El “Informe sobre Clima y Desarrollo en Argentina” presenta alternativas sobre una ruta posible para la descarbonización del país hasta 2050.
El reporte revela que la expansión de las inversiones en los sectores de agua, agricultura y energía son una prioridad para reducir la vulnerabilidad del país al cambio climático y potenciar el crecimiento económico. El PBI anual podría aumentar un 2,7 por ciento para 2030 si se realizan inversiones en infraestructura hídrica.
El informe también recomienda la implementación de técnicas para reducir la deforestación e impulsar la competitividad agrícola del país. Si Argentina no toma acciones para reducir las emisiones del sector agropecuario, el 4 por ciento de sus exportaciones podría verse afectado por las regulaciones climáticas de otros países, lo que perjudicaría principalmente a los productores que no implementan prácticas sostenibles.
El informe analiza los impactos que Argentina ya está sufriendo por el cambio climático, principalmente las pérdidas provocadas por sequías e inundaciones. Para 2050 se podría perder hasta un 4 por ciento del PBI debido a sequías. Además, las inundaciones provocan pérdidas anuales de hasta US$1.400 millones en activos y de unos US$4.000 millones en pérdidas de bienestar.
Tres sectores claves
La búsqueda de la descarbonización en la agricultura, la ganadería y el cambio en el uso del suelo es clave, ya que representaron el 39 por ciento de las emisiones de GEI en 2018. Según el informe, las prácticas agrícolas climáticamente inteligentes para los suelos, la ganadería y las cadenas de valor son opciones para reducir las emisiones y aumentar la captura de carbono en el sector agroalimentario de Argentina.
El sector energético, liderado por combustibles fósiles, contribuye con el 37 por ciento de las emisiones de GEI, por lo que será importante continuar desarrollando el gran potencial para las energías renovables e invertir en eficiencia energética. Por otro lado, el litio argentino podría cubrir casi el 20 por ciento de la demanda global en 2030 y convertir al país en un actor relevante en la transición energética. Esto significaría también importantes beneficios económicos, sobre todo para las provincias de Jujuy, Salta y Catamarca, en el norte de Argentina.
Incluir al transporte en la estrategia de descarbonización es otra área clave de acción propuesta. Reformas en la eficiencia de las actividades logísticas junto a la adopción de tecnologías con bajas emisiones en carbono (como los biocombustibles, el hidrógeno verde y la electromovilidad) podrían ayudar en este sentido. Adicionalmente, la electromovilidad podría crear 21.000 nuevos empleos en los sectores de baterías y vehículos.