De acuerdo con un estudio exhaustivo, el descenso de la inflación de las últimas décadas se debe en gran parte a las fuerzas mundiales
TOKIO, 7 de noviembre. Una mayor aceleración del aumento de la inflación mundial —después de haber registrado mínimos históricos— puede frenar los esfuerzos de las economías emergentes y en desarrollo por mantener el contexto de baja inflación logrado durante las últimas décadas. A esta conclusión llegó el Banco Mundial en un estudio innovador sobre la inflación en dichas economías.
En el informe Inflation in Emerging and Developing Economies: Evolution, Drivers, and Policies (Inflación en las economías emergentes y en desarrollo: Evolución, factores y políticas), el Banco Mundial sostiene que los efectos adversos de la inflación elevada pueden recaer desproporcionadamente en las personas pobres, que mantienen la mayor parte de sus activos en efectivo y dependen en gran medida de los ingresos salariales, los beneficios sociales y las pensiones. Históricamente, la inflación alta se ha asociado con un crecimiento económico más lento, por lo que los esfuerzos por mantener la inflación en niveles bajos y estables son cruciales para reducir la pobreza y la desigualdad, según el Banco Mundial.
“En las investigaciones recientes sobre inflación, sus causas y sus características por lo general se ha omitido el impacto provocado en economías emergentes y en desarrollo. Este trabajo viene a cubrir ese vacío”, dijo Shanta Devarajan, economista en jefe interino y director superior de Economía del Desarrollo del Banco Mundial. “El nuevo estudio será extremadamente valioso para diseñar políticas que protejan a las personas y a las economías más vulnerables de los efectos regresivos de la inflación elevada”.
Para investigar el impacto de la inflación en las economías emergentes y en desarrollo, el Grupo de Análisis de las Perspectivas de Desarrollo del Banco Mundial ha dado a conocer el primer análisis exhaustivo realizado en mucho tiempo sobre la inflación y sus implicaciones en estas economías. El nuevo estudio también incluye un conjunto de datos sobre la inflación mundial, que abarca más de 175 países durante el período 1970‑2017.
En este trabajo se documenta la confluencia de factores estructurales y normativos que han contribuido a alcanzar bajos niveles de inflación durante las últimas cinco décadas. El más importante ha sido la integración sin precedentes entre el comercio internacional y los mercados financieros. La adopción de marcos de política monetaria, cambiaria y fiscal más resilientes en algunas de las economías emergentes y en desarrollo ha facilitado el control de la inflación. Sin embargo, los factores externos que han mantenido la inflación a raya durante décadas pueden perder su impulso o incluso invertir su tendencia.
“Muchas economías emergentes y en desarrollo han registrado una reducción extraordinaria de la inflación durante cinco décadas. Eso es un logro monumental”, dijo Ayhan Kose, director del Grupo de Análisis de las Perspectivas de Desarrollo del Banco Mundial y coeditor del estudio. “Sin embargo, en una economía mundial extremadamente integrada, mantener baja la inflación puede ser un desafío tan grande como llegar a tener una inflación baja. Estas economías deben estar preparadas para cambios repentinos en la inflación mundial, y para eso necesitan reforzar los marcos de política monetaria, fiscal y financiera”.
Con hincapié en las economías emergentes y en desarrollo, en el estudio se analizan la evolución de la inflación y los factores nacionales e internacionales que la impulsan; el modo en que las expectativas sobre la inflación inciden en la estabilidad de los precios, y la manera en que las fluctuaciones del tipo de cambio pueden terminar causando inflación. Asimismo, se observa específicamente la forma en que la política monetaria y las variaciones del precio de los alimentos repercuten en la inflación en países de ingreso bajo.
“Se necesita un enfoque normativo con distintos matices para mitigar el impacto que tienen las variaciones bruscas de los precios de los alimentos a nivel mundial en la pobreza, sin que esto cause efectos secundarios adversos”, dijo Franziska Ohnsorge, gerente del Grupo de Análisis de las Perspectivas de Desarrollo del Banco Mundial y coeditora del estudio. “La aplicación de ciertas políticas comerciales para aislar a los mercados internos de estas variaciones de precios puede acrecentar la volatilidad de los precios mundiales y, en definitiva, tener un efecto contraproducente en lo que respecta a proteger a los más vulnerables. Por el contrario, las políticas de almacenamiento y las intervenciones de protección social específicas pueden mitigar el impacto negativo de las variaciones de precios, evitando los efectos distorsivos más amplios de otras políticas”.
Lea Inflation in Emerging and Developing Economies: Evolution, Drivers and Policies
Estas son las principales conclusiones de la investigación:
- Un ciclo de inflación mundial parece haber comenzado en la década de 2000. Desde 2001, los movimientos de la inflación mundial han sido la causa de buena parte de la variación de la inflación en economías avanzadas y de mercados emergentes y en desarrollo. La influencia de este ciclo de inflación mundial ha sido más prominente en los países que están más desarrollados y más integrados en la economía mundial.
- El ciclo de inflación mundial ha fluctuado con los movimientos de la demanda mundial y los cambios abruptos en los precios del petróleo.
- Las expectativas sobre la inflación en las economías en desarrollo y de mercados emergentes son más sensibles a los acontecimientos nacionales e internacionales que en las economías avanzadas. Las economías en desarrollo y de mercados emergentes con una deuda pública más baja y mayor apertura comercial suelen experimentar expectativas de inflación más controladas.
- Los movimientos del tipo de cambio pueden amplificar el impacto de las fuerzas mundiales en la inflación interna de economías en desarrollo y de mercados emergentes. Una mayor credibilidad e independencia de los bancos centrales se asocia con posibilidades considerablemente menores de que las fluctuaciones del tipo de cambio se traduzcan en presiones inflacionarias. La menor tendencia a que se produzca este traspaso de presiones —observada en los últimos 20 años— puede reflejar en parte la mejora de las políticas de los bancos centrales y una respuesta más controlada ante las expectativas de inflación.
- El mejor desempeño en términos de inflación de los países de ingreso bajo parece ser reflejo, en buena medida, de las fuerzas externas. Si aumenta la inflación mundial, los países de ingreso bajo también pueden llegar a sufrir mayores presiones inflacionarias.