Buenos días. Bienvenidos a las Reuniones Anuales de 2015 del Grupo Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Es para mí un gran placer estar en Lima. Perú ha sido un excelente anfitrión y estamos agradecidos por todos los preparativos que el país ha realizado para nuestra llegada.
Hace apenas unos días anunciamos que, por primera vez, el porcentaje de personas que viven en la pobreza extrema en el mundo probablemente bajará a menos del 10 % este año, hasta alcanzar un 9,6 % a nivel mundial. Esta es la mejor noticia del mundo. El Grupo Banco Mundial tiene como objetivos poner fin a la pobreza extrema a más tardar en 2030 e impulsar la prosperidad compartida del 40 % más pobre de la población de los países en desarrollo. Aunque seguimos confiados en que podremos acabar con la pobreza extrema, el último tramo será sumamente difícil, porque estamos en medio de un período de lento crecimiento mundial y asistimos al fin del superciclo de los productos básicos, la inminente alza de las tasas de interés y la constante fuga de capitales de los mercados emergentes.
Tras una década de sólido crecimiento y enorme progreso social, América Latina, al igual que otras regiones, enfrenta estas dificultades. Según nuestros pronósticos, el crecimiento en la región será del -0,3 % en 2015, con una leve mejora al 1,1 % en 2016. La desaceleración representa una amenaza para los avances sociales que tanto ha costado lograr, y ahora los países deben adaptarse. Los países latinoamericanos deben aumentar la productividad, mejorar el acceso a una educación de calidad y garantizar que el Estado sea más eficiente a la hora de prestar servicios sociales.
La región puede promover el crecimiento inclusivo a través de reformas que le permitan aprovechar su apertura al comercio mundial. Las negociaciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico concluidas recientemente podrían ser una muy buena noticia para la región, a pesar de que los únicos países de América Latina que participan en dicho acuerdo son México, Chile y Perú. La posible influencia del acuerdo en la economía mundial podría ayudar a impulsar el crecimiento de la región.
Ahora me gustaría tocar otros dos temas. El primero se refiere al impacto de los cambios demográficos. Ayer dimos a conocer el Informe sobre seguimiento mundial, en el que se demuestra que para lograr avances en el futuro los Gobiernos deben superar la creciente brecha demográfica que hoy existe. La mitad del mundo vive en países donde las poblaciones son relativamente jóvenes y están creciendo, pero son pobres y tienen acceso limitado a una educación de calidad. La otra mitad vive en países donde las poblaciones se están contrayendo, están envejeciendo y se están jubilando; estos países impulsan la mayor parte de la actividad económica mundial, pero su crecimiento económico se ve amenazado a medida que disminuyen las tasas de natalidad y el número de trabajadores.
Estas realidades demográficas pueden constituir una excelente oportunidad tanto para los países pobres como para los ricos. En última instancia, el ingreso de refugiados o migrantes en edad de trabajar en un país cuya población está envejeciendo puede resultar beneficioso para todos, pero, como hemos podido observar en años recientes debido al actual conflicto de Siria, el flujo de refugiados también puede conducir a la tragedia. En los últimos años, Jordania, el Líbano y Turquía han recibido a varios millones de sirios, proporcionándoles generosamente abrigo, educación y otros servicios. Hoy siguen llegando a Europa cientos de miles de refugiados, en su mayoría sirios. Esto ha puesto a prueba a los líderes de Europa y a su población, así como a los países vecinos de Siria, y admiramos las grandes muestras de ayuda y generosidad de muchos en toda Europa. Para todos los afectados, la crisis de los refugiados supone un desafío inmensamente difícil. En los últimos años, el Grupo Banco Mundial ha estado brindando asistencia a las comunidades que reciben a los refugiados en el Líbano y Jordania, y actualmente estamos estudiando nuevas formas de incrementar nuestra ayuda a los vecinos de Siria.
El segundo tema es el cambio climático. El cambio climático afecta a todas las naciones y a todas las personas, pero perjudica en mayor medida a los pobres. Hoy el mundo debe reducir las emisiones e invertir en una mayor capacidad de adaptación y resiliencia.
En la conferencia que se celebrará en París en diciembre, los países deben dar muestras de verdadera ambición. Es fundamental tener la voluntad política de adoptar medidas urgentes. Creemos que existen vías políticamente fiables para suministrar, de aquí a 2020, US$100 000 millones al año en financiamiento relacionado con el clima a los países en desarrollo. El cumplimiento de este compromiso generará la confianza necesaria para establecer metas verosímiles de reducción de emisiones. Gran parte de los US$100 000 millones ya está circulando, y los bancos multilaterales de desarrollo están otorgando financiamiento esencial.
El Grupo Banco Mundial está preparado para incrementar su apoyo destinado a satisfacer las crecientes necesidades de los países. El mundo debe actuar ahora para fijar el precio del carbono, eliminar los subsidios a los combustibles fósiles, ampliar el acceso a la energía renovable y mejorar la eficiencia, construir ciudades más limpias y más habitables, e invertir en una agricultura inteligente con respecto al clima. En los próximos días, mantendremos intensas conversaciones con nuestros accionistas a fin de hacer todo lo posible para ayudar al mundo a encontrar soluciones que estén a la altura del desafío que plantea el cambio climático.
Muchas gracias. Con gusto responderé preguntas.