Texto preparado para la alocución
El metano tiene 80 veces más poder de calentamiento del planeta que el dióxido de carbono, lo que lo convierte en uno de los principales factores que contribuyen al cambio climático.
Sin embargo, a menudo queda relegado frente al dióxido de carbono y recibe menos del 2 % del financiamiento climático mundial. De este modo, nos ponemos en riesgo nosotros mismos.
La buena noticia es que no todas las soluciones requieren esfuerzos sobrehumanos ni cuestan billones de dólares. A veces, los cambios que generan mayor impacto provienen de nuestra voluntad de aceptar las soluciones que tenemos a mano.
La reducción del metano es una de esas áreas para las que el Banco Mundial cree que tenemos respuestas a nuestro alcance.
Por este motivo la entidad está adoptando medidas, ampliando estrategias probadas —y urgentemente necesarias— que puedan reducir de manera decisiva la curva de emisiones de metano.
En los próximos 18 meses, como parte de un plan para la reducción del metano, ayudaremos a poner en marcha 15 programas nacionales que apuntan a recortar de forma significativa dichas emisiones. Estos programas se basan en experiencias piloto exitosas que generaron resultados transformadores en la producción de arroz, las operaciones ganaderas y la gestión de desechos.
En Viet Nam, los productores de arroz están adoptando nuevas técnicas que disminuyen las emisiones de metano y, al mismo tiempo, generan mayores ingresos.
En India, la mejora de la nutrición animal y el manejo de las razas permitieron bajar las emisiones de metano y aumentar marcadamente la producción de leche.
Y tan solo con la separación de los residuos orgánicos en diversos vertederos de Brasil se recortó casi la totalidad de las emisiones de metano, pues se las utiliza para proporcionar electricidad a 200 000 hogares.
Si se aplican los métodos ya probados establecidos en nuestro plan, las emisiones de metano provenientes de la producción de arroz pueden disminuir hasta en un 40 %, las del ganado en un 30 % y las de los desechos en un 80 %. El potencial es enorme.
En conjunto, el plan podría permitir reducir hasta 10 millones de toneladas de metano.
Y si bien estos esfuerzos supondrán un avance considerable hacia nuestro objetivo en esta área, no resultarán suficientes si no adoptamos soluciones simples y efectivas para las emisiones del sector eléctrico. Por este motivo, el Banco Mundial ha estado trabajando con Alemania, Emiratos Árabes Unidos, Estados Unidos, Noruega y el sector privado para ampliar los esfuerzos que la institución lleva adelante desde hace mucho tiempo con el objetivo a reducir significativamente las emisiones de metano en toda la cadena de valor de la energía.
En nuestra lucha contra el cambio climático, con frecuencia el impacto genuino se ve obstaculizado por desafíos inabordables: gastos cuantiosos, dificultades políticas y tecnologías poco desarrolladas. El metano es con claridad una de las pocas áreas en las que sabemos que existen remedios de bajo costo y soluciones efectivas y simples que se pueden ampliar e implementar en otros contextos.
Pero la esperanza no es una estrategia. Debemos actuar.
Al hacerlo, podremos reducir las emisiones, incrementar los rendimientos agrícolas y mejorar los resultados sanitarios al mismo tiempo. Esta es una oportunidad que no debemos perder.