2030.
Este es. Este es el plazo para poner fin a la pobreza.
Les agradezco su presencia, y solo quiero decirles que hace menos de una hora, por primera vez en la historia, nos hemos comprometido a fijar un plazo para poner fin a la pobreza. Hemos dejado de soñar con un mundo sin pobreza. Hemos fijado una fecha de vencimiento para la pobreza extrema. Con compromiso, cooperación y la visión de los líderes del mundo, tenemos mucha fe en que podemos lograrlo.
La labor será ardua. El plazo de 2030 está más cerca de lo que se piensa: faltan apenas 17 años. Cada año recordaremos al mundo la urgencia de nuestra tarea a través de informes sobre los progresos realizados, país por país, con respecto a la tasa de pobreza extrema en todo el mundo, y sobre los cambios en los ingresos del 40% más pobre de la población de cada país, es decir, las personas vulnerables a volver a caer en la pobreza si pierden el empleo o sufren una crisis de salud. Cada año sabremos en qué aspectos vamos avanzando y en cuáles no.
También siento gran satisfacción de que el Comité para el Desarrollo abogue por una sólida reposición de los recursos de nuestro fondo para los más pobres, la AIF, con una decidida participación de todos los miembros.
En estas Reuniones de Primavera, las primeras en las que participo en calidad de presidente del Grupo del Banco Mundial, hubo varios otros aspectos destacados. Uno de ellos fue la edificante presencia del secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, que participó conmigo en varios eventos y reuniones de alto nivel y quien, sobre todo, subrayó la gran importancia de la colaboración entre el sistema de las Naciones Unidas y el Grupo del Banco Mundial para poner fin a la pobreza. Podemos ser mucho más eficaces y eficientes si unimos nuestras fuerzas para encarar al mismo tiempo las cuestiones políticas, de seguridad y del desarrollo económico. Esta es nuestra promesa al mundo.
Un segundo aspecto clave en estas reuniones ha sido la atención prestada al cambio climático. Tal como sostuve en varias reuniones, necesitamos un plan que permita contrarrestar el desafío de un calentamiento del planeta de proporciones catastróficas. Una tercera parte importante de estas reuniones fue la atención especial a la necesidad de que los países inviertan más en salud y educación. Si no proporcionan acceso universal a la educación, si no mejoran sus sistemas de educación para que todos los niños no solo asistan a la escuela sino que también aprendan en la escuela, y si no crean sistemas de salud que verdaderamente brinden atención de calidad a todas las personas, los países desaprovecharán la oportunidad de hacer inversiones cruciales en su capital humano que determinarán su posición competitiva en la economía mundial. Invertir en las personas, sobre todo en salud y educación, es lo correcto, tanto desde un punto de vista moral como estratégico.
Muchas gracias.