19 de marzo de 2018, ciudad de Washington. En un nuevo informe del Grupo Banco Mundial se concluye que para el año 2050 los impactos cada vez mayores del cambio climático en tres regiones densamente pobladas del mundo podrían provocar el desplazamiento de más de 140 millones de personas dentro de sus respectivos países, lo que traería aparejada una inminente crisis humanitaria y supondría una amenaza para proceso de desarrollo.
Sin embargo, mediante una acción concertada —que incluya iniciativas de alcance mundial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y una sólida planificación del desarrollo a nivel de los países— este escenario pesimista de más de 140 millones de personas podría reducirse notablemente, hasta en un 80 %, lo que equivale a más 100 millones de personas.
El informe, titulado Groundswell: Prepararse para las migraciones internas provocadas por impactos climáticos, constituye el primer y más exhaustivo estudio de su tipo en centrarse en el nexo existente entre los impactos climáticos de evolución lenta, los patrones de migración interna y el desarrollo en tres regiones en desarrollo del mundo: África al sur del Sahara, Asia meridional y América Latina.
En él se concluye que para 2050, a menos que se adopten medidas urgentes de acción climática y en materia de desarrollo tanto a nivel internacional como nacional, estas tres regiones, tomadas en conjunto, podrían tener que lidiar con decenas de millones de migrantes internos por motivos climáticos. Se trata de personas que se ven obligadas a abandonar áreas cada vez más inviables de sus países debido a problemas crecientes como la escasez de agua, las malas cosechas, el aumento del nivel del mar y las mareas de tormenta.
En el informe se advierte que estos “migrantes por motivos climáticos” se sumarían a los millones de personas que se desplazan actualmente dentro de sus países por motivos económicos, sociales, políticos o de otra índole.
La directora gerente del Grupo Banco Mundial, Kristalina Georgieva, expresó que esta nueva investigación es un llamado de atención para los países y las instituciones de desarrollo.
“Tenemos una pequeña oportunidad ahora, antes de que los efectos del cambio climático se agudicen, para preparar el terreno frente a esta nueva realidad”, dijo Georgieva. “Las medidas que adopten las ciudades para encarar la tendencia al alza de la llegada de migrantes de zonas rurales, y para mejorar las oportunidades de educación, capacitación y empleo, producirán dividendos que perdurarán en el tiempo. Igualmente, es importante ayudar a las personas a tomar buenas decisiones sobre si permanecer donde están o trasladarse a otros lugares donde sean menos vulnerables”.
El equipo de investigación, liderado por la especialista principal en medio ambiente Kanta Kumari Rigaud e integrado por investigadores y especialistas en simulación por modelos pertenecientes al Centro para la Red de Información Internacional de Ciencias de la Tierra (CIESIN) de la Universidad de Columbia, el Instituto de Investigación Demográfica de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY), y el Instituto Potsdam para la Investigación del impacto Climático, aplicaron un enfoque de modelos multidimensional para estimar la posible escala de la migración interna por motivos climáticos en las tres regiones.
Analizaron tres escenarios hipotéticos de cambio climático y desarrollo, y compararon los escenarios más “pesimistas” (altos niveles de emisiones de gases de efecto invernadero y desarrollo desigual) con escenarios “inocuos para el clima” y con “un desarrollo más inclusivo” en los cuales las medidas relacionadas con el clima y el desarrollo nacional aumentan a la par del desafío. Para cada escenario, aplicaron datos sobre impacto demográfico, socioeconómico y climático en el nivel de celdas de grilla de 14 kilómetros cuadrados con el fin de simular los cambios posibles en la distribución de la población dentro de los países.
Este enfoque permitió identificar los principales “puntos críticos” de inmigración y emigración por motivos climáticos, es decir, zonas que, conforme a lo previsto, las personas abandonarán, y zonas urbanas, periurbanas y rurales adonde las personas buscarán desplazarse para recomenzar sus vidas y procurarse nuevos medios de subsistencia.
“Sin la planificación y el apoyo adecuados, las personas que se desplacen de las zonas rurales a las ciudades podrían tener que afrontar nuevos riesgos, incluso más peligrosos”, advirtió la gerente de proyecto Kanta Kumari Rigaud. “Es probable que aumenten las situaciones de tensión y conflicto como resultado de la presión ejercida sobre los escasos recursos. Pero ese no tiene por qué ser el futuro que nos espera. Si bien la migración interna por motivos climáticos se está volviendo una realidad, podemos evitar que se convierta en una crisis si empezamos a prepararnos ahora”.
El informe incluye recomendaciones sobre medidas clave tanto a nivel nacional como internacional, entre las cuales se incluyen las siguientes:
- reducir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero para aliviar la presión climática sobre las personas y sus medios de subsistencia, y reducir la magnitud general de la migración por motivos climáticos;
- transformar la planificación del desarrollo para tener en cuenta el ciclo completo de la migración por motivos climáticos (antes, durante y después de la migración);
- invertir en datos y análisis para mejorar la comprensión de las tendencias y trayectorias de la migración interna por motivos climáticos a nivel de los países.