CIUDAD DE WASHINGTON, 21 de noviembre de 2023. Según un nuevo informe del Banco Mundial, conservar y restaurar los ecosistemas de carbono azul —como los manglares, los pastos marinos y las marismas saladas, que capturan más carbono que los bosques— puede ayudar a combatir el cambio climático, crear empleos valiosos y mejorar la calidad de vida de las personas.
En Impulsar el desarrollo del carbono azul (i), un informe financiado por el fondo fiduciario de múltiples donantes PROBLUE (i), se revela que el almacenamiento de carbono azul en los ecosistemas costeros y marinos, desde los manglares hasta los pastos marinos, es una herramienta poderosa en la lucha contra el cambio climático. Por ejemplo, detener la destrucción y degradación de los pastos marinos en todo el mundo podría equivaler a un ahorro de hasta 650 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono (CO2) al año, lo que corresponde aproximadamente a todas las emisiones anuales de la industria naviera mundial.
“Las inversiones destinadas a conservar y restaurar los manglares, los pastos marinos y otros sistemas naturales de almacenamiento de carbono azul pueden contribuir al ideal de un mundo sin pobreza en un planeta habitable”, dijo Valerie Hickey, directora global de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Economía Azul del Banco Mundial. “Estos ecosistemas no solo almacenan carbono, sino que también proporcionan una gran cantidad de beneficios, incluido el apoyo a la producción pesquera y la seguridad alimentaria, la promoción del turismo y el empleo, la protección de las comunidades costeras ante los desastres climáticos, y la provisión de hábitats naturales para la vida silvestre”.
La gestión de los ecosistemas de carbono azul demuestra que se pueden combinar el desarrollo, el clima y la naturaleza para brindar alimento, protección, empoderamiento y mejoras a las comunidades. Se estima que 4,1 millones de pequeños pescadores de todo el mundo dependen de los manglares para su actividad. Además, estos ecosistemas protegen a más de 6 millones de personas de las inundaciones cada año y evitan pérdidas anuales adicionales de activos productivos por valor de USD 24 000 millones.
En el informe se ofrece, por primera vez, un marco práctico y recomendaciones para orientar a los países en el proceso de desarrollo del carbono azul y las inversiones conexas siguiendo tres pilares:
- Datos y análisis: Para elaborar inventarios de gases de efecto invernadero y promover la inclusión del capital natural azul en la toma de decisiones.
- Políticas e instituciones: Con el fin de fortalecer el entorno propicio para maximizar los beneficios locales del carbono azul y aprovechar las alianzas para gestionar los riesgos e influir en la agenda mundial.
- Financiamiento: Con el objetivo de adoptar un enfoque holístico para la movilización de fondos, acceder a financiamiento internacional en forma de donaciones para prepararse para el uso del carbono azul, promover asociaciones público-privadas para el desarrollo del mercado de carbono azul e identificar cadenas de valor para reducir la degradación de los ecosistemas.
En el informe se señala que, a pesar de los beneficios asombrosos que ofrecen los ecosistemas de carbono azul, estos se han erosionado en las últimas décadas. Más del 50 % de las marismas salinas a nivel mundial se perdieron durante el siglo xx, y esta degradación continúa hasta la fecha. “La gente no se da cuenta de la importancia de estos sumideros, los cuales almacenan cinco veces más carbono que los bosques terrestres”, dijo Michele Diez, especialista sénior en medio ambiente y gerente de programa de PROBLUE. “Si se alteran las condiciones, el carbono que ha estado almacenado en estos ecosistemas durante miles de años se liberará a la atmósfera y generará impactos perjudiciales para el clima. Ha llegado el momento de que los Gobiernos inviertan en estos poderosos recursos. El Banco Mundial está preparado para ayudar a los países asociados a invertir en un planeta habitable para todos”.