En los últimos tres años se perdieron más de 5 millones de empleos debido a perturbaciones económicas
CIUDAD DE WASHINGTON, 5 de octubre de 2023. Se espera que el crecimiento de las economías de Oriente Medio y Norte de África caiga marcadamente este año. Se prevé que el producto interno bruto (PIB) de la región se desplomará del 6 % en 2022 al 1,9 % en 2023, debido a los recortes en la producción petrolera en medio de la moderación de los precios del petróleo, las difíciles condiciones financieras mundiales y la elevada inflación, según se indica en la información económica actualizada más reciente de la región, preparada por el Banco Mundial.
Según el informe Balancing Act: Jobs and Wages in the Middle East and North Africa When Crises Hit (Un ejercicio de equilibrio: Empleo y salarios en Oriente Medio y Norte de África cuando se produce una crisis), se prevé que la disminución del crecimiento en Oriente Medio y Norte de África este año será más pronunciada en los países exportadores de petróleo del Consejo de Cooperación del Golfo. Se pronostica que el crecimiento del PIB real de estos países se ubicará en un 1 % en 2023, lo que representa una disminución drástica respecto del 7,3 % registrado en 2022, como resultado de la menor producción de petróleo y la caída de los precios de este producto. En los países en desarrollo exportadores de petróleo, se prevé que el crecimiento disminuirá del 4,3 % en 2022 al 2,4 % en 2023. En el caso de los países importadores de petróleo de Oriente Medio y Norte de África, el endurecimiento de las condiciones financieras mundiales y la elevada inflación seguirán limitando la actividad económica. Para este grupo se proyecta un crecimiento del 3,6 % en 2023, frente al 4,9 % registrado en 2022. Estos resultados marcan el final de la “historia de dos regiones” de 2022, en que los exportadores de petróleo de crecieron mucho más rápido que los importadores de petróleo.
Las mejoras en los medios de subsistencia se reflejan más claramente en los cambios en el ingreso per cápita. Según esta medición, se prevé que el crecimiento de la región disminuirá del 4,3 % en 2022 al 0,4 % en 2023. Para fines de 2023, solo 8 de las 15 economías de Oriente Medio y Norte de África habrán retornado a los niveles de PIB real per cápita previos a la pandemia.
“Si la región crece lentamente, ¿cómo harán para encontrar un trabajo digno los 300 millones de jóvenes que de aquí a 2050 golpearán las puertas del mercado laboral?”, dijo Ferid Belhaj, vicepresidente del Banco Mundial para la región. “Sin reformas de políticas adecuadas, podríamos empeorar sin darnos desafíos estructurales persistentes que los mercados laborales de Oriente Medio y Norte de África enfrentan en innumerables ámbitos. Este es el momento de aplicar las reformas”.
Si bien el Banco Mundial aún no ha realizado una evaluación integral del impacto económico de los desastres naturales recientemente ocurridos en Libia y Marruecos, prevé que los efectos macroeconómicos podrían ser moderados, ya que es probable que las perturbaciones sean de corta duración. Sin embargo, las evidencias empíricas sobre el efecto de los desastres en los países en desarrollo señalan una reducción del crecimiento al principio y un aumento del endeudamiento a mediano plazo para financiar la reconstrucción. El crecimiento del PIB tiende a recuperarse rápidamente después de tales eventos.
La segunda parte del informe se centra en el aspecto humano de tres perturbaciones macroeconómicas —la COVID-19, las grandes devaluaciones monetarias y las perturbaciones negativas en la relación de intercambio— al comparar los mercados laborales de Oriente Medio y Norte de África con los de otros mercados emergentes y economías en desarrollo durante períodos de contracción y expansión económica.
En el informe se llega a la conclusión de que los mercados laborales de Oriente Medio y Norte de África difieren de los de otros mercados emergentes y economías en desarrollo en una dimensión crucial: durante las contracciones, la respuesta del desempleo en esta región es casi del doble de la de otros mercados y economías. Entre 2020 y 2022, las crisis económicas mundiales incidieron con particular severidad en los niveles de empleo de la región. Las conclusiones del informe indican que este desajuste macroeconómico puede haber dejado sin trabajo a 5,1 millones de personas más, con lo que se superarían las tasas de desempleo ya elevadas que se observaban antes de la pandemia. Si Oriente Medio y Norte de África hubiera tenido la misma respuesta de desempleo que otros mercados emergentes y economías en desarrollo, las crisis de 2020-22 habrían dado lugar a 2,1 millones de trabajadores desempleados menos en la región.
“En épocas de desaceleración económica, los Gobiernos deben buscar una solución de compromiso entre más desempleo y salarios reales más bajos”, dijo Roberta Gatti, economista en jefe del Banco Mundial para Oriente Medio y Norte de África. “Si bien ninguno de los dos resultados es deseable, las repercusiones en materia de política son claras: los salarios reales flexibles, sumados a transferencias de efectivo bien orientadas, constituyen el enfoque más adecuado para reducir los costos económicos a largo plazo que deben soportar las familias de la región como consecuencia de las conmociones macroeconómicas”.
Incluso las alteraciones macroeconómicas temporales pueden dejar cicatrices permanentes en la población trabajadora de la región. La pérdida de puestos de trabajo puede afectar las perspectivas de empleo, el potencial de ingresos y las trayectorias profesionales en general de los trabajadores a largo plazo.