CIUDAD DE WASHINGTON, 11 de mayo de 2015. En un nuevo informe del Grupo Banco Mundial se enuncian tres principios que los países pueden aplicar para reducir a cero las emisiones netas de gases de efecto invernadero y estabilizar el cambio climático: planificar teniendo en cuenta el objetivo final y no solo el corto plazo; corregir los precios, como parte de un conjunto amplio de políticas que produzcan cambios en las inversiones y el comportamiento; y facilitar la transición para los más afectados.
Las medidas necesarias para la transición hacia la eliminación total de emisiones netas son económicamente accesibles, si los gobiernos ponen manos a la obra hoy mismo, se afirma en el informe titulado Decarbonizing Development: Three Steps to a Zero Carbon Future (Desarrollo sin emisiones de carbono: tres pasos hacia un futuro con cero emisiones), aunque se advierte que, si las autoridades demoran en actuar, los costos aumentarán. Esperar hasta 2030 incrementaría el costo total en un 50%.
“Como la ciencia ha indicado, para que las emisiones netas lleguen a cero antes del fin del siglo es preciso reorganizar la economía mundial; por ello, en el Grupo Banco Mundial nos estamos concentrando cada vez más en las políticas por las que los gobiernos y las empresas pueden optar ahora. Nuestra función es ayudar a los países que son nuestros clientes y a otros interesados a volcarse hacia un desarrollo con bajo nivel de emisiones. Las elecciones de hoy pueden determinar las trayectorias de las emisiones en los años por venir y dejar a las comunidades en situación de vulnerabilidad ante los efectos del cambio climático. Cuando podamos, respaldaremos la adopción de decisiones fundadas”, dijo Rachel Kyte, vicepresidente y enviada especial, Cambio Climático, Grupo Banco Mundial.
Planificar a largo plazo
El informe está concebido para ayudar a las autoridades de los países desarrollados y los países en desarrollo a establecer prioridades a medida que reducen las emisiones de gases de efecto invernadero con el propósito de llevar a cero las emisiones mundiales netas. Es preciso empezar por planificar a largo plazo invirtiendo hoy en la investigación y la tecnología que se necesitarán dentro de varias décadas y evitando decisiones que puedan consolidar patrones de crecimiento con elevadas emisiones de carbono e inversiones en infraestructura que quedarán obsoletas en un futuro donde el nivel de emisiones sea bajo.
En el informe se describe la forma en que los países pueden llegar a la meta de cero emisiones netas abandonando los combustibles fósiles para incrementar el uso de electricidad, pero generada por fuentes de energía limpia. Aumentar la eficiencia energética es importante para contribuir a reducir la demanda, y mantener en buenas condiciones los sumideros naturales de carbono por medio de una buena gestión de los bosques y la tierra ayuda a compensar las emisiones restantes mediante la absorción y el almacenamiento del carbono.
“El objetivo no consiste en reducir marginalmente las emisiones en las próximas décadas, sino en llegar a 2100 sin emisiones. Ello implica adoptar una serie de medidas muy diferentes, que redunden en la transformación estructural y espacial de nuestras economías”, dijo Marianne Fay, economista jefe, Cambio Climático, y autora principal del Grupo Banco Mundial.
Corregir los precios como parte de un conjunto amplio de políticas
También se necesita un conjunto amplio de políticas, incluida la fijación del precio del carbono, para incentivar la implementación de planes de crecimiento con bajos niveles de carbono y el financiamiento de proyectos a este fin.
En el informe se explica que tal fijación a través de un impuesto sobre el carbono o un mercado del carbono es una forma eficiente de obtener ingresos y, al mismo tiempo, alentar la disminución de las emisiones; también se exponen las razones por las cuales un impuesto de esa índole puede ser más sencillo de administrar y más difícil de evadir que otros. La determinación del precio del carbono es una opción válida para los países en todos los niveles de ingreso, siempre que lo recaudado se utilice para financiar el desarrollo y poner fin a la pobreza.
Sin embargo, se necesita un conjunto más amplio de políticas para acompañar la determinación del precio del carbono o allanar el camino para su introducción. En el informe se analizan políticas complementarias que pueden estimular la inversión necesaria para llegar a cero emisiones netas, como normas de desempeño en materia de eficiencia energética, rebajas en el precio de los vehículos de uso eficiente del combustible, disminución de los aranceles que gravan las tecnologías de baja emisión de carbono y normas relativas a la generación proveniente de fuentes renovables, que imponen a los proveedores de electricidad la obligación de obtener de fuentes renovables un determinado porcentaje de la energía eléctrica que suministran.
Facilitar la transición
La transición hacia un crecimiento con bajos niveles de carbono tendrá consecuencias económicas. En el informe se describen las medidas que los gobiernos pueden adoptar a fin de facilitar la transición para los más afectados e intensificar el apoyo a los cambios protegiendo a los hogares pobres contra los efectos de los aumentos de precios y ayudando a las empresas a reconvertirse para actuar en un mundo más limpio.
“Los datos de 22 países en desarrollo muestran que, si las subvenciones a los combustibles fósiles se reemplazaran por transferencias universales de efectivo, la población que representa el 60 % inferior en la escala de ingresos se beneficiaría de la reforma”, señaló Stephane Hallegatte, economista superior, Cambio Climático, y autora principal del informe.
Eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles, que benefician principalmente a los ricos, e instrumentar impuestos sobre el carbono o sistemas de fijación de límites máximos e intercambio son dos formas de generar los ingresos que se necesitan para la educación, la salud y la infraestructura, y reducir, al mismo tiempo, las emisiones de carbono.