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COMUNICADO DE PRENSA

Los Gobiernos deben centrarse en la prosperidad compartida para corregir la desigualdad, palabras del presidente del Grupo Banco Mundial

Octubre 01, 2015


Kim rechaza la economía del efecto de "filtración" y se inclina por el crecimiento inclusivo

Ciudad de Washington, 1 de octubre de 2015. El presidente del Grupo Banco Mundial, Jim Yong Kim, pidió hoy a los Gobiernos empeñados en corregir la creciente desigualdad que se esfuercen por impulsar la "prosperidad compartida" y, especialmente, por mejorar la vida del 40 % más pobre de la población de los países en desarrollo.

"¿Cómo vamos a resolver el problema de la desigualdad? En el Grupo Banco Mundial lo atacamos valiéndonos de una frase que sugiere una solución: prosperidad compartida”, afirmó Kim. “En nuestro trabajo con los Gobiernos, respaldamos los esfuerzos destinados a garantizar que todos se beneficien con el crecimiento, no solo aquellos que ya controlan el capital o tienen acceso a él”.

En un discurso pronunciado en el United States Institute of Peace (Instituto de los Estados Unidos para la Paz) antes de las Reuniones Anuales del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que este año se celebran en Lima (Perú), Kim señaló que la organización de la sociedad civil Oxfam describía eficazmente una perspectiva de los desafíos de la desigualdad.

“El año pasado, Oxfam planteó en su informe titulado Iguales un desafío inusualmente fuerte: en el documento se afirma que las 85 personas más ricas del mundo controlan tanta riqueza como el 50 % más pobre de la población mundial, o sea, más de 3500 millones de personas”, expresó Kim. Al poner de relieve esta cruda realidad, en la que una proporción tan grande de la población mundial prácticamente no participa de la riqueza del mundo, Oxfam puso el dedo en la llaga.”

Empero, en lugar de centrar la atención en los ricos, Kim afirmó que resultaría más eficaz corregir la desigualdad adaptando las políticas a la situación de cada país para ayudar al 40 % más pobre de la población.

"Para impulsar la prosperidad compartida hará falta una variedad de estrategias para los países, puesto que el 40 % más pobre de la población no es igual en todos ellos", señaló Kim. “Las políticas o intervenciones deben ser adaptables y flexibles para ajustarse a esa diferencia. Un país de ingreso bajo tal vez necesite aumentar la productividad agrícola. Un país de ingreso mediano quizás se centre más en la urbanización. En un país donde la mayoría de los niños no asiste a la escuela primaria, este es el primer objetivo que debe alcanzarse y, después, el de la educación secundaria".

Kim describió los tres componentes que el Banco Mundial considera que son más promisorios: "Para que puedan alcanzarse los dos objetivos del Grupo Banco Mundial de poner fin a la pobreza extrema e impulsar la prosperidad compartida tienen que darse tres cosas: es lo que denominamos crecer, invertir, asegurar. Hacer crecer la economía, invertir en las personas, y asegurarlas para que no corran el riesgo de retroceder”.

De los tres elementos, Kim afirmó que el crecimiento económico acompañado por el aumento de los salarios y la creación de empleo ha sido el factor más útil para poner fin a la pobreza e impulsar la prosperidad compartida durante los últimos 50 años.

Sin embargo, Kim manifestó su desacuerdo con los que creen que el crecimiento por sí solo es la panacea que resolverá todos los problemas:

 

"Centrar la atención en el crecimiento del producto interno bruto es simplista", afirmó Kim. “Rechazamos los planteamientos de efecto de "filtración" que dan por supuesto que el crecimiento indiferenciado impregna y fortifica el suelo, con lo que todo comienza a florecer, incluso para los pobres. Debemos encontrar un modelo de crecimiento económico que sea inclusivo, que permita a los ciudadanos más desfavorecidos salir de la pobreza, más que mantener a los que están en la parte superior de la escala en ese lugar”.

Pero, preguntó Kim, “¿Qué podemos hacer en un momento como el que estamos viviendo, con escaso crecimiento mundial?”

“Una respuesta consiste en alentar a los países a hacer todo lo posible por impulsar el crecimiento, lo cual a menudo significa implementar reformas tales como suprimir los subsidios regresivos a los combustibles fósiles, mejorar el clima para los negocios y hacer más eficiente y dirigir mejor el gasto público”, expresó.

Otro paso importante consiste en que los países en desarrollo establezcan sistemas más equitativos y más transparentes de recaudación de impuestos, afirmó Kim.

“Christine Lagarde y yo prometimos hace unos meses que nuestras respectivas organizaciones harían todo lo posible por ayudar a los países a recaudar más impuestos de manera más justa. Son demasiados los países donde los ricos evitan pagar lo que les corresponde. Algunas empresas aplican elaboradas estrategias para no pagar impuestos en los países donde trabajan, y esto representa una forma de corrupción que perjudica a los pobres”, expresó Kim.

Cualesquiera fueran el nivel o las perspectivas de crecimiento económico, Kim pidió a los Gobiernos que siguieran invirtiendo en las personas y las aseguraran contra los riesgos y los desastres que amenazan en la vida moderna, para que las crisis cotidianas no ocasionen demasiadas perturbaciones.

“Es así que hay muchas personas de todos los países, incluida la nación en que vivimos, a las que tan solo una enfermedad o un accidente pueden arrojar a la indigencia. Tener el objetivo de poner fin a la pobreza extrema sin pensar en evitar que las personas vuelvan a caer en la pobreza no tiene sentido".

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COMUNICADO DE PRENSA N.º
2016/108/ECR

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