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Discursos y transcripciones

Luchar contra la corrupción para crear un mundo más justo y próspero

Mayo 12, 2016


Presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim Cumbre contra la Corrupción Londres, Reino Unido

Texto preparado para la intervención

En nombre del Grupo Banco Mundial, doy gracias al Gobierno del Reino Unido y al primer ministro David Cameron por convocarnos para luchar contra el flagelo de la corrupción. Los ciudadanos de todos los países del mundo están protestando contra los Gobiernos considerados corruptos. La corrupción constituye un obstáculo enorme para el desarrollo económico y social y para el logro del objetivo mundial de poner fin a la pobreza extrema a más tardar en 2030, pero sabemos que podemos y debemos hacer mucho más por luchar contra ese flagelo.

La corrupción equivale, simplemente, a robar a los pobres. Constituye un doble menoscabo del crecimiento y la prosperidad, en lo que se refiere no solo al desvío de recursos de sus fines previstos sino también a los efectos a largo plazo de los servicios que no se prestan: falta de vacunación, falta de suministro de útiles escolares, falta de construcción de caminos. En mis viajes por el mundo he visto el efecto corrosivo de la corrupción en la vida de los pobres, y el consiguiente deterioro pronunciado de la confianza de los ciudadanos en sus Gobiernos.

Hace 20 años, mi predecesor James Wolfensohn pronunció un discurso de vanguardia en el que exhortó al mundo a tomar medidas de lucha contra el que denominó "cáncer de la corrupción". Desde entonces, hemos trabajado incansablemente para convertir las aspiraciones en acción: tenemos una política de tolerancia cero a la corrupción, hemos abierto el Banco Mundial a escrutinio, y estamos influyendo en los Gobiernos y el sector privado para que adopten medidas amplias para prevenir la corrupción.

Ahora es tiempo de avanzar más. Me uno al primer ministro Cameron, al presidente Buhari y al secretario Kerry en un llamado a la acción a los Gobiernos, la sociedad civil, el sector privado y los organismos internacionales en el marco de una nueva agenda basada en el pedido de transparencia y responsabilidad formulado por los ciudadanos, una agenda que se valga del aporte de todos los asociados y todos los instrumentos disponibles. Se trata de una agenda basada en lo que en el Banco Mundial llamamos una "transparencia radical", que es un reconocimiento tanto de la inevitable aceleración mundial de una transparencia que se está convirtiendo en un imperativo para nosotros como de nuestro propio compromiso de valernos de esta transparencia para luchar contra la corrupción de manera más eficaz.

Primero, debemos seguir insistiendo en obtener más información y lograr más transparencia en cuanto a los fondos públicos. En Sierra Leona, en colaboración con el Departamento de Desarrollo Internacional del Gobierno del Reino Unido (DFID) y nuestros homólogos de las Naciones Unidas, ayudamos a las autoridades a diseñar e implementar un sistema de transferencias seguro que permitió garantizar que el monto adecuado de dinero llegara a las personas adecuadas a tiempo, de manera transparente y responsable. Esto no solo contribuyó a la lucha contra la epidemia de ébola, sino que también reforzó la confianza de la población en la lucha del Gobierno contra el brote de esa enfermedad.

La publicación de los papeles de Panamá nos recuerda la rápida expansión y el poder de la transparencia, y dio lugar a que se llamara a poner fin a los paraísos tributarios para los muy acaudalados que ocultan su dinero de los Gobiernos.

Transparencia radical. No hay marcha atrás. Debemos garantizar que la mayor transparencia impulse la prevención y el descubrimiento de la corrupción en los años venideros. De cara al futuro, estamos dispuestos a apoyar nuevos acuerdos internacionales que establezcan normas y sistemas que mejoren el intercambio de información entre los países para evitar el flujo ilícito de fondos.

Segundo, debemos usar la innovación y la tecnología para impulsar el cambio en todo el mundo. La tecnología nos puede ayudar a mejorar la prestación de servicios y aumentar el escrutinio de cómo se usan los fondos. El uso de tarjetas inteligentes biométricas en India ha dado lugar a que se desvíen menos recursos de sus fines previstos, los titulares de esas tarjetas recibieron 35 % más dinero en relación con un programa público de empleo y recibieron sus pagos un 30 % más rápido que otros beneficiarios del programa. En Mindanao (Filipinas), el seguimiento geoespacial y la fotografía digital han contribuido a la construcción oportuna de caminos en zonas sumidas en conflictos.

Tercero, debemos hacer más para lograr la participación de los ciudadanos y el sector privado. Si bien la información se está volviendo más accesible, es preocupante que en muchos casos se esté reduciendo el espacio para que los ciudadanos y las organizaciones no estatales expresen sus objeciones. La muerte de activistas, como Berta Cáceres, Nelson García y tantos otros en Honduras, ha tenido un efecto paralizador en la responsabilidad. Debemos hacer todo lo que podamos para proteger a los defensores de la transparencia.

Por último, sabemos que en la lucha eficaz contra la corrupción debe colaborar una amplia coalición de líderes del Gobierno y de fuera del Gobierno. Si bien el diálogo mundial sobre la corrupción con frecuencia se ha centrado en ese flagelo en el mundo en desarrollo, lo ocurrido en los últimos tiempos destaca el papel cumplido por las políticas y las prácticas de los países desarrollados que permiten que haya corrupción. Estudios realizados han demostrado que los activos mal habidos suelen guardarse en países desarrollados, lo que empobrece más a los países en desarrollo.

Celebramos y apoyamos firmemente la exhortación del primer ministro Cameron a llevar a cabo una lucha mundial coordinada contra la corrupción. A todos aquellos que se están enriqueciendo gracias a la corrupción les comunicamos nuestro empeño en esa lucha y les decimos que la transparencia radical seguirá vigente. En el Grupo Banco Mundial tenemos por objetivo poner fin a la pobreza extrema en el mundo y no permitiremos que la corrupción sea un obstáculo para su logro. Reafirmaremos nuestro empeño en la lucha contra el cáncer de la corrupción y avanzaremos con premura para poner coto a aquellos están robando a los pobres. Este es tanto nuestro deber moral como una de las mejores estrategias posibles de desarrollo económico. Muchas gracias.


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