여러분 안녕하십니까!
고향에 돌아오니 기쁩니다. 장대환 박사님께서 이렇게 빛나는 자리를 베프시고
분에 넘치는 소개를 해 주시니, 마냥 겸손해지고 힘이 납니다. 참으로 고맙습니다. 강남스타일이 아니라도 즐겨주시기 바랍니다.
[¡Tengan todos muy buenos días! Es una gran alegría para mí estar en mi tierra natal. Me siento con mucha energía y profundamente conmovido por la maravillosa presentación que ha hecho el profesor Chang Dae‑Whan y por esta maravillosa ocasión. Estoy sumamente agradecido. Aunque no es el Gangnam Style, ¡espero que se diviertan!]
Muchas gracias, sus excelencias, distinguidos invitados, colegas y amigos. Permítanme comenzar con otro comentario muy breve. En la primera fila se encuentra mi madre, de 79 años de edad, y ella nos acompaña hoy para dar una charla sobre su vida dedicada al estudio de Toegye, conocido también como Yi Hwang, uno de los grandes filósofos de la historia de Corea. Solo quisiera expresarle a ella mi gratitud por haberme inculcado el deseo y, francamente, la necesidad de continuar ampliando las fronteras del conocimiento. Seguimos ampliando las fronteras del conocimiento porque sabemos que ello puede hacer que el mundo sea mejor.
Deseo agradecer nuevamente al Dr. Chang Dae-Whan por su generosa presentación y por haberme invitado a hablar ante esta notable asamblea. Permítanme también expresar mis agradecimientos a todos ustedes por sus aportes durante estos tres días de debate y aprendizaje. Es especialmente alentador observar una fuerte presencia del sector privado de Corea, cuyo pragmatismo y adaptabilidad tanto han contribuido a propiciar el progreso de este país.
Sería estimulante hablar ante este grupo de líderes en cualquier parte del mundo, pero sobre todo es estimulante hacerlo aquí, en Seúl, mi ciudad natal; la capital de un país que, en un período de 50 años, ha superado la pobreza y los conflictos para transformarse en una de las sociedades más prósperas y tecnológicamente avanzadas del mundo. Corea nos enseña que el desarrollo es posible incluso en condiciones de extrema adversidad. Hoy esta enseñanza adquiere más relevancia que nunca.
El tema del foro de este año nos insta a reconocer la magnitud de los desafíos que enfrenta el mundo en la actualidad y, sobre todo, a proponer soluciones audaces. También nos recuerda que esa audacia debe estar guiada por el conocimiento.
Pero ¿qué tipo de conocimiento es el que necesitamos?
Reunidos en la capital de un poder económico y tecnológico joven, somos conscientes de que el mundo está cambiando. Nuestra manera de pensar acerca del conocimiento en el proceso de desarrollo también debe cambiar.
Sesenta años atrás, cuando Corea era un país pobre y recién se había creado el Banco Mundial, se pensaba que el poder y los conocimientos acerca del desarrollo podían ir solamente en una dirección: desde el Norte Global hacia el Sur.
Ese modelo ha desaparecido para siempre. Este foro y la gran ciudad en la que se lleva a cabo demuestran que vivimos en un mundo multipolar. El poder y el conocimiento brotan de nuevas fuentes y se desplazan por nuevas rutas. Las economías emergentes representan hoy más de la mitad del crecimiento económico mundial.
El panorama global está cambiando de otras formas. Movimientos tales como la Primavera Árabe, la campaña de Los Indignados, Occupy Wall Street y las protestas sociales en muchos países evidencian la demanda de participación de la ciudadanía y su exigencia de recibir una medida justa de los beneficios de la prosperidad. Estos movimientos constituyen un recordatorio para todos nosotros de que las desigualdades radicales en materia de riqueza y poder son insostenibles. En un mundo en que los ciudadanos están informados y empoderados, las estrategias económicas no se pueden separar de las demandas de justicia social.
Ante estos desafíos, los Gobiernos y sus asociados no pueden eludir el tema con retórica. Tenemos que producir resultados.
Los planteamientos actuales con respecto al desarrollo solo nos ayudarán a medias. Con el cambio de milenio, el Dr. Chang y otros aquí presentes lideraron un proceso que transformó la economía coreana al situar deliberadamente el conocimiento en un lugar preponderante. Pienso que hoy día necesitamos una transformación similar en la manera en que los países, las comunidades y sus asociados ponen el conocimiento al servicio del desarrollo.
En el centro de nuestro modelo de desarrollo debemos sentar las bases de un nuevo tipo de conocimiento, que algunos han denominado una “ciencia de la entrega” de bienes y servicios, de la que los países se valdrán para satisfacer las necesidades de sus ciudadanos.
Mis comentarios en esta ocasión tienen tres objetivos: primero, explicar por qué necesitamos tal ciencia de la entrega en el ámbito del desarrollo; segundo, analizar algunas características del conocimiento en materia de entrega de bienes y servicios que influirán en la manera en que este campo adquirirá forma, y tercero, describir los pasos concretos que seguirá el Grupo del Banco Mundial para mejorar nuestra labor con los países en este ámbito y sentar las bases de la futura ciencia de la entrega en plenitud.
En mis conversaciones con dirigentes políticos y asociados de los países de todo el mundo, su mensaje es el mismo.
La mayoría de los países saben en qué dirección deberían orientar sus políticas generales para reducir la pobreza y generar prosperidad. Muchos países cuentan con políticas y programas de desarrollo sólidos y coherentes, pero en el papel, y no están obteniendo los resultados que desean. En cada país, y en cada sector, el mayor problema es la entrega.
“Entrega” significa el suministro de bienes y servicios a las personas de una manera que satisfaga sus expectativas. Las empresas privadas de alto rendimiento sobresalen en lo que respecta a la entrega de sus productos y servicios. La entrega también es fundamental para el sector público, pues forma parte del contrato social de los Gobiernos con los ciudadanos. Ahora más que nunca comprendemos la importancia crítica de la entrega de bienes y servicios en el ámbito del desarrollo. Las prioridades de la entrega en lo que respecta al desarrollo incluyen infraestructura física como caminos, redes de electricidad y sistemas de abastecimiento de agua. También comprenden servicios tales como educación, atención de salud y protección social. En muchos países y comunidades donde las necesidades son mayores existen deficiencias en la entrega en todas estas esferas.
Si queremos mejorar los resultados en términos de desarrollo, debemos encarar los problemas relacionados con la entrega de los bienes y servicios. Esta es la próxima frontera para el Grupo del Banco Mundial. Esto es, simplemente, lo que exige la gente.
Podemos señalar ejemplos individuales de los buenos resultados en la entrega que se han obtenido en países de todos los niveles de ingreso. Sin embargo, debemos pasar de los ejemplos aislados a los progresos generales logrados a nivel mundial, en todos los países y todos los sectores del desarrollo.
A tales efectos, debemos colaborar para sentar las bases de un nuevo campo que recopilará y difundirá conocimientos prácticos que los países puedan aprovechar para lograr una entrega eficaz en sus circunstancias específicas.
La necesidad de una ciencia de la entrega de bienes y servicios en el ámbito del desarrollo es urgente, pero esa ciencia no existe aún. Debemos crearla juntos. Los países tomarán la iniciativa. El Banco Mundial, el sector privado, la sociedad civil, las comunidades y los asociados internacionales en la tarea del desarrollo contribuirán a este esfuerzo. Pido encarecidamente a todos ustedes aquí presentes, líderes intelectuales e innovadores de diversas especialidades y provenientes de muchos países, que asuman este desafío y aporten sus ideas y energía.
A medida que avancemos en nuestras deliberaciones, deseo hacer una aclaración acerca de la división del trabajo entre los países y el Grupo del Banco Mundial. Son los países los que llevan a cabo los programas. Lo que hacen los profesionales del Banco es suministrar apoyo basado en los datos disponibles y brindar asesoría a los responsables de las políticas en los países, a los encargados de implementar los programas y a los asociados del sector privado.
En este contexto, “entrega” y “deficiencias en la entrega” pueden parecer conceptos abstractos. Detengámonos un momento a recordar qué significan estas ideas en términos humanos:
- Debido a las deficiencias en la entrega, 1300 millones de personas de los países en desarrollo carecen de acceso a electricidad y permanecen excluidos de prácticamente todas las ventajas de la vida moderna.
- Debido a las deficiencias en la entrega, cada año mueren más de 280 000 mujeres durante el parto a causa de complicaciones obstétricas que la medicina moderna puede tratar fácilmente.
- Gracias al éxito en la entrega, en Tanzanía el porcentaje de niños y niñas que terminan la educación primaria aumentó del 57% en el año 2000 al 90% en el 2010, resultados que han permitido mejorar la vida de millones de niños y niñas y proporcionarles las herramientas necesarias para lograr un futuro más próspero.
Lo positivo es que los recientes avances realizados en muchos campos nos pueden ayudar a mejorar la entrega. En disciplinas tan variadas como la ingeniería de sistemas, la medicina, la economía y otras ciencias sociales, así como en las esferas de la estrategia, las operaciones y la gestión en el ámbito de los negocios, están surgiendo importantes conocimientos. Todas estas disciplinas pueden aportar pruebas en un campo emergente como el de la entrega que ayudarán a los países a mejorar los resultados para el desarrollo.
No olvidemos que en muchos contextos, y gran parte del tiempo, la entrega de bienes y servicios es excelente. En todas las regiones del mundo, las empresas privadas resuelven diariamente sus problemas de entrega para satisfacer las necesidades de sus clientes. Los servicios públicos que damos por garantizados en los centros urbanos modernos, como el suministro de agua y electricidad y las redes de transporte, también son una demostración diaria de la entrega satisfactoria de servicios.
Los ejecutantes eficaces y los sistemas de entrega que funcionan adecuadamente no son poco comunes. Sin embargo, la entrega de bienes y servicios tiene una cualidad paradójica: mientras mejor es, menos se nota. Esto significa que, a menudo, la excelencia de la entrega no es reconocida, ni siquiera por quienes se benefician directamente de ella. Subestimamos la complejidad de los problemas y la importancia de los logros de los ejecutantes. Como consecuencia de ello, no nos esmeramos lo suficiente en analizar las razones del éxito en la entrega, captar los conocimientos que la han hecho posible, ni transmitir las lecciones de esa experiencia exitosa de modo que esta pueda ser aprovechada por otros.
Todos los aquí presentes saben qué personas de su empresa u organización son los que se movilizan, los que resuelven problemas, las personas a quienes la empresa recurre para que se encarguen de los casos más difíciles. De hecho, esas personas son las que hoy se encuentran aquí presentes. Para utilizar un término de mi profesión médica, a mí a ustedes me gusta llamarlos “expertos clínicos”. Pero podemos referirnos a ustedes sencillamente como “ejecutantes calificados”. En toda organización exitosa existen tales personas.
La base del éxito en el ámbito de la entrega es el conocimiento tácito presente en la mente de los ejecutantes, en el hábito de actuar eficazmente que se ha convertido en algo natural para ellos, lo que podríamos denominar su “memoria muscular”, como los diestros movimientos de un músico al tocar una pieza que ha aprendido tras practicar incansablemente.
En el ámbito del desarrollo, los ejecutantes que trabajan en la primera línea adquieren esta “memoria muscular” a lo largo de toda su carrera. Ellos prueban soluciones, observan los resultados, rectifican y vuelven a probar. A medida que realizan muchos de estos ciclos de aprendizaje, la experiencia acumulada se convierte en conocimientos prácticos. En la mayoría de los casos en que los países y sus asociados obtienen buenos resultados en términos de desarrollo, son estos conocimientos tácitos de los ejecutantes los que verdaderamente propician el éxito.
El desafío consiste en pasar de la excelencia en el desempeño individual a mejoras generalizadas de la calidad de la entrega en sectores completos.
Para ello, debemos avanzar desde los conocimientos derivados de la experiencia de profesionales individuales hasta el nivel del conocimiento analítico, esto es, el nivel de la ciencia. Tenemos que analizar y comparar el desempeño de numerosos ejecutantes. Debemos relacionar las experiencias y los resultados obtenidos por ellos con datos contextuales sobre política, las condiciones sociales, la capacidad de los países y otros factores que influyen en los resultados de la entrega. Debemos crear mecanismos eficaces para difundir los conocimientos relativos a la entrega, de manera que los ejecutantes puedan aprender constantemente unos de otros. Y también tenemos que crear “círculos virtuosos” de aprendizaje, en que los profesionales continuamente prueben innovaciones, recopilen resultados y utilicen estos últimos para diseñar nuevos experimentos. Estos son los pasos que conducirán a una ciencia de la entrega.
Mientras no sigamos esos pasos, la propia ciencia de la entrega enfrenta una deficiencia en la entrega, en el sentido de que el grueso de las innovaciones de los ejecutantes nunca se evalúa, analiza ni pone a disposición de manera adecuada para generar un aprendizaje común. Estamos perdiendo oportunidades de propagar el éxito. Ha llegado la hora de poner fin a este desperdicio de conocimientos sobre el desarrollo y de asegurar que los pobres de todo el mundo tengan acceso a cada innovación que pudiera ayudarles a mejorar sus niveles de vida.
Quiero destacar cuatro características de la entrega que resultan especialmente importantes para la forma en que trabajaremos para crear este nuevo campo y materializar su potencial.
En primer lugar, el tema de la entrega se refiere a la solución de problemas. Es un tipo de conocimiento práctico que procura encontrar los medios más eficaces para lograr un fin determinado.
Una consecuencia importante es que la entrega está sumamente supeditada a las circunstancias. Las soluciones están determinadas por las necesidades y las oportunidades que existen en un lugar y un momento específicos.
Por tal razón, el Grupo del Banco Mundial trabajará con los ejecutantes y las comunidades de los países para construir la base de conocimientos sobre la entrega desde los cimientos. Y es en este ámbito donde la constante presencia física del Banco en más de 120 países será fundamental. El Banco Mundial brindará apoyo a los países para poner en marcha centros locales de conocimientos sobre la entrega que se enfocarán en los problemas locales, y conectaremos estas plataformas nacionales con recursos regionales y globales. Estos centros pueden adoptar diversas formas y funcionar de diferentes maneras. Su objetivo es ayudar a los países a aprender en forma sistemática.
El hecho de que la entrega esté supeditada a las circunstancias también significa que los programas a menudo arrojan resultados desalentadores debido a factores contextuales que escapan al control directo de los ejecutantes. Algunos ejemplos son la falta de apoyo político de alto nivel para un determinado programa; la falta del financiamiento necesario, y la deficiente capacidad administrativa del país. Una de las tareas de una ciencia de la entrega será identificar estrategias que, en algunos casos, han permitido a los ejecutantes eliminar en parte las restricciones externas o, al menos, limitar su impacto en el desempeño de los programas.
El énfasis en la solución de problemas a nivel local no significa que los conocimientos específicos en un determinado contexto no puedan agregarse para incorporarlos al conjunto de pruebas y experiencias a nivel mundial. Existe un vínculo virtuoso entre lo local y lo global por el cual los conocimientos que son pertinentes en un contexto pueden adaptarse a otros. La clave está en realizar una evaluación rigurosa, de modo que los conocimientos a nivel local se transformen en datos disponibles para otros. El Grupo del Banco Mundial puede cumplir una función crítica como facilitador de los conocimientos en este intercambio, en primer lugar, fomentando la innovación local en lo que respecta a la entrega y, luego, asegurándose de que los resultados a nivel local se evalúen y agreguen como datos accesibles a nivel mundial. Un ejemplo de ello es nuestra labor de apoyo a la recopilación y diseminación de pruebas y datos relativos a los programas de transferencias monetarias condicionadas. Desde que las transferencias monetarias se pusieron en práctica en Brasil y México a fines de la década de 1990, el Banco ha facilitado más de 200 intercambios de conocimientos Sur-Sur que han ayudado a los países a aprender de la experiencia de cada uno sobre la mejor manera de implementar esos programas.
En segundo lugar, la entrega tiene que ver con sistemas complejos. La entrega de bienes y servicios en el marco del desarrollo guarda relación con objetivos sociales. Las sociedades están compuestas por sistemas interrelacionados. Para alcanzar cualquier objetivo social, tenemos que poner en funcionamiento numerosos sistemas naturales y humanos que ejercen influencia entre sí.
Muchos países de ingreso bajo enfrentan limitaciones en cuanto a su capacidad, y sus sistemas son débiles. Pero es en la creación y gestión de sistemas complejos donde la capacidad del Grupo del Banco Mundial es sobresaliente. Durante más de 60 años hemos ayudado a países de todo el mundo a diseñar y poner en funcionamiento sistemas para alcanzar objetivos sociales. Podemos analizar un sistema de entrega de bienes y servicios en su totalidad, determinar específicamente los impedimentos y deficiencias en su capacidad, e identificar medidas de intervención. En nuestra labor con los países orientada a crear la ciencia de la entrega, estas son las cuestiones que iremos abordando, valiéndonos de los conocimientos sobre los sistemas existentes y aplicándolos de nuevas maneras.
Para abarcar la complejidad de los desafíos que supone la entrega bienes y servicios, la futura ciencia de la entrega deberá ser multidisciplinaria desde el principio. He aquí el tercer punto. El aprendizaje sobre la entrega se basará en las ciencias naturales, las ciencias sociales, la ingeniería y las matemáticas aplicadas, así como las disciplinas empresariales, pero también en las humanidades, como la historia y la ética.
Cuando el profesor Michael Porter y yo creamos el proyecto sobre la prestación de servicios de salud a nivel mundial en Harvard, estudiamos los desafíos que planteaban los sistemas de salud. Descubrimos que la mejor forma de conocerlos a fondo era enviar equipos de investigación multidisciplinarios que incluyeran médicos y especialistas en salud pública, pero también antropólogos, especialistas en gestión, historiadores, periodistas y especialistas en ética. La triangulación de los diferentes tipos de datos nos ayudó a descubrir las causas del éxito o del fracaso de los programas que analizamos.
Uno de los puntos fuertes que distinguen al Grupo del Banco Mundial es su capacidad para combinar profundidad de conocimientos en áreas clave del desarrollo con amplitud multidisciplinaria. Podemos movilizar conocimientos especializados internos en una gran variedad de disciplinas. Y, a través de nuestro poder de convocatoria y nuestras redes, podemos ayudar a nuestros clientes a acceder a una variedad más amplia de conocimientos especializados internacionales que trascienden nuestra propia institución.
En cuarto lugar, los conocimientos sobre la entrega de bienes y servicios son interactivos y evolucionan constantemente. Difieren del tipo de conocimientos al que estamos acostumbrados en disciplinas que son más cuantitativas y abstractas y dependen menos del contexto.
Dado que las soluciones relacionadas con la entrega de bienes y servicios cambian según el contexto, los conocimientos sobre la entrega se renuevan constantemente a través del diálogo entre los especialistas y las partes interesadas. Los principios de la entrega surgen en un contexto de colaboración y comunicación en que las personas y las instituciones tratan de solucionar juntas sus problemas.
Los conocimientos sobre la entrega son conocimientos “sociales”, rasgo que no siempre ha caracterizado a las formas tradicionales de conocimiento científico.
Veamos un ejemplo de lo que esto significa en la práctica. En los años ochenta, los esfuerzos para incrementar las tasas de supervivencia infantil en los países pobres se habían estancado. Millones de niños morían cada año de enfermedades que podían prevenirse o curarse con tecnologías sencillas y de bajo costo, incluidas las vacunas. Pero las actividades previstas para realizar estas sencillas intervenciones se habían paralizado.
Instituciones líderes, en particular la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), se dieron cuenta de que necesitaban modificar radicalmente su estrategia. La solución consistió en crear un grupo de trabajo integrado por ejecutantes experimentados, cuya autoridad fuera aceptada por todos los organismos. Personas como Bill Foege, profesor mío que había dirigido gran parte de la histórica campaña de erradicación de la viruela de la OMS. El nuevo grupo se llamó “Grupo de Trabajo para la Supervivencia y el Desarrollo del Niño”. Esencialmente, se trataba de un taller sobre la entrega de bienes y servicios. Muchas de las reuniones del grupo eran sesiones intensivas sobre resolución de problemas. Los participantes identificaban las dificultades en la entrega que obstaculizaban el progreso de los países y recurrían a la experiencia colectiva para encontrar soluciones.
El grupo de trabajo cambió la historia. En apenas seis años, de 1984 a 1990, la cobertura de vacunación infantil en los países en desarrollo aumentó considerablemente, puesto que se cuadruplicó al pasar del 20% al 80%, según algunas estimaciones. ¿Cuál fue el secreto? Las tecnologías utilizadas se conocían desde hacía mucho tiempo. Lo que faltaba era un marco que permitiera a los ejecutantes expertos aprender y tomar decisiones en conjunto. La clave era la solución de problemas interactiva, con especial énfasis en los resultados. Estos son los tipos de modelos que buscamos.
Una consecuencia de la naturaleza interactiva de los conocimientos sobre la entrega de bienes y servicios es que la calidad de nuestro conocimiento depende del carácter inclusivo del debate. Excluir del diálogo a los accionistas nos priva de datos esenciales. Por lo tanto, si no se escuchan las voces de la comunidad de base, tendremos una comprensión distorsionada e incompleta de los procesos de entrega. A la hora de prestar servicios, el Grupo de Banco Mundial y nuestros países asociados reforzarán la participación de las comunidades beneficiarias en todos los aspectos del diseño, la ejecución, el seguimiento y la evaluación de los programas.
Permítanme describir ahora tres medidas prácticas que adoptará el Grupo del Banco Mundial para fortalecer la colaboración con los países en la entrega de bienes y servicios y sentar las bases para la ciencia de la entrega.
En primer lugar, el Grupo del Banco Mundial respaldará a una serie inicial de tres países autoseleccionados que crearán centros nacionales de conocimientos sobre la entrega orientados al desarrollo. Estos centros coordinarán personas y recursos para abordar los problemas prioritarios relacionados con la entrega de bienes y servicios a nivel nacional y difundir las enseñanzas. Los países estructurarán sus centros de acuerdo con sus respectivos programas nacionales. En la mayoría de los casos, los centros tendrán su sede en instituciones públicas o privadas existentes. Algunos de ellos podrán ser totalmente “virtuales”. Si los países lo solicitan, el Banco proporcionará financiamiento inmediato, asistencia técnica y apoyo para el intercambio de conocimientos y difusión.
Me complace anunciar que el ministro de Finanzas Pravin Gordhan, de Sudáfrica, ha confirmado la intención de su país de ser el primer país piloto. Cuando estuve en Sudáfrica el mes pasado, el presidente Zuma, el ministro Gordhan y otros líderes tenían en claro que mejorar la entrega en infraestructura básica y en los sectores sociales revestía máxima prioridad a nivel nacional. La entrega de bienes y servicios es la clave para lograr el objetivo de prosperidad inclusiva al que aspira Sudáfrica, y el Gobierno está decidido a hacer lo que sea necesario para ello. El Grupo del Banco Mundial tiene sumo interés en colaborar con Sudáfrica mientras el país encara este desafío histórico. Alentamos a otros países interesados a ponerse en contacto con nosotros.
En segundo lugar, reorientaremos la labor de medición del Banco a fin de respaldar mejor los avances en la entrega de bienes y servicios. Específicamente, para saber si esta funciona como es debido, no basta con los indicadores de producción. Debemos medir los resultados. No solo cuántos kilómetros de caminos rurales se construyen, sino si los caminos están ayudando a reducir la pobreza. No solo cuántos niños van a la escuela, sino si los niños que van están aprendiendo. En los últimos años, el Banco ha hecho avances para incorporar más medidas de resultados en la recopilación de datos sobre los proyectos. Nos hemos comprometido a ampliar este enfoque. Invertiremos en herramientas y estrategias para recopilar datos sobre resultados que puedan orientar las decisiones de los países relativas a la entrega de bienes y servicios a fin de obtener mejores resultados.
En tercer lugar, utilizaremos herramientas y enfoques novedosos para captar el conocimiento tácito de los ejecutantes expertos y enseñar aptitudes relacionadas con la entrega. Aplicaremos diversas estrategias. Tres de estos enfoques son el aprendizaje basado en casos específicos, las “tutorías clínicas” y el compromiso de aprender de los fracasos.
Una herramienta de eficacia comprobada para enseñar a los especialistas sobre los sistemas complejos es el método de estudio de casos que se aplica en muchas escuelas de negocios, de ingeniería y de ciencias de la salud. Se utiliza un modelo narrativo con el que se evita reducir situaciones complejas a esquemas simplistas. En Harvard descubrimos que ese método constituye una forma sumamente eficaz de estudiar cómo los encargados de adoptar las decisiones sobre la salud a nivel mundial, por ejemplo, se manejan a través de los sistemas complejos. En el Grupo del Banco Mundial, construiremos una biblioteca de estudios de casos sobre la entrega de bienes y servicios y los utilizaremos para capacitar al personal del Banco y los ejecutantes de los países que quieran aprovechar esta oportunidad. Invitaremos a nuestros asociados de todo el mundo a contribuir a una biblioteca de casos que esperamos que se agrande rápidamente.
Asimismo, pondremos en marcha un programa de tutoría para formar la próxima generación de ejecutantes expertos dentro del Grupo del Banco Mundial. Mediante este programa se designará a jóvenes profesionales prometedores para que trabajen con ejecutantes experimentados. Los ejecutantes expertos transmitirán sus conocimientos especializados mediante el trabajo en colaboración abordando problemas reales para clientes reales.
Un tercer enfoque de aprendizaje reviste especial importancia para mí.
Históricamente, las instituciones de desarrollo se han mostrado reticentes a reconocer los fracasos y, más aún, a analizarlos públicamente. Pero eso es exactamente lo que vamos a hacer en el Grupo del Banco Mundial.
Las políticas y los proyectos que no dan resultado conllevan lecciones valiosas. Pero las instituciones a menudo se resisten a volver a analizarlos para aprender esas lecciones. ¿Cómo podemos evitar repetir errores del pasado si no hablamos de ellos abiertamente, no determinamos lo que no funcionó ni compartimos nuestras conclusiones para evitar que otros caigan en las mismas trampas?
Es mi deseo que el Grupo del Banco Mundial sirva de ejemplo para la comunidad del desarrollo. También en este caso nos basaremos en precedentes que sean prometedores. Muchos miembros del personal del Banco ya han participado en debates denominados “ferias de fracasos”, en las que se analiza por qué determinados proyectos no cumplían con las expectativas. Me gustaría promover más eventos de este tipo, hacerlos más sistemáticos y difundir los resultados.
Comenzaré a presidir esos talleres personalmente. El primero está programado para principios de diciembre. En las sesiones no se echarán culpas al personal. Por el contrario, aprovecharemos para entender en forma colectiva los factores que llevaron a que las buenas intenciones arrojaran resultados menos que satisfactorios. De cara al futuro, ampliaremos la participación en estos ejercicios para incluir a las comunidades afectadas y a críticos externos, y publicaremos los procedimientos y las conclusiones.
Para concluir, me gustaría volver al eje de la labor que desarrolla el Banco Mundial: su relación con los países y con los pobres. A mi juicio, nuestro trabajo conjunto para crear la ciencia de la entrega contribuirá decisivamente a la evolución de esa relación.
Me he referido a la naturaleza colaborativa e interactiva del aprendizaje sobre la entrega. Desde hace algún tiempo, el Banco y sus clientes han ido pasando de la relación tradicional de prestamista y prestatario a una verdadera asociación orientada a la implementación y el aprendizaje, mediante la cual integramos nuestras aptitudes para realizar actividades basadas en datos concretos en torno a metas comunes.
La ciencia de la entrega es un elemento catalizador que acelerará este cambio. Además de proporcionar dinero y conocimientos, el Grupo del Banco Mundial aspira a ser una organización que innova, comparte los procesos de creación y aprende con sus clientes.
Al mismo tiempo, el Banco también satisface las necesidades de sus asociados haciendo algo que ninguno de ellos puede hacer en forma aislada: crear bienes públicos mundiales relacionados con el conocimiento que respalden procesos de aprendizaje compartidos a nivel mundial, regional, nacional y subnacional.
He hablado sobre la ciencia de la entrega de bienes y servicios con líderes políticos de todo el mundo. Estos suelen reaccionar con alivio por el hecho de que los asociados a nivel mundial finalmente están comenzando a entender la cuestión. Los países vienen enfrentando esos desafíos desde hace años y saben que hay mucho en juego.
Mirando más allá de la incertidumbre económica de hoy en día, muchos líderes gubernamentales, el sector privado y la sociedad civil siguen comprometidos con objetivos audaces para reducir la pobreza y generar prosperidad. Tienen razón en mantener sus ambiciosos objetivos. Y los países están en lo cierto cuando perciben que la entrega eficiente de bienes y servicios con frecuencia significará la diferencia entre el estancamiento y el crecimiento.
Juntos abriremos un nuevo capítulo en la esfera del desarrollo: una era en la que mejoraremos constantemente nuestra capacidad de cumplir lo que hemos prometido a la gente, especialmente a los más pobres.
Muchas gracias.