ser erróneos, en el período de implementación deberían ponerse a prueba varias intervenciones, cada una de ellas basada en diferentes supuestos sobre las elecciones y el comportamiento. Una vez adoptadas las intervenciones, sus efectos deberían servir de base para un nuevo ciclo de definición, diagnóstico, diseño, aplicación y puesta a prueba. El proceso de perfeccionamiento debería proseguir a medida que aumenta la escala de las intervenciones.

“Los argumentos y conclusiones contenidos en este Informe aportan un nuevo fundamento para la acción pública. Los Gobiernos no deberían limitarse a actuar cuando se producen fallas en los mercados, sino también cuando existen pruebas sólidas de que las políticas pueden ayudar a las personas a superar los obstáculos psicológicos y sociales que dificultan la adopción de decisiones acertadas”, señaló Varun Gauri, codirector del Informe sobre el desarrollo mundial.


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COMUNICADO DE PRENSA N.º
2015/224/DEC

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