Las tecnologías digitales transforman prácticamente todos los aspectos de la vida diaria. Los impactos de la transformación digital son diversos y dinámicos, desde aumentos de productividad en todos los sectores económicos y mejoras en la eficiencia y calidad de la prestación de servicios, hasta la creación de nuevas fuentes de valor.
Los países de América Latina y el Caribe (LAC) tienen enormes oportunidades en múltiples pilares fundamentales para una economía digital sólida. La columna vertebral de la economía digital es el acceso a una conexión significativa a Internet y datos (segura, productiva y asequible). Un estudio reciente, que muestra que el 75 por ciento del quintil más rico de la población en ALC usa Internet, mientras que solo el 37 por ciento del quintil más pobre lo hace, sugiere marcadas diferencias en el acceso a las tecnologías digitales entre los grupos de ingresos. El 35 por ciento de los adultos en LAC reportan que no usan pagos digitales, sino que confían en transacciones de dinero en efectivo. Las poblaciones indígenas y afrodescendientes enfrentan mayores tasas de exclusión digital en muchos países.
La crisis de la COVID-19 ha puesto de relieve los riesgos en la transición, aún lenta, de ALC a la economía digital. En países con una adopción limitada y desigual de tecnologías digitales, los gobiernos se vieron limitados en su capacidad para brindar asistencia de emergencia a los hogares, las empresas tuvieron dificultades para mantener sus flujos de ingresos y los niños sin acceso a servicios electrónicos de aprendizaje experimentaron pérdidas de aprendizaje más pronunciadas. Adoptar la transformación digital de manera deliberada y estratégica puede permitir que los países de ALC superen los impactos socioeconómicos de la pandemia de la COVID-19 y exploren vías innovadoras hacia un desarrollo verde, resiliente e inclusivo (GRID, por sus siglas en inglés).
Transformar la economía, impulsar la prosperidad
La adopción de tecnología por parte de las empresas, junto con inversiones complementarias en habilidades digitales, capital organizacional y otros tipos de capital intangible, puede mejorar la competitividad y conducir al crecimiento de la productividad. El espíritu empresarial en sectores digitalmente intensivos puede ayudar a fomentar la innovación, crear nuevos mercados y ayudar a difundir los beneficios de la economía digital a otros sectores. Del mismo modo, los servicios financieros digitales pueden promover pagos más eficientes y convenientes, una piedra angular para el desarrollo del comercio electrónico y los modelos de negocio basados en plataformas digitales.
La adopción generalizada de tecnologías digitales puede fomentar la inclusión y reducir la vulnerabilidad a través de múltiples canales: se ha demostrado que la mejora de la conectividad y el acceso a los servicios digitales tienen un impacto positivo en la reducción de la desigualdad de ingresos a nivel de hogares. Los servicios financieros digitales pueden ayudar a las empresas a superar las limitaciones de elegibilidad y asequibilidad y proporcionar a las personas formas seguras y confiables para realizar pagos, ahorrar, tener acceso a créditos y asegurarse contra riesgos. Las tecnologías digitales también pueden aprovecharse para mejorar la cobertura de los programas de protección social y minimizar las ineficiencias en el desembolso del apoyo financiero.
Una economía digital que funcione bien puede ayudar a crear más y mejores empleos en la región. Las plataformas digitales, como los mercados de servicios profesionales independientes, los servicios de transporte o las aplicaciones de entrega de alimentos, pueden reducir los costos de transacción y facilitar la coincidencia entre los demandantes de empleo y las oportunidades disponibles y las oportunidades de empleo. Además, estudios recientes muestran que, si se regulan adecuadamente, las plataformas digitales pueden promover la formalización y reducir las brechas de género en economías emergentes. La transformación digital presenta una oportunidad única para los países que enfrentan el doble desafío de acelerar el crecimiento de la productividad mientras mitigan y se adaptan al cambio climático.
Desafíos de la transformación digital
La desigualdad en el acceso y en la adopción de tecnologías digitales puede exacerbar -en lugar de mitigar- los altos niveles de desigualdad y exclusión social en ALC, ampliando la brecha entre los nuevos participantes de la economía digital y los que quedan atrás. La adopción de tecnologías digitales también introduce nuevos riesgos, como los asociados con la protección de datos personales, la ciberseguridad y el ciberdelito. A su vez, la expansión de la infraestructura digital podría conducir a un aumento del consumo de energía. Por ejemplo, los centros de datos pronto tendrán una huella de carbono mayor que toda la industria de la aviación. Los dispositivos habilitados para banda ancha contribuyen al desecho de equipos eléctricos y electrónicos, que es uno de los flujos de desechos de más rápido crecimiento en los países desarrollados. La expansión de Big Tech en países en desarrollo con marcos e instituciones de competencia débiles puede someter a los mercados nacionales a prácticas anticompetitivas. Por último, pero no menos importante, la mayor cantidad de datos y los beneficios y riesgos económicos relacionados pueden incitar a los gobiernos a inclinarse hacia los regímenes de localización de datos, que probablemente afecten los flujos de datos y la eficiencia general del sistema.
El camino a seguir
Responder a las oportunidades y desafíos que enfrenta la transformación digital requiere un enfoque holístico, respaldado por reformas con visión de futuro por parte de los gobiernos e inversiones innovadoras por parte de los sectores público y privado. Asimismo, los países necesitan diseñar, desarrollar e implementar marcos regulatorios, legales y de gobernanza adecuados, que por un lado habiliten el potencial de la revolución digital, mientras que por otro creen salvaguardas apropiadas para limitar sus riesgos asociados.
DE4LAC cuenta con el apoyo de la Alianza para el Desarrollo Digital (DDP), administrada por el Grupo del Banco Mundial. La DDP ofrece una plataforma para la innovación digital y la financiación del desarrollo, reuniendo a socios del sector público y privado para avanzar en las soluciones digitales e impulsar la transformación digital en los países en desarrollo. Más información: www.digitaldevelopmentpartnership.org