Abordar la desaceleración de la productividad de las empresas es clave para el crecimiento a largo plazo
CIUDAD DE WASHINGTON, 31 de marzo de 2024. Los países en desarrollo de Asia oriental y el Pacífico están creciendo más rápido que el resto del mundo, pero más lento que antes de la pandemia, según las perspectivas económicas semestrales de la región publicadas por el Banco Mundial. Si bien la recuperación del comercio global y la flexibilización de las condiciones financieras respaldarán a las economías de la región, el mayor proteccionismo y el aumento de la incertidumbre relacionada con las políticas frenarán el crecimiento.
En el informe actualizado sobre la economía de Asia oriental y el Pacífico correspondiente a abril de 2024 (i) elaborado por el Banco Mundial, se proyecta que el crecimiento regional disminuirá al 4,5 % en 2024, en comparación con el 5,1 % del año pasado. De acuerdo con las previsiones, el crecimiento de los países en desarrollo de Asia oriental y el Pacífico, sin incluir a China, cobrará impulso hasta llegar al 4,6 % este año, un porcentaje mayor al 4,4 % registrado en 2023. Por su parte, el crecimiento de China se moderará, bajando del 5,2 % en 2023 al 4,5 %, dado que la elevada deuda, el debilitamiento del sector inmobiliario y las fricciones comerciales tienen un impacto en la economía. Entre los países insulares del Pacífico, el crecimiento se desacelerará al 3,6 % en 2024, en comparación con el 5,6 % del año pasado a medida que se disipe el repunte posterior a la pandemia. La desaceleración refleja en parte la normalización del crecimiento de Fiji, que llegará al 3,5 % en 2024, después de un excepcional 8 % el año pasado.
“La región de Asia oriental y el Pacífico realiza una importante contribución al crecimiento económico mundial, incluso cuando se enfrenta a un entorno global más complicado e incierto, el envejecimiento de la población y los impactos del cambio climático”, dijo Manuela V. Ferro, vicepresidenta del Banco Mundial para Asia oriental y el Pacífico. “Los países de la región pueden mantener el impulso de su crecimiento acelerando la apertura de un mayor número de actividades a la inversión privada, resolviendo los desafíos del sector financiero y aumentando la productividad”.
Las perspectivas están sujetas a riesgos de deterioro de la situación, como una desaceleración de la economía mundial mayor de lo esperado, tasas de interés más altas durante un período más prolongado en las principales economías, una mayor incertidumbre relacionada con las políticas económicas en todo el mundo y una intensificación de las tensiones geopolíticas.
En una sección especial del informe se presentan datos que indican que el crecimiento de la productividad de las principales empresas de la región se ha quedado rezagado respecto de las principales firmas internacionales. La brecha es especialmente marcada en los sectores que requieren un alto nivel de digitalización. Dado que las nuevas tecnologías suelen ganar terreno primero entre las compañías líderes y luego puede extenderse a otras firmas, esta tendencia genera preocupación en todo el espectro empresarial.
Los impedimentos para la competencia, la desigualdad en las cualificaciones de los trabajadores y una gestión deficiente son factores que afectan el crecimiento de la productividad de las empresas. Hacer que lo productos y servicios sean más competitivos y mejorar el capital humano —a través de inversiones en los maestros y en la educación terciaria— son medidas que pueden ayudar a mejorar la productividad.
“Si bien el crecimiento del ingreso per cápita en la región de Asia oriental y el Pacífico ha superado el de la mayoría de las otras economías en desarrollo en las últimas décadas, se ha visto más impulsado por la inversión que por el crecimiento de la productividad”, explicó Aaditya Mattoo, economista en jefe del Banco Mundial para Asia oriental y el Pacífico. “La adopción de políticas audaces para impulsar la competencia, mejorar la infraestructura y reformar la educación podría revitalizar la economía de la región”.