WASHINGTON, 7 de enero de 2015 – Frente a perspectivas de exportación más débiles, el alza inminente de las tasas de interés globales y la sensación de fragilidad del mercado financiero, los países en desarrollo deben reconstruir sus reservas fiscales para apoyar la actividad económica en caso de una contracción el crecimiento, señala la nueva edición de Perspectivas Económicas Mundiales, publicada hoy por el Grupo Banco Mundial. Para muchas economías en desarrollo, la baja en el precio del petróleo constituye una buena oportunidad para hacerlo.
Los países con alta inflación o deuda interna tienen pocas alternativas en materia de políticas públicas para enfrentar una posible contracción. En el futuro inmediato, puede que requieran medidas de estímulo fiscal para apoyar su crecimiento. No obstante, muchas naciones en desarrollo cuentan hoy con menos espacio fiscal que antes 2008, puesto que usaron el estímulo fiscal durante la crisis financiera global. Y en algunos de ellos, los niveles de deuda privada han aumentado en forma significativa en los últimos años.
Una de las conclusiones clave del análisis que presenta el informe es que en los países que han aumentado la deuda y el déficit en comparación con los niveles previos a la crisis, cada dólar fiscal gastado apoyará actividades que contribuyan al consumo e impulsen el ingreso nacional en aproximadamente un tercio menos que en el periodo previo a la crisis financiera global. Debido a que el llamado efecto multiplicador fiscal ahora es más débil en muchos países en desarrollo, estos deben reconstruir su presupuesto a mediano plazo a un ritmo que estará determinado por las condiciones específicas de cada país. En el caso de diversos países importadores de petróleo, la baja en el precio del crudo es una alternativa para mejorar la posición fiscal con mayor rapidez de lo que hubiera sido posible antes de mediados de 2014.
“Como es probable que el petróleo se mantenga barato durante un tiempo, los países importadores deberían reducir o incluso eliminar los subsidios a los combustibles y reconstruir el espacio fiscal necesario para llevar a cabo esfuerzo de estímulos en el futuro. Cuando se trata de políticas fiscales, importa tanto el tamaño como la calidad del déficit, al igual que las decisiones en materia de gastos. En ese sentido, a las economías emergentes les vendría bien invertir en infraestructura y apoyar sistemas sociales vitales para reducir la pobreza. Tales medidas pueden aumentar la productividad a futuro y reducir el déficit fiscal a largo plazo”, señaló Kaushik Basu, vicepresidente superior y economista principal del Banco Mundial. “Al expandir el foco de atención, Perspectivas Económicas Mundiales espera ser no solo una declaración de proyecciones sino un aporte para entender mejor los aprietos en los que se encuentra la economía mundial”.
El informe revela de qué manera contar con mecanismos institucionales confiables y bien diseñados –lo que incluye reglas fiscales, fondos de estabilización y marcos de gastos a mediano plazo– es fundamental para fomentar el crecimiento y recuperar reservas fiscales agotadas.
“La recuperación de las reservas fiscales brindará el espacio necesario para apoyar la actividad en épocas de estrés económico. En este momento, la necesidad de contar con reservas fiscales adicionales es mayor, puesto que las perspectivas de crecimiento son inciertas, hay escasas alternativas en materia de políticas y posiblemente, condiciones financieras más ajustadas en todo el mundo”, comentó Ayhan Kose, Director del Grupo de Perspectivas de Desarrollo del Banco Mundial.