CIUDAD DE WASHINGTON, 8 de octubre de 2020. Debido a las repercusiones económicas de la pandemia mundial de la COVID-19, se prevé que el crecimiento de la región del África al sur del Sahara disminuya un -3,3 % en 2020, lo que empuja a la región a su primera recesión en 25 años, según el último análisis económico regional Africa’s Pulse: Charting the Road to Recovery. Además, la pandemia también podría hundir a 40 millones de personas en la pobreza extrema en África, lo que arrasaría con, por lo menos, cinco años de avances en la lucha contra la pobreza.
Con más de un millón de casos de COVID informados en todo el continente, la pandemia aún no está bajo control en África al sur del Sahara. Algunos Gobiernos, principalmente los de Senegal y Mauricio, han actuado rápidamente para reducir la propagación de las infecciones; sin embargo, las medidas de contención exitosas vienen acompañadas de un alto costo económico, como se ha observado en todo el mundo.
“El camino hacia la recuperación puede ser largo y empinado; sin embargo, si se asigna prioridad a medidas de políticas e inversiones que aborden el desafío de generar más y mejores empleos que favorezcan la inclusión para estimular la transformación económica, se allanará el camino hacia una recuperación más rápida y más sólida de los países africanos”, afirmó Albert Zeufack, economista principal del Banco Mundial para las regiones de África.
El producto interno bruto (PIB) real de Nigeria descendió un 6,1 % interanual en el segundo trimestre de 2020: el peor resultado en más de una década. Sudáfrica, que opera bajo estrictas medidas de contención, experimentó una reducción del 17,1 % interanual de su PIB real en el segundo trimestre de 2020. Angola, el segundo productor de petróleo más importante de África al sur del Sahara después de Nigeria, vio contraerse su economía en un 1,8 % interanual en el primer trimestre de 2020.
La disminución del crecimiento ha sido más fuerte entre los exportadores de metal, donde se proyecta que el PIB real se reduzca un 6 %, lo que en parte refleja el importante descenso en la producción en Sudáfrica. Entre los exportadores de petróleo, se prevé que el PIB real, tras experimentar un aumento del 1,5 % en 2019, descienda en más del 4 % en 2020, debido a las contracciones en Angola y Nigeria.
En contraposición, en los países que no son ricos en recursos, se prevé una disminución moderada del crecimiento en 2020, en promedio. En varios de estos países, como Côte d’Ivoire, Etiopía y Kenya, se espera que la tasa de crecimiento se reduzca considerablemente, pero que continúe siendo positiva, debido a que sus economías son más diversificadas. Mientras tanto, las economías dependientes del turismo, especialmente las de Cabo Verde, Mauricio y Seychelles, experimentaron una fuerte contracción, ya que el turismo internacional excepcionalmente bajo afectó gravemente el sector de servicios.
La notable desaceleración de la actividad económica le costará a la región al menos USD 115 millones en pérdidas de producción este año. Se prevé que el PIB per cápita se reduzca en un 6,0 %, parcialmente a causa de la disminución del consumo interno y las inversiones provocada por las medidas de contención que se aplicaron para frenar la propagación del coronavirus.
“Si bien la pandemia no ha terminado, y la persistencia y la propagación del virus son inciertos, los Gobiernos africanos han comenzado a implementar políticas y programas para apoyar una recuperación inclusiva y sostenible luego de la pandemia”, manifestó Hafez Ghanem, vicepresidente para África oriental y meridional del Banco Mundial. “Los países están implementando políticas y programas que ayuden a crear empleos y acelerar la transformación económica para reducir el impacto económico de la pandemia en el presente, y generar las capacidades necesarias para asegurar un crecimiento económico inclusivo en el futuro”.
En el informe Africa’s Pulse se señala que el camino hacia la recuperación también requerirá cuantiosas inversiones en todos los países, así como del apoyo financiero de la comunidad internacional. En este informe se recomienda la implementación de un audaz programa de reformas, que incluya políticas que generen un margen fiscal, junto con políticas que permitan acelerar la creación de empleos. Varios países, incluidos Sudáfrica, Nigeria y Etiopía, ya han comenzado a implementar reformas que se necesitaban desde hacía mucho tiempo en el sector de la energía y telecomunicaciones y que se vieron impulsadas por la crisis actual, y el 25 % de las empresas africanas ha acelerado el uso de la tecnología digital y ha aumentado las inversiones en soluciones digitales. Hacia mediados de septiembre, 46 países de África del sur del Sahara habían adoptado 166 medidas de protección social, el 84 % de las cuales estaba representado por la asistencia social. Se ha comprobado que los programas de protección social constituyen una herramienta esencial para mitigar el impacto social de la pandemia.
“Dado que la COVID-19 continúa ejerciendo una presión considerable sobre las economías africanas, es importante que los responsables de la formulación de políticas creen la infraestructura necesaria para lograr una rápida recuperación”, dijo Ousmane Diagana, vicepresidente para África occidental y central del Banco Mundial. “Las políticas sólidas constituyen la piedra angular fundamental para alcanzar una recuperación sostenida e inclusiva y una mejor resiliencia ante las crisis”.
El Grupo Banco Mundial, una de las principales fuentes de financiamiento y conocimientos para los países en desarrollo, está adoptando medidas rápidas y de amplio alcance a fin de ayudar a esos países a fortalecer su respuesta frente a la pandemia. En tal sentido, respalda intervenciones de salud pública, trabaja para garantizar el suministro de insumos y equipos clave, y ayuda al sector privado a continuar sus operaciones y preservar el empleo. Destinará hasta USD 160 000 millones en un plazo de 15 meses como apoyo financiero para ayudar a más de 100 países a proteger a los sectores pobres y vulnerables, apoyar a las empresas e impulsar la recuperación económica. Dicho monto incluye USD 50 000 millones correspondientes a nuevos recursos de la Asociación Internacional de Fomento que se ofrecerán mediante donaciones y préstamos en condiciones sumamente concesionarias.