El informe muestra una vía para que los países en desarrollo logren mejores resultados en materia de crecimiento
Ciudad de Washington, 8 de octubre de 2019— En una era caracterizada por la desaceleración del comercio y el crecimiento, los países en desarrollo pueden lograr mejores resultados para sus ciudadanos implementando reformas que aumenten su participación en las cadenas de valor mundiales. Estas reformas pueden ayudarlos a expandir sus economías pasando de las exportaciones de productos básicos a las manufacturas básicas, y a garantizar que los beneficios económicos se distribuyan de forma más generalizada en la sociedad. Esta es la conclusión a la que se llega en un nuevo informe del Grupo Banco Mundial.
El Informe sobre desarrollo mundial 2020: El comercio al servicio del desarrollo en la era de las cadenas de valor mundiales es el primer informe del Grupo Banco Mundial dedicado al comercio desde fines de los años ochenta. En él se concluye que desde entonces las cadenas de valor mundiales han impulsado una transformación económica que permitió a los países más pobres avanzar rápidamente por la vía del desarrollo. A través de dichas cadenas, los países en desarrollo pueden especializarse y enriquecerse sin tener que crear industrias enteras desde cero.
“Las cadenas de valor mundiales han desempeñado un papel importante en el crecimiento permitiendo que las empresas de los países en desarrollo logren avances significativos en términos de productividad, y ayudándolas a pasar de las exportaciones de productos básicos a las manufacturas básicas. En la era de las cadenas de valor mundiales, todos los países pueden beneficiarse considerablemente si aceleran las reformas destinadas a incrementar el comercio e impulsar el crecimiento”, afirmó Pinelopi Koujianou Goldberg, economista en jefe del Grupo Banco Mundial. “Los países necesitan del comercio para desarrollarse, y contar con un entorno abierto y predecible es beneficioso para todos. A fin de garantizar el apoyo social sostenido al comercio, los responsables de formular las políticas deben asegurarse de que los beneficios de las cadenas de valor mundiales se distribuyan de manera generalizada entre una amplia variedad de grupos —sobre todo los pobres y las mujeres— y que se proteja el medio ambiente”.
Hoy en día, las cadenas de valor mundiales representan casi el 50 % del comercio internacional. Pero, según el informe, su crecimiento se ha estancado desde la crisis de 2008. Las fricciones comerciales han generado incertidumbres relacionadas con el acceso a los mercados, lo que ha llevado a las empresas a considerar la posibilidad de postergar los planes de inversión. Asimismo, los beneficios de la participación en las cadenas de valor mundiales no se han distribuido de manera equitativa entre los distintos países ni dentro de ellos. Los costos ambientales están creciendo, principalmente debido al aumento de las emisiones de dióxido de carbono generadas por el transporte de bienes intermedios, que implica mayores distancias.
A pesar de estos desafíos, en el informe se señala que las cadenas de valor mundiales pueden seguir siendo un motor de crecimiento sostenible si los países en desarrollo adoptan reformas normativas más profundas, y las economías avanzadas adoptan políticas abiertas y predecibles. Se muestra que los países pueden tomar la iniciativa para obtener mejores resultados eligiendo entre una variedad de opciones adaptadas a la etapa específica de desarrollo en la que se encuentren. Estas opciones incluyen políticas más sólidas para reducir las emisiones de carbono (como la valoración económica de la degradación ambiental) y ayudar a los trabajadores desplazados a conseguir nuevos empleos.
En particular, en el informe se destacan los pasos que pueden seguir los países para atraer inversiones dentro de las cadenas de valor mundiales, aun cuando se hayan visto en gran medida excluidos de la revolución de las cadenas de valor. Pequeños pasos —como acelerar los trámites aduaneros y reducir las demoras en las fronteras— pueden generar importantes beneficios para los países que están haciendo la transición de las exportaciones de materias primas a un nivel básico de manufactura. Para muchos de los bienes que se comercializan en las cadenas de valor mundiales, un día de retraso equivale a imponer un arancel superior al 1 %. Asimismo, las inversiones que mejoran la conectividad modernizando las comunicaciones, los caminos, los ferrocarriles y los puertos pueden generar grandes beneficios.
De acuerdo con el informe, las cadenas de valor mundiales:
- Promueven la productividad y el crecimiento: Se estima que el aumento de un 1 % de la participación en ellas genera un crecimiento del ingreso per cápita de más del 1 %, es decir, aproximadamente el doble que en el comercio tradicional. En Etiopía, las empresas que participan en las cadenas de valor mundiales son más del doble de productivas que otras empresas similares que participan en el comercio tradicional.
- Reducen la pobreza: Dado que los beneficios en términos de crecimiento que se obtienen gracias a las cadenas de valor mundiales son mayores que los derivados del comercio de productos finales, su impacto en la reducción de la pobreza también es mayor. Las regiones de México y Vietnam que participaron más intensamente en las cadenas de valor mundiales experimentaron mayores reducciones de la pobreza.
- Generan mejores puestos de trabajo: Las empresas que integran las cadenas de valor mundiales contribuyen a que las personas se dediquen a actividades de manufactura y de servicios más productivas y tienden a emplear a más mujeres, respaldando así la transformación estructural en los países en desarrollo.