CIUDAD DE WASHINGTON, 14 de febrero de 2017. Según un nuevo informe del Grupo Banco Mundial, pescar menos y de mejor manera podría generar USD 83 000 millones adicionales cada año para el sector pesquero, lo que crearía un flujo de ingresos sumamente necesarios en los países en desarrollo, además de mejorar la seguridad alimentaria mundial.
The Sunken Billions Revisited (Los miles de millones hundidos: Una nueva visión), versión actualizada de un estudio realizado en 2009, muestra que si se redujera la actividad de pesca a nivel mundial, las poblaciones de peces podrían recuperarse de la sobreexplotación, y el tonelaje, el valor y el precio del pescado desembarcado aumentarían, con lo cual la rentabilidad del sector pesquero se incrementaría de una cifra estimada de USD 3000 millones anuales a USD 86 000 millones. Además, aumentaría la captura de peces y el desembarque de pescado porque las poblaciones se habrán recuperado hasta alcanzar niveles saludables, lo que ayudaría a satisfacer la creciente demanda mundial de pescado y mejoraría la seguridad alimentaria en muchos países de todo el mundo.
“Este estudio confirma lo que hemos observado en distintos países: dejar descansar a los océanos reporta beneficios”, dijo Laura Tuck, vicepresidenta de Desarrollo Sostenible del Banco Mundial. “Lograr una administración más sostenible de las pesquerías mediante la adopción de métodos adaptados a las condiciones locales puede producir beneficios importantes para la seguridad alimentaria, la reducción de la pobreza y el crecimiento a largo plazo”.
El modelo bioeconómico que se utilizó en The Sunken Billions Revisited —desarrollado por Ragnar Arnason, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad de Islandia— considera los recursos pesqueros marinos como una sola gran pesquería. Analiza el desequilibrio entre el nivel de actividad de pesca cada vez mayor y el estancamiento, o incluso la disminución, de las capturas, y calcula los beneficios adicionales que podrían derivarse de la reforma del sector pesquero a nivel mundial.
El análisis revela la pérdida de beneficios económicos por valor de unos USD 83 000 millones en 2012, en comparación con los que se podrían haber generado en un escenario de condiciones óptimas. Este resultado no difiere estadísticamente de los miles de millones hundidos que se estimaron para 2004, cálculos que fueron rectificados de una cifra estimada de USD 50 000 millones en el estudio de 2009 a USD 88 000 millones en The Sunken Billions Revisited, sobre la base de las mejoras introducidas al modelo, datos más completos y el ajuste a dólares de 2012. Ambas cifras hacen hincapié en la urgente necesidad de reforma y en los considerables beneficios económicos que podrían obtenerse mediante una administración más sostenible de los recursos pesqueros del mundo.
Si bien en el informe se presentan sólidos argumentos para invertir en la recuperación de las poblaciones de peces, no se prescribe un proceso de reforma en particular. Las experiencias en materia de reforma en países y regiones tan diversos como Perú, Marruecos, las islas del Pacífico y África occidental muestran que es posible reducir la pesca excesiva mediante la introducción de reformas apropiadas para cada lugar que a la larga mejoren los medios de subsistencia y la seguridad laboral de las poblaciones costeras.
Mediante la reducción de la actividad de pesca a nivel mundial, los procesos biológicos podrían revertir la declinación a largo plazo de las poblaciones de peces observada en muchas partes del mundo. Alrededor del 90 % de los recursos pesqueros marinos monitoreados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura están totalmente explotados o sobreexplotados, en comparación con alrededor del 75 % en 2005. Las poblaciones de peces también sufren las presiones de la contaminación, el desarrollo de las zonas costeras y los impactos del cambio climático.
El Banco Mundial ayuda a los países a mejorar la administración de sus recursos pesqueros, a invertir en acuicultura sostenible y a controlar las presiones contrapuestas a que se ven sometidos los litorales y los océanos, a fin de mejorar los medios de subsistencia de las comunidades costeras y contribuir a que el proceso de crecimiento sea más sostenible y resiliente.