CIUDAD DE WASHINGTON, 13 de abril de 2015. El ritmo de crecimiento de África al sur del Sahara disminuirá en 2015 al 4,0 %, frente al 4,5 % en 2014, según proyecciones publicadas hoy por el Banco Mundial.
Esta desaceleración obedece en gran medida a la caída de los precios del petróleo y otros productos básicos, según la edición de Africa’s Pulse, un análisis bianual de los aspectos que configuran las perspectivas económicas de África, que el Grupo Banco Mundial dio a conocer hoy al inicio de sus Reuniones de Primavera de 2015, en cuyo marco ministros de hacienda y desarrollo de todo el mundo se congregarán en la ciudad de Washington para debatir acerca del estado de la economía mundial y el desarrollo internacional.
La previsión de 2015 es inferior a la tasa promedio de crecimiento anual del 4,4 % que se registró en las últimas dos décadas y es mucho menor que las tasas máximas de crecimiento del 6,4 % en el período de 2002-08. Sin incluir a Sudáfrica, se prevé que el resto de África al sur del Sahara tendrá, en promedio, un crecimiento de alrededor del 4,7 %.
“A pesar de las graves dificultades y los nuevos desafíos, África al sur del Sahara sigue creciendo. Y con los desafíos, llegan las oportunidades”, dice Makhtar Diop, vicepresidente del Banco Mundial para África. “El fin del superciclo de los productos básicos ha proporcionado una oportunidad para impulsar la nueva ola de reformas estructurales que permitirán lograr que el crecimiento de África sea más eficaz para reducir la pobreza”.
En las exportaciones africanas todavía predominan los productos básicos primarios
África al sur del Sahara es exportadora neta de productos básicos primarios. El petróleo es el producto más importante que se comercializa en la región, seguido por el oro y el gas natural. Más del 90 % del total de exportaciones de los ocho países que son grandes exportadores de petróleo se deriva de las tres exportaciones principales de cada país, que representan casi el 30 % de su PIB. Sin embargo, la reciente disminución de los precios no se limita al petróleo, y en Africa’s Pulse se revela que ahora existe una correlación más estrecha entre los precios de otros productos básicos y entre estos y los precios del petróleo. En consecuencia, la relación de intercambio se está reduciendo ampliamente en la mayoría de los países de la región. Los 36 países africanos en los que se prevé un deterioro de la relación de intercambio albergan al 80 % de la población y al 70 % de la actividad económica de la región.
Dicho esto, la enorme diversidad económica del continente también se refleja en el impacto de la disminución de los precios de los productos básicos, inclusive entre los países productores de petróleo. En Nigeria, por ejemplo, si bien la economía se resentirá este año, se prevé un repunte del crecimiento en 2016 y los años siguientes, impulsado por una economía relativamente diversificada y un pujante sector de servicios. Los bajos precios del petróleo seguirán incidiendo negativamente en las perspectivas de los países exportadores de petróleo menos diversificados, como Angola y Guinea Ecuatorial. Se prevé que el crecimiento seguirá siendo sólido en varios países importadores de petróleo, como Côte d’Ivoire, Kenya y Senegal. En Ghana, la inflación, que aún es elevada, y la consolidación fiscal incidirán en el crecimiento. En Sudáfrica, los problemas en el sector de electricidad todavía imponen restricciones al crecimiento.
La afluencia de inversión extranjera directa se redujo en 2014, como resultado del crecimiento más lento de los mercados emergentes y la disminución de los precios de los productos básicos. Los países africanos siguieron recurriendo a los mercados internacionales de bonos para financiar proyectos de infraestructura: Côte d’Ivoire regresó al mercado el pasado mes de febrero, y Etiopía realizó su primera emisión en diciembre de 2014. Si bien, en general, la carga de la deuda todavía es manejable, en los últimos años se registró un aumento de la razón deuda/PIB de los países en lo que se incrementó el acceso a los mercados de bonos. La incertidumbre acerca de las futuras condiciones monetarias a nivel mundial es una razón adicional para actuar con cautela.
“Como ya se había pronosticado, las circunstancias externas favorables se han vuelto desfavorables para el desarrollo de África. En esta época difícil, la región puede, y debe, demostrar que ha madurado y que puede mantener los avances económicos y sociales por sus propios medios. Para comenzar, en los países donde es necesario realizar ajustes fiscales y cambiarios deben protegerse las mejoras logradas recientemente para los africanos más pobres”, dice Francisco Ferreira, economista en jefe del Banco Mundial para África.
Riesgos nuevos y antiguos para el futuro económico de África
El conflicto persistente en varias zonas y los recientes actos de violencia de grupos terroristas como Boko Haram y Al Shabab plantean riesgos de seguridad que podrían socavar los avances en el desarrollo. Asimismo, el brote de ébola en Guinea, Liberia y Sierra Leona ha puesto de relieve las deficiencias preexistentes en los sistemas sanitarios de los tres países más afectados y de otros países.
Aunque se han realizado grandes avances, todavía es prematuro declarar la victoria en la lucha contra la epidemia de ébola; para ello es necesario que no quede ningún caso. En un estudio del Banco Mundial dado a conocer en enero se calcula que la disminución del crecimiento económico en los tres países más afectados (Guinea, Liberia y Sierra Leona) ocasionará pérdidas por valor de US$1600 millones, como mínimo, y los costos sociales en términos de nutrición, salud y educación serán igualmente graves. Hasta la fecha, el Grupo Banco Mundial ha movilizado alrededor de US$1000 millones en financiamiento para los tres países más afectados por el ébola.
Persisten desafíos en materia de políticas
Se prevé que la política fiscal de la mayoría de los países de la región que son exportadores netos de petróleo seguirá siendo restrictiva durante todo 2015, dado que adoptarán medidas para contener el gasto en vista de que se espera una disminución de los ingresos. Aunque las consecuencias de estas medidas serán mayores en el caso de los gastos de capital, también se reducirán los gastos ordinarios, incluidas las subvenciones al combustible. A pesar de estos ajustes, es probable que los déficits fiscales se mantengan en un nivel alto, y se prevé que estos déficits también serán elevados en los países importadores netos de petróleo.
“Los grandes déficits fiscales y el gasto público ineficiente son aún fuentes de vulnerabilidad para muchos países de la región. Es urgente que estos países fortalezcan su posición fiscal e intensifiquen su resiliencia frente a las perturbaciones externas”, dice Punam Chuhan-Pole, economista principal del Banco Mundial para África y coautora de Africa’s Pulse.
Además de las políticas macroeconómicas, en el informe se hace hincapié en la necesidad de llevar a cabo reformas estructurales en toda la región para impulsar y mantener un aumento de la productividad en todos los sectores y para promover un proceso de transformación estructural que sea incluyente y genere empleo. El impulso de aspectos fundamentales, como la reducción de los costos del transporte, energía más fiable y barata, y una mano de obra más instruida y calificada, beneficiará a todos los sectores.
En el ejercicio de 2015, el Banco Mundial suministró US$15 700 millones en nuevo financiamiento para más de 160 proyectos en África. Esta suma incluyó un nuevo récord de US$10 200 millones en donaciones y créditos sin intereses de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), el fondo del Banco Mundial para los países más pobres, y constituye el mayor nivel de recursos financieros otorgados por la AIF a una región en la historia del Banco Mundial.