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Discursos y transcripciones Julio 16, 2019

Palabras de David Malpass, presidente del Grupo Banco Mundial, sobre el 75.o aniversario de Bretton Woods

Estamos hoy aquí para conmemorar el 75.o aniversario de la Conferencia de Bretton Woods (New Hampshire), celebrada en 1944. Como saben, esa conferencia condujo a la creación del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), ahora Banco Mundial, institución que presido.

Quisiera mencionar algunos momentos destacados de la historia financiera del Banco Mundial y analizar algunos desafíos del desarrollo. Encontrarán información mucho más detallada en mi ensayo publicado en el compendio Bretton Woods@75 (Bretton Woods a los 75 años).

Cuando se inició la Conferencia de Bretton Woods, la noche del 1 de julio de 1944, Europa y el Pacífico eran el escenario de cruentas batallas. El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Henry Morgenthau, quien presidía el encuentro, instó a los delegados de los 44 países participantes a crear una economía mundial dinámica, en la que los pueblos de cada nación serían "capaces de realizar sus potencialidades en paz, […] elevar sus propios estándares de vida y gozar, cada vez más, de los frutos del progreso material”.

El Banco Mundial comenzó a funcionar en 1947, cuando reunió suscripciones de capital de los países accionistas y aprobó su primer préstamo. Ese préstamo fue una operación sencilla que se llevó a cabo a partir de una breve carta de solicitud enviada por Francia, en la que se describía el programa de reconstrucción del país. El Banco Mundial emitió su primer bono en julio de 1947 y otorgó un préstamo de USD 250 millones a Francia para adquirir equipos y materias primas. En valores de la actualidad, esa cifra equivale a USD 2850 millones y sigue siendo uno de los préstamos más grandes de la historia de la institución.

La reconstrucción continuó siendo una de las principales actividades del Banco. En junio estuve en Osaka, Japón, para las reuniones del Grupo de los 20 (G-20) y tomé el tren bala para ir a Tokio. El Banco Mundial contribuyó a financiarlo a principios de la década de 1960, con miras a las Olimpíadas de Tokio de 1964. Poco después, Japón pudo graduarse del Banco Mundial y dejar de recibir financiamiento, y rápidamente se convirtió en uno de los principales donantes de la institución. Nos alegramos por ese éxito económico y por la relación de colaboración que hemos mantenido con Japón y con otros donantes a lo largo de las décadas.

Otro de los ámbitos iniciales de trabajo del Banco fue el desarrollo. En el primer párrafo de su Convenio Constitutivo se afirma que uno de los propósitos del Banco es “el fomento del desarrollo de los medios y recursos de producción en los países menos desarrollados”. En 1948, el Banco aprobó dos préstamos soberanos para Chile destinados a adquirir equipos y maquinaria agrícola.

Aún en la década de 1940, en su tercer Informe anual el Banco reconocía que parte de su valor radicaba en el análisis: “ayudar a sus miembros a analizar sus problemas de desarrollo [...], trazando las líneas generales que les permitan avanzar con mayor firmeza y rapidez hacia su desarrollo”.

Muchas de estas líneas de desarrollo deben provenir del sector privado. En 1956, abrió sus puertas la Corporación Financiera Internacional (IFC) con la difícil misión de invertir en proyectos del sector privado solo “en los casos en que no se encuentre suficiente capital privado disponible en condiciones razonables”.

En 1960, los accionistas del Banco crearon la Asociación Internacional de Fomento (AIF) con el fin de otorgar donaciones y préstamos de bajo interés a los países más pobres. Desde entonces, la AIF ha proporcionado casi USD 400 000 millones en 113 países, y los donantes reponen los recursos de su Fondo Fiduciario cada tres años. Asimismo, se han logrado algunos avances en la reducción de la pobreza. Con la ayuda del financiamiento y la asistencia para el desarrollo proporcionados por el Grupo Banco Mundial, la cantidad de personas que viven en la pobreza extrema se ha reducido en más de 1100 millones. Según las estimaciones, en 2018 la tasa de pobreza fue del 8,6 %. Ese valor se considera el índice promedio mundial más bajo de la historia, aunque sigue siendo demasiado alto.

En un mundo que ha atravesado numerosas turbulencias desde la Segunda Guerra Mundial, el ciclo de tres años de reposición de los fondos de la AIF destinados a los países más pobres ha mostrado una estabilidad inusual y un claro propósito. Esperamos concluir para fines de 2019 las deliberaciones sobre la decimonovena reposición (AIF-19), en las que Francia, nuestro país anfitrión hoy, desempeña una importante función liderando el proceso y alentando a la comunidad del desarrollo a centrarse en la región del Sahel.

Las necesidades de los países prestatarios de la AIF y del resto del mundo son muy grandes. Aún hay más de 700 millones de personas que viven en la pobreza extrema. En África al sur del Sahara, las cifras aumentan, no disminuyen, y se necesitarán 15 millones de nuevos empleos por año para responder al crecimiento demográfico de la región. Las tasas actuales de crecimiento económico no serán suficientes para lograr los ambiciosos objetivos que todos nos hemos fijado en relación con el desarrollo sostenible.

Del mismo modo que el Banco Mundial y las políticas de desarrollo han evolucionado en los 75 años transcurridos desde la Conferencia de Bretton Woods, también el financiamiento para el desarrollo ha ido cambiando. El Banco fue pionero en el uso de swaps de monedas: en 1981 canjeó dólares estadounidenses por francos suizos y marcos alemanes con IBM. Los documentos de los préstamos soberanos del Banco Mundial se volvieron mucho más extensos, con cláusulas pari passu y de obligación negativa. Los exportadores de petróleo solicitaron grandes volúmenes de financiamiento en la década de 1970 a través de préstamos de bancos comerciales que se sindicaron entre cientos de participantes, lo que dio lugar a reestructuraciones de deuda sumamente complejas en la década de 1980. Trabajé para el secretario del Tesoro James Baker en los problemas de deuda de la década de 1980 y luego para el secretario Brady en el proceso de titularización de bonos cuando tenía a mi cargo el área del Tesoro dedicada a los países en desarrollo y a los bancos multilaterales de desarrollo, durante el gobierno de Reagan.

Con el secretario Brady asistí a las Reuniones Anuales del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional celebradas en Berlín en la primavera boreal de 1988 y percibí la importancia crucial del Banco y de otras instituciones financieras internacionales en el desarrollo de Europa oriental tras la caída del Muro de Berlín y de la Unión Soviética.

En 1989, el Banco Mundial emitió el primer bono comercializado y liquidado internacionalmente. Este instrumento eliminaba las disparidades de precios entre Estados Unidos y Europa, por lo que se reducían los costos de endeudamiento del Banco. Posteriormente, en el año 2000 el Banco Mundial creó su primer bono electrónico. Fue el primero que se ofreció en todo el mundo a través de plataformas de Internet y permitió a los inversores minoristas invertir por primera vez en las actividades de desarrollo del Banco. Ocho años después, el Banco emitió el primer bono verde del mundo. Por primera vez, los inversores pudieron respaldar directamente proyectos climáticos sin asumir los riesgos derivados del propio proyecto, lo que contribuyó a modificar el modo en que los inversores deciden la asignación de sus operaciones para lograr un equilibrio entre riesgos, beneficios e impactos en el desarrollo.

En 2018, el Banco y los accionistas elaboraron un paquete de aumento de capital tanto para el BIRF como para IFC. La porción del BIRF alienta la graduación e incluye una estructura de precios diferenciada que ayudará a dirigir los recursos hacia los prestatarios que más los necesitan. En el paquete se establece un límite de financiamiento sostenible que puede contribuir a la eficacia del Banco. Por su parte, el aumento de capital de IFC se basa en la experiencia que muestra que el entorno del sector privado y su plan de desarrollo (ideas básicas iniciales ya presentes en el Convenio Constitutivo del Banco) son fundamentales para que el Banco Mundial pueda cumplir su misión de poner fin a la pobreza e impulsar la prosperidad compartida.

De este modo, en 2019 el Grupo Banco Mundial dispone de muchas más herramientas y enfoques que en sus comienzos. Ya he mencionado al BIRF, la AIF e IFC. También debemos hablar del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), fundado en 1966, y del Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones (MIGA), creado en 1988 cuando yo estaba trabajando en el Departamento del Tesoro de Estados Unidos por primera vez.

El Grupo Banco Mundial también utiliza una amplia variedad de herramientas analíticas y ofrece servicios técnicos y de asesoría que han ayudado a los países a avanzar. Como ejemplo, cabe citar el informe Doing Business, en el que se califican los países según las características de su entorno para los negocios, entre ellas, las leyes contractuales, las normas que regulan la creación de empresas y los impuestos. Otro ejemplo es el informe del Banco titulado Mujer, empresa y el derecho, un análisis integral de las leyes y regulaciones que afectan la capacidad de las mujeres de participar plenamente en la economía. Ahora estamos utilizando el índice de Capital Humano, creado el año pasado, para cuantificar la importancia de la salud plena, el aprendizaje exitoso y las aptitudes laborales.

Quisiera ahora referirme brevemente a las perspectivas futuras. El foco de nuestra labor en el Grupo Banco Mundial se basa en sólidos programas nacionales dirigidos a mejorar las condiciones de vida de las personas: impulsar el crecimiento, incrementar los ingresos medios, crear empleos, incorporar plenamente a las mujeres y a los jóvenes en las economías, abordar los desafíos ambientales y climáticos, y respaldar una economía más sólida y estable para todos.

Hoy en día, el ritmo de la innovación se acelera, y millones de personas continúan saliendo de la pobreza. No obstante, muchas partes del mundo son ahora más frágiles que en las últimas décadas, y una mayor proporción de los pobres del mundo vive actualmente en zonas azotadas por conflictos, violencia y los efectos del cambio climático. Se necesita un fuerte liderazgo para centrar los esfuerzos en la libertad, la seguridad y la creación de un entorno que propicie mejores oportunidades. Necesitamos con urgencia que los países superen sus obstáculos para permitir que la vida de los más pobres y vulnerables mejore.

El secretario Morgenthau cerró la trascendente Conferencia de Bretton Woods en las montañas de New Hampshire el 22 de julio de 1944, hace 75 años. Los participantes de ese encuentro habían debatido activamente y habían configurado y acordado un conjunto de ideas y de ideales que estableció un sólida base para el Grupo Banco Mundial y nuestras numerosas necesidades de desarrollo.

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