- Crecimiento promedio de América Latina y el Caribe cae a 0,8 por ciento este año
- A falta de reformas estructurales, el crecimiento futuro podría permanecer bajo
- Lecciones aprendidas: el ahorro interno no puede seguir siendo ignorado
WASHINGTON, 15 de abril de 2015 – Con China creciendo a un ritmo más moderado y precios de las materias primas que se estabilizan en un nivel más bajo, América Latina y el Caribe deberá adaptarse a una “nueva normalidad”. Se prevé que el crecimiento promedio del PIB de la región, que se ha venido desacelerando constante y pronunciadamente desde 2011, apenas alcance el 0,8 por ciento este año, y podría permanecer en un nivel bajo a menos que se lleven a cabo ambiciosas reformas estructurales a favor del crecimiento. Un aumento en el ahorro, que debería ser un elemento clave en cualquier agenda a favor del crecimiento, también ayudaría a reconstruir el espacio de maniobra para políticas monetarias y fiscales.
En su último informe semestral, América Latina recorre un estrecho camino al crecimiento: La desaceleración y sus retos macroeconómicos”, la Oficina del Economista Jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe pronostica un cuarto año de crecimiento lento para la región. El informe concluye que el fuerte crecimiento de la década de 2000 difícilmente volverá a la región a menos que se adopten enérgicas reformas a favor del crecimiento.
“La evidencia apunta a que los golpes externos que emanan de la desaceleración china y los cambios en los términos de intercambio son permanentes”, dijo Augusto de la Torre, Economista Jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe. “A falta de reformas estructurales a favor del crecimiento, esta situación apunta a una desaceleración también permanente en el crecimiento económico de la región, con tasas que serían insuficientes para promover cualquier tipo de avance social significativo”.
Más allá de los promedios, la región sigue mostrando una realidad ampliamente diversa. Los países exportadores de materias primas de América del Sur están creciendo a un ritmo mucho más bajo que los importadores de materias primas de América Central y el Caribe. Entre los más afectados entre los exportadores está Venezuela, cuya economía se contraerá nuevamente un 5 por ciento en 2015. También se ubican en territorio negativo Brasil y Argentina, países con realidades muy diferentes pero que en conjunto bajan el promedio regional debido a su gran tamaño. Se espera que este año la desaceleración afecte a otros países sudamericanos exportadores de materias primas, como Bolivia, Colombia y Ecuador, que habían crecido relativamente rápido hasta 2014. Mientras tanto, los importadores de materias primas se benefician de los menores precios y en 2015 crecerán por encima del promedio regional, con tasas especialmente fuertes para Panamá, Nicaragua y la República Dominicana. México, que se beneficia de la recuperación de los EE. UU., también crecerá por encima del promedio regional este año.
El informe, publicado previo a las Reuniones de Primavera del Grupo Banco Mundial y el FMI, concluyó que América Latina y el Caribe se desaceleró más que todas las demás regiones emergentes. Esto refleja la amplificación de los efectos de una disminución inusualmente fuerte de la inversión en los países exportadores de materias primas de la región.
De cara a este entorno externo menos favorable, los dirigentes latinoamericanos se enfrentan a una amplia gama de respuestas políticas para estimular sus economías. Los importadores de materias primas, como los países del este caribeño, tendrán el camino allanado gracias al precio más bajo de las materias primas y la recuperación económica de los EE. UU. Los exportadores de materias primas con escasa flexibilidad en el tipo de cambio probablemente se enfrenten a una situación mucho más complicada, dado que la transición hacia la “nueva normalidad” dependerá de una reducción significativa del gasto agregado.
“Con el diario de mañana, todos somos genios. Pero ahora podemos decir que tanto el sector privado como el público de muchos países de la región interpretaron el cambio en el entorno externo, y por tanto la naturaleza de la desaceleración, como transitorio. Esto derivó en una expansión continua del gasto aun cuando el crecimiento del ingreso disminuía, resultando en una reducción del espacio de maniobra monetario y fiscal”, dijo De la Torre. “A futuro, queda claro que la adopción de políticas de estímulo al ahorro será importante para fortalecer las bases del crecimiento y la estabilidad económica. Nada de esto es fácil y tomará tiempo, pero probará que aprendimos de nuestra experiencia”.
Actualmente, la tasa de ahorro de América Latina es unos 10 puntos porcentuales más baja que la de Asia. De acuerdo al informe, una tasa de ahorro más elevada generaría mayor espacio tanto para políticas monetarias como fiscales. Además, existe mayor evidencia de que el ahorro puede fomentar el crecimiento dado que sirve para apuntalar un tipo de cambio más débil y reducir la dependencia en el ahorro externo. Ambos impulsan la competitividad externa y reducen el costo de capital, respectivamente, mejorando la sostenibilidad del crecimiento. La evidencia muestra entonces que los países que ahorran más tienen tipos de cambio más competitivos, exportan más y crecen más.
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