La transición energética crea oportunidades para un crecimiento más rápido y menos contaminante
CIUDAD DE WASHINGTON, 3 de octubre de 2023. Según las previsiones semestrales que el Banco Mundial prepara para la región, Asia meridional crecerá un 5,8 % este año, una cifra superior a la de cualquier otra región del mundo con países en desarrollo, pero a un ritmo más lento que antes de la pandemia que no resulta suficiente para alcanzar los objetivos de desarrollo.
En la última actualización sobre el desarrollo en Asia meridional, Toward Faster and Cleaner Growth (Hacia un crecimiento más rápido y más limpio), dada a conocer hoy, se prevé que el crecimiento se desacelerará hasta llegar al 5,6 % en 2024 y 2025, a medida que se desvanezcan los repuntes posteriores a la pandemia y que en la actividad económica comience a pesar la combinación de ajuste monetario, consolidación fiscal y reducción de la demanda mundial.
Las perspectivas de crecimiento están sujetas a riesgos a la baja, entre otras cosas, debido a la fragilidad de las posiciones fiscales. La deuda pública de los países de Asia meridional ascendió, en promedio, al 86 % del producto interno bruto (PIB) en 2022, lo que aumentó los riesgos de incumplimiento de pagos, elevó los costos del endeudamiento y desvió el crédito que podría haber recibido el sector privado. La región también podría verse afectada por una nueva desaceleración del crecimiento económico de China y los desastres naturales que se han vuelto más frecuentes e intensos a causa del cambio climático.
“Si bien Asia meridional está logrando avances constantes, la mayoría de los países no crece lo suficientemente rápido como para alcanzar el umbral de los ingresos altos en el curso de una sola generación”, dijo Martin Raiser, vicepresidente del Banco Mundial para la región. “Los países deben gestionar con urgencia los riesgos fiscales y centrarse en medidas para acelerar el crecimiento, entre otras cosas, impulsando la inversión del sector privado y aprovechando las oportunidades que genera la transición energética mundial”.
En India, que representa la mayor parte de la economía de la región, se espera que el crecimiento se mantenga en un sólido 6,3 % en los ejercicios de 2023-24. Se estima que la producción en Maldivas crecerá un 6,5 % en 2023 y que en Nepal repunte al 3,9 % en los ejercicios de 2023-24, gracias a la fuerte recuperación del turismo en ambos países. Varios países de la región siguen padeciendo las consecuencias de las recientes crisis monetarias. En Bangladesh, el crecimiento se desacelerará al 5,6 % en los ejercicios de 2023-24. En Pakistán, se prevé un crecimiento de solo el 1,7 % en el mismo período, es decir, inferior a la tasa de crecimiento demográfico. Sri Lanka muestra señales de recuperación tras una grave recesión; se prevé que la economía crecerá un 1,7 % en 2024, tras contraerse un 3,8 % en 2023.
Los Gobiernos, limitados por las dificultades fiscales, tienen poco margen para ayudar a sus economías a aprovechar plenamente la transición energética mundial. Aunque a menudo se considera una carga adicional para los países en desarrollo, para Asia meridional esta transición podría representar una oportunidad para el crecimiento y la creación de empleo en el futuro, si conduce a más inversiones de las empresas, reduce la contaminación atmosférica y disminuye la dependencia de las importaciones de combustible. Incluso con un margen fiscal limitado, los países pueden alentar a las empresas a adoptar tecnologías de mayor eficiencia energética mediante regulaciones del mercado, campañas de información, un mayor acceso al financiamiento y redes confiables de energía eléctrica.
“La intensidad de la producción energética de Asia meridional corresponde aproximadamente al doble del promedio mundial y la región está a la zaga en cuanto a adopción de tecnologías más avanzadas de eficiencia en el uso de la energía”, dijo Franziska Ohnsorge, economista en jefe del Banco Mundial para la región. “Las mejoras de eficiencia, en el contexto de una rápida transición energética mundial, brindan a Asia meridional la oportunidad de avanzar hacia el logro de los objetivos ambientales y económicos”.
La transición también tendrá impactos significativos en los mercados laborales de la región. Casi una décima parte de los trabajadores están empleados en actividades altamente contaminantes. Estos puestos de trabajo principalmente están en manos de trabajadores informales y menos calificados, que son más vulnerables a los cambios del mercado laboral. Si bien la transición energética puede ayudar a crear más empleos nuevos, también podría dejar a algunos trabajadores varados en industrias en declive. En el informe se recomienda una amplia gama de políticas para proteger a estos trabajadores, entre ellas, proporcionar un mejor acceso a educación y capacitación de alta calidad, financiamiento y mercados; facilitar la movilidad entre empleos, y fortalecer las redes de protección social.
Hoy también se dieron a conocer las actualizaciones de desarrollo del Banco Mundial sobre Afganistán, Bangladesh, India, Maldivas, Nepal, Pakistán y Sri Lanka.
Fuentes: Macro Poverty Outlook (Perspectivas macroeconómicas y de la pobreza) del Banco Mundial y cálculos del personal del Banco Mundial.
Nota: e = estimación, p = previsión. El PIB se midió teniendo en cuenta los precios y los tipos de cambio del mercado de 2015. Los datos de Pakistán se basan en el PIB a costo de los factores. No se dispone de estadísticas de las cuentas nacionales de Afganistán. Para obtener una estimación de los totales regionales de un año calendario, los datos de los ejercicios económicos se convierten en datos de año calendario tomando el promedio de dos ejercicios consecutivos en los casos de Bangladesh, Bhután, Nepal y Pakistán, ya que no se dispone de datos trimestrales del PIB.