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COMUNICADO DE PRENSA Febrero 12, 2020

Diseñar ciudades con perspectiva de género y que funcionen para todas las personas

ABU DHABI, 12 de febrero de 2020. Según una nueva publicación del Banco Mundial presentada hoy en el Foro Urbano Mundial (WUF10) (i), las ciudades modernas están diseñadas POR LOS HOMBRES y PARA LOS HOMBRES, limitando así el acceso de las mujeres al desarrollo económico y social.

En la publicación Handbook for Gender-Inclusive Urban Planning and Design (Manual para la planificación y el diseño urbanos con perspectiva de género) (i) se señala que las mujeres ocupan solo el 10 % de los puestos más importantes en los principales estudios de arquitectura del mundo y que, históricamente, las ciudades se han planificado y diseñado para reflejar los roles de género tradicionales y la división del trabajo en función del género. Por consiguiente, las ciudades funcionan mejor para los hombres que para las mujeres.

“Los hombres, las mujeres, las minorías de género y las personas con capacidades diferentes tienden a utilizar el espacio público de manera distinta”, dijo Sameh Wahba, director mundial del Departamento de Prácticas Mundiales de Desarrollo Urbano, Gestión de Riesgos de Desastres, Resiliencia y Tierras del Banco Mundial. “Todos tenemos necesidades y rutinas diferentes cuando se trata de la manera en que accedemos a la ciudad. Sin embargo, si la ciudad se construye para un usuario masculino ‘neutro’, quedan desatendidas las necesidades, los intereses y los hábitos de las mujeres, las niñas y las minorías de género que la habitan. Esto tiene enormes repercusiones en el acceso de las mujeres al empleo y la educación, en sus libertades y su seguridad, así como en su salud y su capacidad de acción y decisión, y refuerza las desigualdades de género”, agregó.

Hay seis áreas temáticas en el entorno urbano que, al combinarse con la desigualdad de género, limitan, incomodan e incluso ponen en peligro a las mujeres, niñas, y minorías sexuales y de género de todas las edades y capacidades:

  1. El acceso: utilizar los servicios y espacios públicos, sin limitaciones ni barreras.
  2. La movilidad: moverse por la ciudad de forma segura, fácil y asequible.
  3. La seguridad y la ausencia de violencia: estar libre de peligro real y percibido en los ámbitos público y privado.
  4. La salud y la higiene: llevar un estilo de vida activo sin riesgos para la salud en el entorno construido.
  5. La resiliencia climática: poder prepararse, responder y hacer frente a los efectos inmediatos y a largo plazo de un desastre.
  6. La seguridad de la tenencia: tener acceso a la tierra y la vivienda y ser propietarios de ellas para vivir, trabajar, y generar riqueza y capacidad de iniciativa.

“La planificación y el diseño urbanos modelan el entorno que nos rodea, y ese entorno, a su vez, conforma el modo en que vivimos, trabajamos, jugamos, nos movemos y descansamos”, declaró Maitreyi Das, gerente del Departamento de Prácticas Mundiales de Desarrollo Urbano, Gestión de Riesgos de Desastres, Resiliencia y Tierras del Banco Mundial. “En general, las ciudades resultan más adecuadas para los hombres heterosexuales, cisgénero y sin discapacidades que para las mujeres, las niñas, las minorías sexuales y de género, y las personas con discapacidades. Frente a problemas que van desde unos servicios de transporte en los que se da prioridad a los desplazamientos en lugar de la atención a las personas, hasta la falta de iluminación y de baños en los espacios públicos, muchas mujeres, niñas y minorías sexuales y de género de todo el mundo se sienten incómodas, inquietas e inseguras en el entorno urbano”, agregó.

Aunque el Banco Mundial y otras instituciones están firmemente comprometidos con la promoción de la igualdad de género, a menudo los planificadores urbanos, los directores de proyectos y los profesionales no son conscientes de la importancia de priorizar las cuestiones de género en el proceso de diseño urbano y no disponen de los conocimientos o instrumentos específicos sobre el terreno para aplicar eficazmente estrategias con perspectiva de género.

Para abordar esta situación, el Manual promueve una planificación y un diseño con perspectiva de género que incorpora activamente la voz de las mujeres, niñas, y minorías sexuales y de género. La publicación busca llenar el vacío evidente que existe entre las políticas y las prácticas, las intenciones y las acciones, mostrando por qué y cómo incorporar la inclusión de las cuestiones de género en la planificación y el diseño urbanos.

En el Manual se presentan enfoques prácticos, actividades y directrices de diseño que muestran maneras de implementar un proceso de diseño participativo e inclusivo en que se analizan las experiencias y los usos de la ciudad desde la perspectiva de toda la ciudadanía: mujeres, hombres, y minorías sexuales y de género y otras minorías.

También proporciona directrices de diseño claras y específicas —apropiadas y adaptables a todas las regiones—, para una serie de ámbitos de planificación, entre ellos la vivienda, el transporte público y la infraestructura de movilidad, otros servicios de infraestructura y los planes maestros de las ciudades.

El Manual está dirigido a profesionales y planificadores que buscan instrumentos y actividades viables que permitan involucrar a personas de todos los géneros en el diseño y la planificación. Se centra tanto en el proceso de planificación como en el producto final: el proyecto. El objetivo es diseñar ciudades que funcionen para todas las personas.

El Manual se elaboró en conjunto con Kounkuey Design Initiative (KDI) (i), una empresa de diseño y desarrollo comunitario sin fines de lucro que promueve enfoques inclusivos y participativos.


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