Ciudad de Washington, 19 de febrero de 2019. En un nuevo informe del Banco Mundial se concluye que, y seguir contribuyendo al objetivo de limitar el calentamiento global a 2 °C. En el informe, titulado Beyond the Gap (Cómo superar el déficit), también se asegura que, para fines de siglo, el costo de las modalidades de inversión en infraestructura compatibles con la descarbonización total no debería ser superior al de alternativas más contaminantes.
En la actualidad, el déficit de infraestructura es enorme: 940 millones de personas viven sin electricidad, 663 millones no disponen de fuentes mejoradas de agua potable, 2400 millones carecen de instalaciones mejoradas de saneamiento, 1000 millones viven a más de 2 kilómetros de una carretera transitable durante todo el año, y 4000 millones carecen de acceso a Internet. Un sinnúmero de personas no tiene acceso a oportunidades de trabajo y educación debido a la falta de servicios de transporte o a su elevado costo.
Hasta la fecha, los intentos realizados para calcular de forma realista las necesidades de gasto en infraestructura han sido imprecisos e incompletos. En el informe Beyond the Gap se adopta un enfoque distinto, centrado ya no en gastar más en infraestructura, sino en gastar mejor estableciendo objetivos específicos y sistemas de medición pertinentes.
Kristalina Georgieva, presidenta interina del Grupo Banco Mundial y directora general del Banco Mundial, declaró: “El financiamiento de la infraestructura y el cambio climático comparten un rasgo común: ambos parecen ser retos insuperables. Lo que nosotros afirmamos es que los países en desarrollo pueden lograr la descarbonización total y, al mismo tiempo, limitar el gasto en infraestructura nueva a un 4,5 % del PIB al año, lo que no está muy lejos de lo que muchos ya están haciendo”. Y concluyó: “Nuestro enfoque no se centra en hacer más, sino en hacerlo mejor”.
En Beyond the Gap se da a conocer un documento de investigación que proporciona el Según el informe, estos países gastan entre el 3,4 % y casi el 5 % del PIB, con una estimación central de aproximadamente el 4 %.
Mientras el mundo se esfuerza por salvar las diferencias en materia de servicios, en el sector de infraestructura son muchos los que han intentado cuantificar las necesidades de gasto recurriendo a meros atajos que subrayan la necesidad de incrementar el gasto. Sin embargo, en este nuevo trabajo de investigación se adopta un enfoque basado en escenarios hipotéticos que demuestra que los montos que deben gastar los países dependen de su ambición y de su eficiencia.
El objetivo de mantener un gasto equivalente al 4,5 % del PIB es el escenario preferido, en virtud del cual los países adoptan políticas que tienen en cuenta los objetivos climáticos a largo plazo para evitar el posterior “abandono” de activos costosos, invierten en energía renovable, combinan la planificación del transporte con la planificación del uso de la tierra, desarrollan sistemas ferroviarios atractivos para el transporte de mercancías, y aplican tecnologías descentralizadas en las zonas rurales, como las minirredes eléctricas. En otros escenarios, donde las ambiciones son similares, pero no se cuenta con políticas de apoyo, los costos se duplican.
El innovador enfoque del informe presenta las estimaciones del gasto en infraestructura mediante la formulación “si... entonces...” (si el país quiere lograr esto, y se formulan los siguientes supuestos, entonces el costo sería este). El informe y el sitio web interactivo asociado contienen más detalles regionales y sectoriales.
Se destaca que la mejora de los servicios requiere algo más que gastos de capital: la condición necesaria para el éxito consiste en garantizar un flujo sostenido de recursos para las operaciones y el mantenimiento. Asimismo, se calcula que el costo de las operaciones y el mantenimiento referidos equivaldría a un 2,7 % adicional del PIB por año.