Una gestión macroeconómica diligente y reformas estructurales: la clave para mantener la resiliencia
CIUDAD DE WASHINGTON, 10 DE ABRIL DE 2016. Según un nuevo informe del Banco Mundial, el crecimiento en los países en desarrollo de Asia oriental y el Pacífico se ha mantenido resiliente y se prevé que disminuya, aunque solo moderadamente, durante el período de 2016-18. Esta perspectiva está sujeta a riesgos elevados, por lo que los países deberán seguir dando prioridad a las políticas monetarias y fiscales que reduzcan las vulnerabilidades y fortalezcan la credibilidad, e intensificar al mismo tiempo las reformas estructurales.
Se prevé que el crecimiento en los países en desarrollo de Asia oriental disminuya desde el 6,5 % de 2015 hasta el 6,3 % en 2016 y el 6,2 % en el período de 2017-18. La previsión refleja la evolución gradual de China hacia un crecimiento más lento y sostenible, que se espera que sea del 6,7 % en 2016 y del 6,5 % en 2017, en comparación con el 6,9 % de 2015.
“Se trata de un momento importante para los países en desarrollo de Asia oriental y el Pacífico. Esta región representó casi dos quintas partes del crecimiento mundial en 2015, más del doble de la contribución combinada de todas las demás regiones en desarrollo”, afirmó Victoria Kwakwa, vicepresidenta entrante del Banco Mundial para Asia oriental y el Pacífico. “La región se ha visto beneficiada por políticas macroeconómicas diligentes, como los esfuerzos por aumentar los ingresos en países exportadores de productos básicos. Sin embargo, para que se mantenga el crecimiento en la difícil coyuntura mundial será preciso seguir avanzando con las reformas estructurales”.
En el informe titulado Actualización económica sobre Asia oriental y el Pacífico se analizan las perspectivas de crecimiento de la región en un contexto difícil: crecimiento lento en países de ingreso alto, desaceleración generalizada en los mercados emergentes, comercio mundial escaso, precios de productos básicos persistentemente bajos y mercados financieros mundiales cada vez más volátiles.
Sin incluir a China, los países en desarrollo de la región crecieron el 4,7 % en 2015, y el ritmo de crecimiento se elevará ligeramente —al 4,8 % en 2016 y al 4,9 % en el período de 2017-18— impulsado por el crecimiento de las grandes economías del sudeste asiático. Sin embargo, las perspectivas de los distintos países son diferentes, según sus respectivas relaciones comerciales y financieras con las economías de ingreso alto y con China, así como su dependencia de las exportaciones de productos básicos.
Entre las grandes economías en desarrollo del sudeste asiático, Filipinas y Viet Nam tienen las perspectivas de crecimiento más sólidas: se espera que ambas crezcan por encima del 6 % en 2016. En Indonesia, la previsión de crecimiento se sitúa en el 5,1 % para 2016 y en el 5,3 % para 2017, dependiendo del éxito de reformas recientes y de la implementación de un ambicioso programa de inversión pública.
Varias economías pequeñas, como la República Democrática Popular Lao, Mongolia y Papua Nueva Guinea, seguirán viéndose afectadas por los bajos precios de los productos básicos y por la reducción de la demanda externa. El crecimiento de Camboya se situará ligeramente por debajo del 7 % en el período de 2016-18, debido a los precios más bajos de los productos básicos agrícolas, menores exportaciones de prendas de vestir y un crecimiento moderado del sector turístico. En los países insulares del Pacífico, el crecimiento probablemente se mantenga moderado.
“Los países en desarrollo de Asia oriental y el Pacífico afrontan riesgos elevados, como una recuperación más débil de lo esperado en las economías de ingreso alto y una desaceleración en China más rápida de lo previsto. Al mismo tiempo, los encargados de la formulación de las políticas disponen de menor margen de maniobra para el establecimiento de las políticas macroeconómicas”, afirmó Sudhir Shetty, economista jefe del Banco Mundial para Asia oriental y el Pacífico. “Los países deben adoptar políticas monetarias y fiscales que reduzcan su grado de exposición a los riesgos mundiales y regionales, y seguir aplicando reformas estructurales que fomenten la productividad y promuevan el crecimiento inclusivo”.
Un crecimiento mundial más lento de lo esperado podría atenuar la demanda y reducir el crecimiento en los países en desarrollo de Asia oriental y el Pacífico, especialmente en los países exportadores de productos básicos. En el informe se exhorta a vigilar estrechamente las vulnerabilidades económicas, especialmente las vinculadas con los niveles elevados de deuda, la deflación de precios y el crecimiento ralentizado de China, así como la elevada deuda de empresas y hogares en otras economías importantes. Además, la región debe estar preparada para hacer frente a desastres naturales, que suponen un riesgo considerable para los países insulares del Pacífico.
En el informe también se insta a seguir manteniendo políticas macroeconómicas prudentes y reformas estructurales continuadas. Para China se recomienda el fortalecimiento de la disciplina del mercado en el sector financiero, permitiéndose, por ejemplo, que la concesión de créditos sea más impulsada por el mercado, la apertura paulatina a una mayor competencia de sectores en los que predominan las empresas estatales y que siga reformándose el sistema nacional de registro de hogares (conocido como “hukou”). Se insta también a la reorientación del gasto público de la infraestructura a servicios públicos como educación, salud y asistencia social, y a la protección del medio ambiente.
En general existe en la región la creciente necesidad de una política fiscal prudente que sirva para precaver futuras perturbaciones externas. Este factor reviste especial importancia en las economías en las que el crecimiento se ha venido sosteniendo mediante un creciente endeudamiento de los sectores público o privado, o en las que la demanda externa se ha apoyado en el auge de los productos básicos.
En el informe se exhorta a los Gobiernos a que, a más largo plazo, fomenten la transparencia y fortalezcan la rendición de cuentas. Se insta asimismo a los países a reducir los obstáculos al comercio regional, como las medidas no arancelarias y las barreras regulatorias, en particular en el comercio de servicios. Finalmente, se destaca que los beneficios de la revolución digital aumentarán al máximo mediante el desarrollo de regímenes reguladores que favorezcan la competencia, y mediante la ayuda a los trabajadores para que adapten sus habilidades a las exigencias de la nueva economía.
El informe titulado Actualización económica sobre Asia oriental y el Pacífico es el examen cabal que realiza el Banco Mundial de las economías de la región. Se publica dos veces al año y está disponible gratuitamente enhttp://www.worldbank.org/eapupdate