KUALA LUMPUR, 10 de febrero de 2018. De acuerdo con un informe del Banco Mundial que se dio a conocer hoy en el Foro Urbano Mundial, que exige adoptar un enfoque integrado humanitario y de desarrollo en los poblados y las ciudades que acogen a poblaciones desplazadas para brindar mejores servicios a todos los residentes y garantizar un crecimiento urbano sostenible.
El desplazamiento forzado es uno de los desafíos más acuciantes en la región de Oriente Medio y Norte de África. El número de víctimas de desplazamiento forzado en todo el mundo sigue aumentando, en particular en la región de Oriente Medio y Norte de África, donde el desplazamiento ha aumentado marcadamente a raíz de las olas de disturbios y conflictos.
, de las cuales alrededor de un tercio vivían en la región de Oriente Medio y Norte de África. Por cada refugiado desplazado en esa región, hay casi cinco personas desplazadas internamente.
De acuerdo con el nuevo informe titulado Cities of Refuge in the Middle East: Bringing an Urban Lens to the Forced Displacement Challenge (Ciudades de refugio en Oriente Medio: un enfoque urbano para el desafío del desplazamiento forzado), al contrario de lo que se suele pensar, Este patrón es particularmente evidente en la región de Oriente Medio y Norte de África, que ya está sumamente urbanizada y donde alrededor del 80 % o el 90 % de las personas desplazadas vive en poblados y ciudades. Este porcentaje supera ampliamente el promedio mundial del 60 %, y pone de manifiesto la necesidad de incorporar enfoques de desarrollo urbano a largo plazo para abordar las situaciones prolongadas de desplazamiento forzado.
La llegada repentina y rápida de grandes poblaciones agrava las dificultades que ya afronta la región altamente urbanizada de Oriente Medio, pues genera hacinamiento en los asentamientos informales y aumenta la demanda de servicios urbanos, tierra, empleos y vivienda.
“La realidad en Oriente Medio es que las víctimas de desplazamiento forzado son, en efecto, residentes urbanos en ciudades que tienen dificultades para atender las necesidades de los pobres y los grupos vulnerables”, señaló con énfasis Ede Ijjasz-Vasquez, director superior, Prácticas Mundiales de Desarrollo Social, Urbano y Rural y Resiliencia del Banco Mundial. “Dado que las personas desplazadas ya no residen en campamentos en zonas aisladas y, de hecho, forman parte de las poblaciones urbanas existentes, los programas tradicionales que se destinan a refugiados o personas desplazadas internamente ya no son suficientes”.
Ijjasz-Vasquez puso de relieve que “en un tejido social y urbano en constante evolución, donde cada vez resulta más difícil diferenciar las necesidades y la ubicación de las comunidades desplazadas y de acogida, la asistencia destinada a las personas desplazadas se debe complementar con enfoques de desarrollo basados en el lugar específico que aprovechen las estructuras de gestión y los mecanismos de prestación de servicios ya existentes para promover el bienestar de todos los residentes, independientemente de su origen”.
En vista de que la mayoría de La asistencia destinada a refugiados o personas desplazadas internamente puede complementarse con enfoques de desarrollo que tengan por objeto mejorar el entorno urbano para todos los habitantes aprovechando las estructuras de gestión y los mecanismos de prestación de servicios existentes tanto a nivel nacional como local.
Para lograr un mayor impacto, los asociados en la labor humanitaria y en el desarrollo deben trabajar en forma complementaria, teniendo en cuenta las condiciones en las ciudades de acogida, incluidos el tamaño y la magnitud del desplazamiento, la infraestructura existente, así como los servicios y la capacidad financiera y administrativa.
“Aunque abordar el desplazamiento forzado en las ciudades es un desafío relativamente nuevo, podemos extraer muchas enseñanzas de los enfoques de desarrollo urbano que han resultado eficaces, adaptándolos a cada situación. La inversión en servicios urbanos, la promoción de la cohesión social y la creación de comunidades e instituciones resilientes son fundamentales para responder de manera eficaz a las crisis prolongadas”, señaló Sameh Wahba, director de Desarrollo Urbano, Desarrollo Territorial y Gestión del Riesgo de Desastres del Banco Mundial.
Dado que la crisis de refugiados en Oriente Medio se está prolongando, en el informe se señala la necesidad de un esfuerzo concertado de las comunidades, las autoridades locales, el Gobierno nacional y la comunidad internacional para aplicar un marco de desarrollo urbano al analizar el desplazamiento forzado desde una perspectiva urbana.
Asimismo, la magnitud y la naturaleza del desafío exigen que los Gobiernos y la comunidad internacional movilicen recursos adicionales. El Banco Mundial viene abordando la carga sin precedentes que soportan los países de ingreso mediano a raíz del desplazamiento forzado mediante el apoyo que brinda a los países, entre ellos, Líbano y Jordania, con el objeto de que tengan acceso a financiamiento en condiciones concesionarias a través del Servicio Mundial de Financiamiento en Condiciones Concesionarias (GCFF) para proyectos de desarrollo que benefician a los refugiados y a las comunidades que los acogen. El GCFF ha desembolsado USD 1400 millones desde que se puso en marcha en abril de 2016 junto con las Naciones Unidas y el Banco Islámico de Desarrollo.
“Un enfoque de desarrollo urbano para abordar el desplazamiento forzado urbano, además de reducir las vulnerabilidades de las personas desplazadas, permite mitigar los impactos en las comunidades de acogida. Respaldar de este modo a la comunidad en su conjunto puede ayudar a configurar el diálogo general sobre políticas”, señaló Axel Baeumler, economista superior especializado en infraestructura del Banco Mundial y coautor del informe.
El Programa Mundial sobre Desplazamiento Forzado, el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania, el Fondo Mundial para la Reducción de los Desastres y la Recuperación, el Ministerio de Relaciones Exteriores y Cooperación Internacional de Italia y el Organismo Italiano de Cooperación para el Desarrollo proporcionaron apoyo financiero para la elaboración de esta nota sobre políticas.