CIUDAD DE WASHINGTON, 4 de octubre de 2023. Las perspectivas económicas de África subsahariana siguen siendo sombrías, en el contexto de una difícil recuperación del crecimiento. Según la versión más reciente del informe Africa’s Pulse (El pulso de África) del Banco Mundial, el aumento de la inestabilidad, el escaso crecimiento de las economías más grandes de la región y la persistente incertidumbre observada en la economía mundial están afectando negativamente las perspectivas de crecimiento de la región.
Se prevé que el crecimiento económico de África subsahariana se desacelerará del 3,6 % en 2022 al 2,5 % en 2023. Se espera que el producto interno bruto (PIB) de Sudáfrica solo crezca un 0,5 % en 2023, ya que continuarán los cuellos de botella en los sectores de la energía y el transporte. Se estima que Nigeria y Angola crecerán un 2,9 % y un 1,3 %, respectivamente, debido a la caída de los precios internacionales y a las presiones cambiarias que afectan la actividad petrolera y no petrolera. El aumento de los conflictos y la violencia en la región inciden en la actividad económica, y esta creciente fragilidad puede verse exacerbada por las crisis climáticas. En Sudán, se espera que la actividad económica se contraiga un 12 % debido al conflicto interno, que está frenando la producción, destruyendo el capital humano y paralizando la capacidad del Estado.
En términos per cápita, el crecimiento en África subsahariana no ha aumentado desde 2015. De hecho, se prevé que la actividad regional se contraerá a una tasa promedio anual per cápita del 0,1 % entre 2015 y 2025, lo que podría dar lugar a una “década perdida” de crecimiento tras el derrumbe de los precios de los productos básicos en 2014-15.
“Las personas más pobres y vulnerables de la región siguen soportando las consecuencias económicas de esta desaceleración, ya que el débil crecimiento se traduce en una lenta reducción de la pobreza y un escaso aumento del empleo”, dijo Andrew Dabalen, economista en jefe del Banco Mundial para África. “Teniendo en cuenta que hasta 12 millones de jóvenes africanos ingresan cada año en el mercado laboral de toda la región, resulta urgente que los encargados de formular políticas busquen transformar las economías nacionales y generar crecimiento para las personas a través de mejores empleos”.
A pesar de este panorama sombrío, hay algunos aspectos positivos. Se espera que la inflación disminuya del 9,3 % en 2022 al 7,3 % en 2023 y que continúe mejorando el equilibrio fiscal en los países que aplican políticas macroeconómicas prudentes y coordinadas. Se estima que en 2023 la Comunidad de África Oriental crecerá un 4,9 %, mientras que la Unión Económica y Monetaria de África Occidental experimentará un crecimiento del 5,1 %. No obstante, sigue habiendo un riesgo generalizado: en junio de 2023, 21 países presentaban un alto riesgo de sobreendeudamiento externo o ya se encontraban en esa situación.
En general, las tasas de crecimiento actuales de la región son inadecuadas para crear suficientes empleos de alta calidad y satisfacer el aumento de la población en edad de trabajar. Los patrones de crecimiento de hoy generan solo 3 millones de empleos formales anualmente, lo que deja a muchos jóvenes subempleados y dedicados a trabajos ocasionales, fragmentarios e inestables que no les permiten aprovechar plenamente sus habilidades. La creación de oportunidades de empleo para los jóvenes impulsará el crecimiento inclusivo y convertirá la riqueza demográfica del continente en un dividendo económico.
“La urgencia de mejorar el empleo en África subsahariana pone de relieve la enorme oportunidad que ofrecen las transiciones demográficas que hemos observado en otras regiones”, dijo Nicholas Woolley, economista del Banco Mundial y colaborador del informe. “Esto requerirá la creación de un ecosistema que facilite el desarrollo del sector privado y el crecimiento de las empresas, así como la adquisición de habilidades laborales que se ajusten a la demanda empresarial”.
Al parecer, África no ha logrado desarrollar el sector de las manufacturas con uso intensivo de mano de obra, lo que limita los efectos secundarios de creación indirecta de empleo en los servicios de apoyo y comercio internacional. Esto puede deberse, en parte, a la falta de capital, que sigue obstaculizando la transformación estructural necesaria para generar empleos de buena calidad. Mientras que la región alberga al 12 % de la población mundial en edad de trabajar, solo posee el 2 % del capital social global. Esto significa que las personas tienen menos activos para ser productivas, en comparación con otras regiones.
En el informe se identifica un conjunto de políticas para superar los obstáculos y promover la creación de empleo en África subsahariana, a saber:
- Debe haber reformas del sector privado eficaces en función de los costos, centradas en el aumento de la competencia, la aplicación uniforme de las políticas en todos los tamaños de empresas y la alineación regulatoria con los socios comerciales regionales. Los Gobiernos también pueden ayudar a identificar y apoyar el crecimiento de las empresas en sus primeras etapas a través de prácticas de adquisiciones más inclusivas y la promoción de las empresas locales en el extranjero.
- Se necesita inversión en educación para impulsar las ocupaciones semicalificadas en la región. Las intervenciones que mejoran el aprendizaje en la escuela son más eficaces que las que solo aumentan la asistencia escolar, mientras que la formación profesional puede ser útil para ayudar a los subempleados y a quienes abandonaron la escuela cuando eran niños.
- La educación de las niñas y el acceso de las mujeres al empleo pueden reducir las posibles pérdidas de productividad derivadas de la mala asignación del trabajo femenino. Las transferencias de efectivo han demostrado ser eficaces para aumentar la matriculación escolar de las niñas y su asistencia a la escuela, así como para frenar los embarazos de las niñas en edad escolar.