1. ¿Qué es el Proyecto de Capital Humano?
El Proyecto de Capital Humano es una iniciativa mundial dirigida a acelerar el aumento y la mejora de las inversiones en las personas, con el propósito de lograr más equidad y un mayor crecimiento económico A febrero de 2022, 83 países de todos los niveles de ingreso ya están trabajando con el Grupo Banco Mundial en enfoques estratégicos para transformar sus resultados en materia de capital humano. Estamos ampliando las inversiones en capital humano en África al sur del Sahara con un fuerte hincapié en el empoderamiento de las mujeres, aprovechando la tecnología y acelerando la innovación, entre otras prioridades. En la región de Oriente Medio y Norte de África, nos centramos en áreas como la primera infancia y el aumento de la resiliencia de las personas vulnerables.
Hemos puesto en marcha una red de países del Proyecto de Capital Humano para vincular a los Gobiernos que priorizan el capital humano y acercar conocimientos especializados a donde más se necesiten. Los coordinadores, habitualmente con sede en los ministerios de Finanzas, Economía o Planificación (y a veces en los ministerios sectoriales), se conectan de forma periódica para intercambiar conocimientos y opiniones.
El capital humano constituye el eje de nuestra estrategia mundial de desarrollo. Proteger a las personas e invertir en ellas es una de las tres maneras principales en las que trabajamos a fin de alcanzar los objetivos de poner fin a la pobreza extrema para 2030 e impulsar la prosperidad compartida en todos los países, y guarda estrecha relación con nuestros esfuerzos por promover el crecimiento sostenible e inclusivo y generar resiliencia en los países en desarrollo. También es una prioridad trascendental para la AIF-19, el ciclo actual de financiamiento que abarca desde julio de 2020 hasta junio de 2023 de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), el fondo del Grupo Banco Mundial para los países más pobres del mundo.
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2. ¿Qué es el capital humano y por qué es importante?
El capital humano son los conocimientos, las capacidades y la salud que las personas acumulan y en los que invierten a lo largo de su vida y que les permiten desplegar su potencial como miembros productivos de la sociedad. Invertir en las personas a través de la nutrición, la atención médica, la educación de calidad, el empleo y las capacidades ayuda a desarrollar el capital humano, lo que resulta clave para poner fin a la pobreza extrema y crear sociedades más inclusivas.
Como se señala en el Informe sobre el desarrollo mundial 2019: La naturaleza cambiante del trabajo, la frontera para las competencias avanza con rapidez, lo que genera oportunidades y riesgos. Hay cada vez más evidencias de que, a menos que fortalezcan su capital humano, los países no podrán mantener el crecimiento económico, no contarán con una fuerza laboral preparada para los empleos más calificados del futuro ni podrán competir eficazmente en la economía mundial. El costo de la inacción en lo que respecta al desarrollo del capital humano es cada vez mayor.
Los ministros de Finanzas, que se han reunido para hablar sobre el capital humano en las recientes Reuniones de Primavera y Reuniones Anuales del Grupo Banco Mundial han destacado la importancia del capital humano para la agenda de empleos y transformación económica de los países en todas las etapas de desarrollo.
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3. ¿En qué estado se encuentra actualmente el capital humano en el mundo?
A pesar de los avances sin precedentes que se han registrado en los últimos 25 años en el ámbito del desarrollo humano, persisten serios problemas, sobre todo para los países en desarrollo.
En 2019, más de 1 de cada 5 niños pequeños sufrió retraso del crecimiento debido a la desnutrición (estatura baja para la edad, una señal de alerta sobre el riesgo de deficiencias físicas y cognitivas) (JME 2020). La actual pandemia mundial puede generar una cantidad aún mayor de niños con retraso del crecimiento.
Muchos países no pueden avanzar debido a las crisis del aprendizaje. Los datos muestran que, en algunos países, los niños adquieren muchos años menos de aprendizaje que en otros, a pesar de que pasan el mismo tiempo en la escuela. La pandemia empeoró esta situación, con muchos niños no escolarizados y que perdieron aprendizaje.
Las personas de los países en desarrollo gastan medio billón de dólares anualmente — más de USD 80 por persona — de su propio bolsillo para acceder a los servicios sanitarios, y dichos gastos perjudican en mayor medida a los pobres. La COVID-19 también está causando alteraciones importantes en los servicios sanitarios básicos, como la vacunación de rutina y la atención sanitaria infantil.
En los países más pobres del mundo, cuatro de cada cinco personas pobres no están cubiertas por una red de protección social, lo que las hace extremadamente vulnerables a las conmociones.
Cerca de 300 000 niños mueren cada año por diarrea vinculada con la falta de acceso a agua potable y saneamiento.
La primera edición del Índice de Capital Humano (ICH), publicada por el Grupo Banco Mundial en octubre de 2018 y actualizada en 2020, muestra que casi el 60 % de los niños que nacen hoy serán, en el mejor de los casos, solo la mitad de productivos de lo que podrían ser si recibieran educación completa y gozaran de plena salud (tal como se las define en el índice, véase la pregunta 5). Esto refleja una grave crisis de capital humano, con importantes consecuencias para el crecimiento económico y la capacidad del mundo en su conjunto de poner fin a la pobreza extrema para 2030.
En un contexto de rápidos cambios a nivel mundial vinculados con la tecnología, la demografía, la fragilidad y el clima, existe el riesgo de que los déficits de capital humano se incrementen. Las situaciones de conflictos y las pandemias pueden tener un efecto devastador en el capital humano a partir de la pérdida de vidas, los medios de subsistencia y la nutrición, además de la interrupción de servicios educativos y sanitarios esenciales. Estos efectos probablemente prevalecerán durante toda la vida de muchas personas, lo que limitará su productividad. Aun así, a menudo se descuida la inversión en las personas, a pesar de los muchos ejemplos de países que han logrado una transformación rápida en su capital humano —entre otros, Singapur, la República de Corea e Irlanda— y de los logros específicos que se registran en algunos de los países más pobres del mundo.
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4. ¿De qué manera la COVID-19 está afectando el capital humano?
La COVID-19 amenaza con echar por tierra una década de avances en materia de capital humano y dejar rezagada a una generación, mientras los países se esfuerzan para contener el virus, salvar vidas y reconstruir sus economías.
- La mayoría de los niños —más de 1000 millones— no han asistido a la escuela debido a la COVID-19.
- A nivel mundial, podrían perderse USD 10 billones en los ingresos que estos estudiantes podrían obtener a lo largo de su vida, debido a los niveles más bajos de aprendizaje, el cierre de escuelas y el riesgo de deserción escolar.
- Los países de ingreso bajo y mediano informan perturbaciones importantes en los servicios sanitarios esenciales, como la vacunación de rutina y la atención sanitaria infantil.
- La pandemia agrava los riesgos de violencia de género, matrimonio infantil y embarazo adolescente, situaciones que reducen aún más las oportunidades de aprendizaje y empoderamiento de mujeres y niñas.
Si no se toman medidas masivas e inmediatas, como las que se describen en el análisis Protección para las personas y las economías, el deterioro de la salud, los conocimientos, las habilidades y las oportunidades debido a la pandemia actual podría socavar la recuperación económica y la prosperidad de naciones enteras en el futuro.
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5. ¿Qué está haciendo el Grupo Banco Mundial para ayudar a los países a proteger el capital humano?
Mientras los países de todo el mundo trabajan para contener la propagación y el impacto de la COVID-19, el Grupo Banco Mundial ha organizado la respuesta más rápida y de mayor envergadura de su historia ante una crisis para ayudar a los países en desarrollo a fortalecer su respuesta frente a la pandemia y sus sistemas sanitarios.
Con la rápida propagación de la pandemia en los países en desarrollo, el Grupo Banco Mundial está apoyando a sus clientes a niveles sin precedentes. Pone a disposición hasta USD 160 000 millones en capacidad de financiamiento hasta junio de 2021. Nuestro apoyo está adaptado a las crisis sanitarias, económicas y sociales que enfrentan los países, e incluye más de USD 50 millones de recursos de la AIF a título de donación o en condiciones sumamente concesionarias.
Las operaciones de respaldo para casos de emergencia del Grupo Banco Mundial ayudan a más de 100 países en desarrollo a salvar vidas y a detectar, prevenir y responder a la pandemia. También ayudamos a los países a acceder a suministros médicos de importancia crítica mediante el contacto con los proveedores en nombre de los Gobiernos.
Además del apoyo sanitario en curso, las operaciones hacen hincapié en la protección social, especialmente mediante las transferencias monetarias, como también en el alivio de la pobreza y el financiamiento basado en políticas. El Banco Mundial también trabaja para reestructurar, redistribuir y reasignar los recursos existentes en los proyectos que financia.
La respuesta del Grupo Banco Mundial a la crisis comprende tres etapas: alivio, reestructuración y recuperación resiliente. Se centra en las siguientes áreas principales:
Salvar vidas. Ayudamos a los países a detener la transmisión, brindar servicios sanitarios, garantizar el acceso de los hogares vulnerables a la atención médica y prepararse para futuras pandemias. Estamos comprometidos a asegurarnos de que los países más pobres tengan un acceso justo y equitativo a las vacunas a medida que estas estén disponibles.
Proteger a las personas pobres y vulnerables. Apoyamos los ingresos y los suministros de alimentos para las personas más vulnerables, como también el empleo para los hogares más pobres, las empresas informales y las microempresas. Ayudamos a las comunidades y los Gobiernos locales a hacer frente a los impactos de la crisis, mejorar y ampliar los servicios y generar resiliencia para las futuras perturbaciones.
Por ejemplo, el Banco ayuda a la India a aumentar las transferencias monetarias y los beneficios alimentarios mediante un conjunto de plataformas y programas nacionales, a fin de brindar protección social a los trabajadores esenciales que participan en los esfuerzos por aliviar los efectos de la COVID-19. Esta medida beneficia a los grupos vulnerables, en especial, los migrantes y trabajadores informales, que afrontan altos riesgos de exclusión.
Garantizar el crecimiento sostenible de las empresas y la creación de empleo. Proporcionamos asesoramiento sobre políticas y asistencia financiera a las empresas e instituciones financieras, para ayudar a preservar los puestos de trabajo y garantizar que las empresas, especialmente las pequeñas y medianas empresas, puedan sobrellevar la crisis y recuperar el crecimiento.
Fortalecer las políticas, las instituciones y las inversiones. Con énfasis en la gobernanza y las instituciones, ayudamos a los países a prepararse para una recuperación resiliente. Mediante una estrecha colaboración con el Fondo Monetario Internacional, ayudamos a los países a administrar mejor la deuda pública, hacer reformas clave en la gestión financiera e identificar oportunidades de crecimiento ecológico y desarrollo con bajos niveles de emisiones de carbono a medida que se reconstruyen.
Puede leer más sobre la primera serie de proyectos de respuesta a emergencias sanitarias respaldados por el Grupo Banco Mundial, y también sobre el impacto de los primeros 100 días de la respuesta general.
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6. ¿Qué se puede hacer para proteger a las personas e invertir en ellas más allá de la pandemia?
En el futuro, los países deben esforzarse por alinear sus respuestas a la COVID-19 con objetivos de capital humano a más largo plazo. Los Gobiernos, la sociedad civil, las instituciones financieras internacionales y el sector privado deben colaborar para realizar inversiones ambiciosas y basadas en datos empíricos a fin de ayudar a cada persona a prepararse para alcanzar su potencial.
- Impulsar los gastos sociales, protegiendo el espacio fiscal después de la moratoria de la deuda, para garantizar que las personas pobres y vulnerables puedan acceder a servicios esenciales y apoyo financiero.
- Invertir en la prestación de servicios esenciales.
- Fortalecer las redes de protección social para brindar protección contra las perturbaciones y para facilitar las reformas.
- Poner un mayor énfasis en la atención primaria de la salud y la preparación ante pandemias, la nutrición, el desarrollo en la primera infancia, el aprendizaje y los servicios esenciales en todos los sectores, mediante el uso de la tecnología y una mejor gobernanza.
La aplicación de medidas de política ambiciosas y basadas en datos empíricos en las áreas de salud, educación y protección social puede permitir recuperar el terreno perdido y allanar el camino para que los niños de hoy superen los logros en capital humano y los niveles de calidad de vida de las generaciones que los precedieron. Nunca ha sido tan importante cumplir plenamente la promesa creativa que representa cada niño.
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7. ¿Qué se espera lograr con el Proyecto de Capital Humano?
El Proyecto de Capital Humano ayuda a crear el espacio político para que los líderes prioricen las inversiones transformadoras en salud, educación y protección social. El objetivo es avanzar rápidamente para lograr un mundo en el que todos los niños estén bien alimentados y en condiciones de aprender, puedan lograr un aprendizaje real en el aula, y puedan ingresar al mercado de trabajo como adultos sanos, calificados y productivos.
El proyecto tiene tres pilares:
El Índice de Capital Humano (ICH) cuantifica la contribución de la salud y la educación a la productividad de la próxima generación de trabajadores. Los países lo usan para determinar el monto de ingresos que no perciben debido a los déficits de capital humano, y con cuánta mayor rapidez pueden convertir esas pérdidas en ganancias si actúan ahora. Sepa más a través de este video.
El índice se presentó en octubre de 2018 y se actualizó a mediados de septiembre de 2020. La actualización saca provecho de los nuevos resultados de las pruebas del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) e incluye a 17 países adicionales que representan el 98 % de la población mundial. El ICH de 2020 también tiene un desglose por género más completo.
Para complementar el ICH y ayudar a los países a tomar medidas eficaces, se ha puesto en marcha un sólido programa de medición e investigación. Dentro de los países, la medición creíble de los resultados en el ámbito de la educación y la salud echa luz sobre las iniciativas que dan buenos resultados y las áreas a las que deben destinarse recursos. También permite que los funcionarios responsables de diseñar políticas tomen mayor conciencia de la importancia de invertir en capital humano, lo que genera impulso para la acción gubernamental. En el mundo, las mediciones abarcadoras y los novedosos esfuerzos de recopilación de datos primarios son esenciales para identificar las áreas de fortalezas y oportunidades para mejorar los resultados en materia de capital humano. El Proyecto de Capital Humano ayudará a fomentar los análisis y las investigaciones sobre qué medidas promueven el desarrollo del capital humano, por ejemplo, ampliando el programa Indicadores sobre Prestación de Servicios y la encuesta de la Iniciativa de Medición de la Calidad y los Resultados del Aprendizaje Temprano.
La participación de los países, basada en un enfoque que involucra a “todos los organismos gubernamentales” los ayuda a abordar los mayores obstáculos al desarrollo de su capital humano. Este enfoque alienta el liderazgo de alto nivel a lo largo del tiempo, vincula los programas sectoriales y permite mejorar la base empírica. En nuestra labor con los países ponemos el énfasis en la eficiencia y la calidad, las reformas normativas y la movilización de recursos internos, de modo que no solo se gaste más, sino mejor.
Un ejemplo de este enfoque, según se observa en la participación de los países del Banco Mundial, es la inversión de Madagascar en la serie de operaciones para políticas de desarrollo de capital humano. La primera operación tiene como finalidad respaldar la inversión en capital humano del Gobierno de Madagascar mediante la mejora de los recursos humanos en salud y educación, la disponibilidad y previsibilidad de los recursos financieros en los sectores sociales y las protecciones jurídicas para mujeres y niños. La segunda se está preparando.
En el marco del Proyecto de Capital Humano se respalda la ampliación de este tipo de apoyo para la reforma normativa e institucional, además, se trabaja en una serie de herramientas y productos para ayudar a los países a alcanzar sus objetivos, por ejemplo, en exámenes institucionales y del gasto público en capital humano, y estudios de caso que reflejen las innovaciones y los éxitos a nivel del país.
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8. ¿Qué es el Índice de Capital Humano (ICH)? ¿Cómo se calcula?
El ICH es una medición que resume la cantidad de capital humano que un niño que nace hoy en día puede llegar a alcanzar hasta los 18 años, habida cuenta de los riesgos de mala salud y educación deficiente prevalentes en el país en el que vive. En el Repositorio Abierto de Conocimientos del Banco Mundial se puede consultar una descripción exhaustiva de la metodología del ICH, y aquí se puede ver un video muy útil (i).
Una innovación significativa que incorpora este índice es que permite medir, a partir de rigurosos estudios microeconométricos, la contribución de la salud y la educación a la productividad de los individuos y los países.
Se utiliza una escala de 0 a 1, donde solo se aplica 1 si el niño que nace hoy en día puede llegar a gozar de “plena salud” (definida como “el estado en el que la persona no sufre retraso del crecimiento y vive, como mínimo, hasta los 60 años”) y alcanzar todo su “potencial en la educación formal” (definido como “la posibilidad de asistir durante 14 años a un establecimiento educativo de alta calidad hasta los 18 años”).
El puntaje de un país representa la distancia que lo separa de la “frontera” de educación completa y plena salud. Si obtiene 0,70, significa que el potencial que tienen los niños y las niñas que nacen hoy en día de generar ingresos en el futuro será un 70 % inferior al que podrían haber alcanzado en un contexto de educación completa y plena salud.
El índice puede vincularse directamente con escenarios sobre la determinación de los ingresos futuros tanto de países como de personas. Si un país obtiene un puntaje de 0,50, significa que, en el futuro, el producto interno bruto por trabajador podría ser el doble de alto si el país alcanzara el parámetro de referencia de educación completa y plena salud.
El índice se presenta como un valor promedio por país, e incluye un desglose por género, cuando se dispone de datos.
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9. ¿Qué datos se utilizan para calcular el HCI?
El ICH ilustra cuantitativamente las etapas clave de la trayectoria vital que va desde el nacimiento hasta la edad adulta de un niño o una niña nacidos en un año determinado, además de las consecuencias para la productividad de la siguiente generación de trabajadores. Se utilizan para ello tres componentes:
Componente 1: Supervivencia. Este componente del índice refleja la desafortunada realidad de que no todos los niños que nacen hoy en día sobrevivirán hasta la edad en que comienza el proceso de acumulación de capital humano a través de la educación formal. Se mide utilizando la tasa de mortalidad de menores de 5 años, siendo la supervivencia hasta los 5 años el complemento de la tasa de mortalidad de menores de 5 años.
Componente 2: Escolarización. Este componente del índice combina datos sobre la cantidad y la calidad de la educación.
La cantidad de educación se mide como el número de años de escolaridad esperados que un niño llega a completar cuando alcanza los 18 años, teniendo en cuenta el patrón prevaleciente de las tasas de matriculación. El valor máximo posible es de 14 años, que se corresponde con el número máximo de años de escolarización alcanzados por un niño al cumplir 18 años y que comienza la enseñanza preescolar a los 4 años.
En la calidad de la educación se refleja la labor de armonización que realiza el Banco Mundial sobre los puntajes de las pruebas de los principales programas internacionales de evaluación del desempeño de los estudiantes con el fin de obtener una medición de puntajes armonizados de pruebas. Se miden en las unidades de una escala mundial de resultados armonizados de aprendizaje similar a la utilizada en el Estudio Internacional de Tendencias en Matemáticas y Ciencias (TIMSS). Un puntaje de 625 corresponde al parámetro de referencia de desempeño elevado del TIMSS, mientras que otro de 300 equivale al parámetro de referencia de desempeño bajo, correspondiente a los puntos de referencia mínimos utilizados en varias evaluaciones regionales.
Componente 3: Salud. No existe un indicador único que resuma el estado de la salud y que sea ampliamente aceptado, que pueda medirse de forma directa, que esté disponible de forma general y que pueda aplicarse del mismo modo que los años de escolarización como medición estándar para el nivel educativo. En su lugar, se utilizan dos parámetros indirectos de las condiciones generales de salud:
Tasa de supervivencia de adultos. Se mide como la proporción de jóvenes de 15 años que sobreviven hasta los 60 años. Esta medida de mortalidad se utiliza como parámetro indirecto de la gama de resultados no fatales en el ámbito de la salud que un niño que nace hoy en día probablemente experimente como adulto si las condiciones vigentes se mantuvieran en el futuro.
Crecimiento saludable de los niños menores de 5 años. Se mide utilizando las tasas de retraso del crecimiento, es decir, como 1 menos la proporción de niños menores de 5 años que están por debajo de la talla normal para su edad. El retraso del crecimiento se utiliza como indicador de las condiciones de salud durante la etapa prenatal, la lactancia y la primera infancia, y resume los riesgos para la salud a los que probablemente estén expuestos los niños nacidos hoy en día en sus primeros años de vida, con importantes consecuencias para su salud y bienestar en la edad adulta.
Los datos de los componentes del ICH y los puntajes finales por país, junto con notas detalladas sobre las fuentes, se recogen en los archivos de Datos por País del ICH en el sitio web del Proyecto de Capital Humano, y además están disponibles para su descarga en el sitio web DataBank, del Banco Mundial (i). El conjunto general de datos del ICH en formato Excel, también disponible para su descarga en el sitio web del Proyecto de Capital Humano, incluye una calculadora del ICH con ecuaciones para computarlo mediante la que los usuarios pueden introducir los valores de los componentes y calcular el puntaje del ICH para cualquier país incluido en el índice.
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10. ¿Cuáles son las fuentes de los datos para el ICH? ¿Cómo se verifican?
Todos los datos utilizados para medir el ICH están disponibles públicamente y se miden de forma directa y coherente en todos los países.
Componente 1: Supervivencia. La supervivencia hasta los 5 años se mide utilizando las tasas de mortalidad de niños menores de 5 años obtenidas del Grupo Interinstitucional de las Naciones Unidas para la Estimación de la Mortalidad en la Niñez (i).
Componente 2: Escolarización. Los años de escolaridad esperados se miden mediante las tasas de matriculación en preescolar, primaria, primer ciclo de secundaria y segundo ciclo de secundaria, obtenidas del Instituto de Estadística de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) (IEU) (i). Los datos sobre los puntajes armonizados de pruebas proceden de la Base de Datos Mundial sobre la Calidad de la Educación (Patrinos y Angrist, 2018), lo que refleja la labor de investigación realizada por el Banco Mundial para armonizar los puntajes de las pruebas de los principales programas internacionales de evaluación del desempeño de los estudiantes.
Componente 3: Salud. La tasa de supervivencia de adultos se calcula a partir de las tasas de mortalidad de las personas de 15 a 60 años, extraídas de las Perspectivas de la Población Mundial de la División de Población de las Naciones Unidas (DPNU) (i). Dado que la DPNU no informa individualmente de las tasas de mortalidad adulta de los países con menos de 90 000 habitantes, en el caso de los países más pequeños, estos datos se complementan con las tasas de mortalidad adulta del proyecto Global Burden of Disease (GBD), gestionado por el Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud (IHME), y de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El crecimiento saludable de los niños menores de 5 años se mide utilizando las tasas de retraso del crecimiento que se obtienen de las Estimaciones Conjuntas sobre Malnutrición del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la OMS y el Banco Mundial (JME) (i).
Los datos utilizados en los cálculos del ICH se someten a un exhaustivo proceso de revisión en todo el Banco Mundial. En este sentido, se comparten con los equipos de país del Banco Mundial, que verifican los referidos a educación y salud con los expertos pertinentes del Banco Mundial, así como con los homólogos de los Gobiernos de los ministerios competentes. Este proceso de aseguramiento de la calidad de los datos es especialmente importante en el caso de las tasas de matriculación, en las que pueden faltar datos o no estar actualizados para determinados países en la base de datos del IEU. En este caso, el ICH actualiza las tasas de matriculación mediante el uso de datos más recientes y coherentes del sistema de gestión de la información educativa (EMIS) de un país, de un censo educativo o de los datos de una encuesta representativa a nivel nacional. La revisión de los datos permite al ICH incorporar las tasas de retraso del crecimiento procedentes de encuestas representativas a nivel nacional que han estado disponibles recientemente pero que aún no se han incorporado a la base de datos de las JME.
Las notas detalladas sobre las fuentes de datos de todos los países incluidos en el ICH se recogen en los archivos de Datos por País del ICH en el sitio web del Proyecto de Capital Humano, y también están disponibles para su descarga como metadatos en el sitio web DataBank, del Banco Mundial (i).
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11. ¿Qué son los puntajes armonizados de pruebas y cómo se calculan?
Los puntajes armonizados de pruebas que se utilizan en la medición de la calidad de la escolarización en los distintos países se basan en un esfuerzo en gran escala para armonizar las pruebas internacionales de evaluación del rendimiento de los estudiantes de varios programas de pruebas plurinacionales y alimentar la Base de Datos Mundial sobre la Calidad de la Educación (Patrinos y Angrist, 2018). Este conjunto de datos armoniza los puntajes de tres importantes programas de pruebas internacionales —el programa Estudio Internacional de Tendencias en Matemáticas y Ciencias (TIMSS), el Estudio Internacional de Progreso en Comprensión Lectora (PIRLS) y el Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos (PISA)—, así como de cuatro destacados programas de pruebas regionales —el Consorcio de África Meridional y Oriental para la Supervisión de la Calidad de la Educación (SACMEQ), el Programa de Análisis de los Sistemas Educativos de la Conferencia de Ministros de Educación de los Países de Habla Francesa (PASEC; CONFEMEN), el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE) y la Evaluación de Alfabetismo y Habilidades Numéricas de las Islas del Pacífico (PILNA)—. También incorpora las Evaluaciones de Lectura en los Primeros Grados (EGRA), coordinadas por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
La metodología de armonización se basa en la elaboración de un “factor de conversión” entre las pruebas internacionales de rendimiento de los alumnos y sus homólogas regionales, conforme al cual se pueden ubicar las pruebas en una escala común. Los puntajes de las pruebas se convierten a unidades del TIMSS como numerario, que corresponde aproximadamente a una media de 500 y una desviación estándar de 100 puntos entre los estudiantes. El factor de conversión se basa en el cociente entre el puntaje promedio que obtiene un país en cada programa y el puntaje correspondiente en el programa de pruebas numerario para el conjunto de países que participa tanto en el programa numerario como en el otro. Por ejemplo, consideremos el conjunto de países que participan en las evaluaciones del PISA y del TIMSS. El cociente entre los puntajes promedio del PISA y las calificaciones promedio del TIMSS para este conjunto de países da como resultado un factor que permite convertir los puntajes del PISA en los del TIMSS y que, a su vez, puede utilizarse después para convertir los puntajes del PISA de todos los países a calificaciones del TIMSS. El factor de conversión se calcula combinando todas las observaciones de este grupo de países entre 2000 y 2017 y, por lo tanto, es constante en el tiempo. Esto garantiza que las fluctuaciones de los puntajes armonizados de las pruebas correspondientes a un mismo país y a un mismo programa de evaluación reflejen solo los cambios en los puntajes propiamente dichos y no en el factor de conversión entre evaluaciones.
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12. ¿Cómo se ha analizado la metodología del ICH?
La metodología del ICH se analiza en el cuadernillo sobre el Proyecto de Capital Humano que puede descargarse aquí (i). Dicha metodología se presentó por primera vez en el Informe sobre el desarrollo mundial 2019: La naturaleza cambiante del trabajo, que también se centra en las capacidades que necesitan quienes ingresan en el mercado laboral, un aspecto crucial del capital humano.
Algunos de los fundamentos analíticos del índice también se presentan en el Informe sobre el desarrollo mundial 2018: Aprender para hacer realidad la promesa de la educación (i), donde se puso de relieve la crisis del aprendizaje. Ambos informes son producto de un exhaustivo análisis de alcance mundial realizado por una amplia gama de partes interesadas.
Asimismo, las investigaciones han conllevado una estrecha colaboración con David Weil, profesor y destacado experto en contabilidad del desarrollo de la Universidad de Brown.
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13. ¿Genera el ICH clasificaciones de países?
El ICH no presenta clasificaciones, sino que se centra en la medición significativa de la productividad futura de los trabajadores como medio para realizar comparaciones entre países. Dado que el ICH se mide en términos de la productividad de la próxima generación de trabajadores en relación con un parámetro de referencia de educación completa y plena salud, las unidades del índice tienen una interpretación natural: un valor de 0,50 para un país significa que la productividad como trabajador en el futuro de un niño nacido en un año determinado en ese país es solo la mitad de lo que podría ser si se cumplieran las condiciones del parámetro de referencia. Las clasificaciones se centran excesivamente en el hecho de que un país con un ICH de 0,51 (como Fiji) esté por delante de un país con un ICH de 0,50 (como Marruecos). Sin embargo, esta interpretación pasa por alto la cuestión más esencial, que es que, tanto en Fiji como en Marruecos, los niños que nacen hoy en día crecerán con la mitad de su potencial de capital humano sin realizar. Esto es mucho más importante que el hecho de que un país esté “por delante” de otro.
Las clasificaciones también inflan artificialmente las pequeñas diferencias en los puntajes, al tiempo que suprimen la información sobre las ganancias y pérdidas absolutas de los países en el ICH. Por ejemplo, hay ocho países agrupados entre las puntuaciones de 0,60 y 0,61 del ICH, por lo que, si uno de esos países con una puntuación de 0,60 mejorara en tan solo 0,01, ascendería ocho puestos en la clasificación. En cambio, entre 0,70 y 0,71 hay únicamente dos países, por lo que, si uno de ellos mejorara su puntuación en 0,01, solo subiría un puesto.
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14. ¿Con qué frecuencia se actualiza el ICH?
Todo lo que refleja el ICH es importante, pero no todo lo que es importante para el desarrollo de capital humano se encuentra plasmado en el ICH. Hay margen para introducir mejoras y ampliar su alcance con el tiempo.
A partir de octubre de 2020, las reseñas de países del ICH incluyen algunos indicadores complementarios seleccionados cuidadosamente que presentan el ICH en una perspectiva de capital humano regional y del país más amplia.
En el caso del capital humano, así como en todas las áreas de datos sobre el desarrollo, el Grupo Banco Mundial colabora estrechamente con los países miembros para ayudarlos a fortalecer la capacidad y mejorar la calidad de los datos.
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15. ¿Por qué el ICH no abarca todos los países?
El ICH de 2018 abarcaba 156 países miembros del Grupo Banco Mundial y sus territorios, más la Ribera Occidental y Gaza. El ICH de 2020 abarca 174 economías, que representan más del 98 % de la población mundial.
El ICH integra medidas de diferentes dimensiones del capital humano: salud (tasas de supervivencia de niños, de retraso del crecimiento y de supervivencia de adultos), así como la cantidad y la calidad de la escolarización (años de escolaridad esperados y resultados de aprendizaje). De estos cinco componentes, los resultados de aprendizaje son los datos que más cuesta recopilar, debido a la participación limitada de los países en programas regionales o internacionales de evaluación del desempeño de los estudiantes. La participación en una de las evaluaciones del aprendizaje regionales o internacionales más importantes es un requisito previo y es el principal obstáculo para calcular el ICH de algunos países.
La actualización de 2020 del ICH incorpora los datos más recientes disponibles para informar sobre los puntajes del ICH de 174 países, y añade 17 en relación con la edición de 2018. Además, utiliza datos nuevos y ampliados para cada uno de los componentes del ICH, disponibles desde marzo de 2020. Al igual que en 2018, los datos se obtuvieron de fuentes oficiales y se sometieron a un cuidadoso proceso de revisión y comprobación. Teniendo en cuenta el momento en que se recopilaron los datos, esta actualización puede servir como parámetro de referencia de los niveles de acumulación de capital humano que existían inmediatamente antes del inicio de la pandemia de COVID-19.
A nivel mundial, el ICH de 2020 muestra que, antes de la pandemia, un niño podía esperar alcanzar en promedio el 56 % de su productividad potencial como futuro trabajador. Pero este promedio mundial oculta una considerable variación entre regiones y economías. Por ejemplo, una niña nacida en un país de ingreso bajo podría esperar ser un 37 % de lo productiva que podría llegar a ser si recibiera una educación completa y gozara de plena salud. En el caso de un niño nacido en un país de ingreso alto, esta cifra sería del 70 %.
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16. ¿Cuáles son las limitaciones del ICH?
Como todos los ejercicios de evaluación comparativa entre países, el ICH tiene ciertas limitaciones.
Los componentes del ICH, como el retraso del crecimiento y los puntajes de las pruebas, se miden con poca frecuencia en algunos países y no se miden en absoluto en otros. Otros componentes, como las tasas de supervivencia de niños y adultos, se estiman de forma imprecisa en los países donde los registros vitales son incompletos o inexistentes. Los datos sobre las tasas de matriculación que son necesarios para calcular los años de escolarización esperados a menudo tienen demasiadas lagunas y se declaran con retrasos considerables. En consecuencia, el ICH de un país puede basarse en mediciones algo anticuadas que no reflejan el estado más actualizado de su capital humano.
El ejercicio de armonización de los puntajes de las pruebas se basa en los puntajes de pruebas procedentes de diferentes programas de pruebas internacionales y los convierte en unidades comunes. Sin embargo, la edad de los examinados y las materias tratadas varían según los programas de pruebas. En consecuencia, los puntajes armonizados pueden reflejar diferencias en el muestreo y en los grupos que participan en las pruebas (Liu y Steiner-Khamsi, 2020) (i). Además, los puntajes de las pruebas pueden no reflejar con exactitud la calidad de todo el sistema de educación de un país en la medida en que los examinados no son representativos de toda la población de estudiantes. Aún no existen mediciones confiables de la calidad de la educación terciaria, pese a la importancia de la educación superior para el capital humano en un mundo que cambia rápidamente. El índice tampoco recoge explícitamente otros aspectos importantes del capital humano, como las habilidades no cognitivas, aunque pueden contribuir directa e indirectamente a la formación de capital humano (véase, por ejemplo, Lundberg, 2018) (i).
Uno de los objetivos del ICH es llamar la atención sobre estas deficiencias y promover la adopción de medidas para remediarlas. Mejorar los datos llevará tiempo. Mientras tanto, y teniendo en cuenta estas limitaciones, el ICH debe interpretarse con cautela. El ICH proporciona estimaciones aproximadas de la manera en que la situación actual en materia de educación y de salud determina la productividad de los futuros trabajadores, y no una medición que establezca con un alto grado de detalle las pequeñas diferencias que existen entre los países.
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17. ¿Cómo ha evolucionado el ICH desde su puesta en marcha en 2018?
El ICH se presentó por primera vez en las Reuniones Anuales del Grupo Banco Mundial en octubre de 2018, y en la actualización publicada en septiembre de 2020 se utilizó la misma metodología que en 2018.
La actualización de 2020 proporcionó datos más recientes para todos los componentes del índice, amplió la cobertura del índice a más países, proporcionó un desglose por género adicional y permitió la medición del avance en capital humano con el paso del tiempo mediante la comparación de los datos del ICH de 2020 con los datos del ICH anterior.
Es importante señalar que la actualización de 2020 del ICH mundial sirve como reflejo del capital humano hasta la pandemia de COVID-19.
Además de la actualización mundial que mide los datos nacionales, los datos del ICH se han analizado con mayor detalle (desagregado) i) a nivel subnacional y ii) por condición socioeconómica. Se puede encontrar más información sobre estos ejercicios en “Percepciones sobre el desglose del Índice de Capital Humano” (i).
Se realizó también un desglose subnacional de los datos del ICH para más de 20 países, y se lo puede calcular a cualquier nivel subnacional con los datos representativos pertinentes.
La metodología completa para los datos del ICH desagregados socioeconómicamente (SES-HCI) se describe en la obra original Documento de trabajo sobre investigaciones relativas a políticas de desarrollo 9020 (i) de D’Souza, Gatti y Kraay. En la actualidad se dispone de datos SES-HCI (i) para más de 50 países (en su mayoría, países de ingreso mediano bajo y países de ingreso mediano alto).
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18. ¿Qué muestra el ICH en el caso de las niñas y los niños?
El desglose por sexo se afianza en el ICH de 2020. En la versión de 2020, para 153 de los 174 países incluidos en el ICH, este puede calcularse haciendo un desglose entre niños y niñas, en comparación con 126 de los 157 países en el índice de 2018. Además, el ICH de 2020 calcula el ICH para el año 2010, y el índice puede calcularse haciendo un desglose entre niños y niñas para 90 de los 103 países incluidos en el índice de 2010.
Para el resto de los países, dicho cálculo no resulta posible debido a que no se cuenta con datos desagregados por sexo sobre los puntajes de las pruebas. Un gran porcentaje de estos países son de ingreso bajo, lo que subraya la necesidad de seguir invirtiendo en sistemas de datos de mejor calidad.
Muchos países han logrado reducir las diferencias entre los resultados en materia de capital humano de niñas y niños. En la mayoría de los países, la distancia hasta la frontera de capital humano para los niños en general es mucho mayor que las demás brechas que existen entre niños y niñas. En el ámbito de la educación, las niñas de los países de ingreso mediano y alto han igualado o incluso superado holgadamente a los niños en lo que respecta a la matrícula y el aprendizaje. Y en algunas dimensiones del índice relacionadas con la salud, la mayoría de los países muestra una leve ventaja de las niñas sobre los niños.
La edición de 2020 del ICH tiene un alcance limitado y no refleja ciertas diferencias importantes que existen entre los resultados de las niñas y los niños. Por ejemplo, no mide la prevalencia del aborto selectivo en función del sexo ni de niñas perdidas. Asimismo, se vale de indicadores indirectos para el entorno de enfermedades, que, en sí mismos, aportan escasa información sobre la manera en que las funciones de los géneros y las relaciones entre hombres y mujeres determinan dicho entorno. Las niñas siguen enfrentando mayores desafíos en dimensiones no reflejadas por el ICH. El matrimonio infantil, las responsabilidades en el hogar, los embarazos adolescentes y la violencia de género en las escuelas plantean dificultades a la hora de mantener la matrícula de las niñas, especialmente en los entornos de ingreso bajo.
Si bien la matrícula de las niñas se ha incrementado, las tasas de asistencia y de finalización siguen siendo un desafío —sobre todo en el nivel secundario— tanto para las niñas como para los niños. Cuando las niñas crecen e ingresan al mercado laboral, enfrentan otras dificultades para obtener los beneficios de su capital humano, como la discriminación laboral por razones de sexo, la falta de servicios de cuidado infantil y de políticas de licencias adecuadas, el acoso sexual y el transporte inseguro, las limitaciones específicas en el acceso a las finanzas y los mercados, y los obstáculos legales y normativos que menoscaban la capacidad de las mujeres para constituir empresas y hacerlas crecer.
Estas limitaciones deben abordarse de manera tal que todas las personas puedan sacar provecho de las inversiones en capital humano. El ICH elaborado recientemente y ajustado a la utilización propone un ajuste al índice que capta las tasas diferenciales de participación de hombres y mujeres en el mercado laboral, que ponen de manifiesto que una mayor proporción de capital humano femenino queda sin utilizar debido a las menores tasas de empleo y de participación en la fuerza laboral de muchos países.
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19. ¿Cómo ha afectado la COVID-19 al ICH?
La COVID-19 está poniendo en peligro los logros en materia de capital humano que tanto costó conseguir a los países. Una lección de las pandemias y crisis pasadas es que sus efectos no solo los sienten los directamente afectados, sino que a menudo se extienden a toda la población y, en muchos casos, a varias generaciones.
La metodología del ICH puede utilizarse para cuantificar algunas de las posibles repercusiones de la COVID-19 en el futuro capital humano de los niños y los jóvenes. En el caso de los niños y las niñas pequeños —los nacidos durante la pandemia o los que actualmente tienen menos de 5 años— las alteraciones de los sistemas sanitarios, la reducción del acceso a la atención médica y las pérdidas de ingresos de las familias se materializarán en un aumento de la mortalidad infantil, la malnutrición y el retraso del crecimiento. Puesto que el retraso del crecimiento y los resultados educativos están estrechamente relacionados, la pandemia plantea el riesgo de retrasar de forma duradera los resultados de aprendizaje de los niños y las niñas en el futuro. Según las primeras simulaciones basadas en el ICH, en los países de ingreso bajo, los niños pequeños pueden esperar que su capital humano sea aproximadamente un 1 % más bajo de lo que habría sido en ausencia de la COVID-19.
En el momento de mayor intensidad de la pandemia, en el mundo había sin escolarizar casi 1600 millones de niños y niñas. Para la mayoría de los que estaban en edad escolar, la pandemia significó que la enseñanza y el aprendizaje formales dejaran de impartirse de forma presencial. Dado que la capacidad de ofrecer opciones de aprendizaje a distancia y acceder a ellas difiere entre los países, e incluso dentro de un mismo país, cabe prever pérdidas considerables en la escolarización y el aprendizaje. El impacto que la COVID-19 ha tenido sobre los ingresos también obligará a muchos niños a abandonar la escuela. La suma de estos efectos sugiere que la pandemia podría reducir en medio año el promedio mundial de años de escolarización ajustados en función del aprendizaje, de 7,8 años a 7,3 años. Traducido a los términos del propio ICH, esta pérdida supone un descenso de casi el 4,5 % en el ICH de la población infantil actual. Para un país con un ICH de 0,50, esto significa un descenso de 0,025 puntos del ICH, una reducción del mismo orden de magnitud que el aumento del ICH que muchos países han logrado en la última década.
Sin una respuesta política contundente ahora, los efectos negativos de la pandemia sobre el capital humano probablemente seguirán reduciendo la productividad y las perspectivas de crecimiento de los países durante décadas. Dentro de 20 años, aproximadamente el 46 % de la mano de obra de un país típico (personas de 20 a 65 años) estará compuesta por individuos que estaban escolarizados o eran menores de 5 años durante la pandemia de COVID-19. Un país típico en ese momento todavía podría mostrar una pérdida en su ICH de casi 1 punto completo de ICH (0,01) debido a la COVID-19. Es decir, considerada incluso solo como una perturbación, la pandemia de COVID-19 podría dejar atrás a la población infantil actual para el resto de sus vidas.
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20. ¿Qué es el ICH ajustado a la utilización?
En muchos países, cuando la niña que nace hoy en día se convierta en una futura trabajadora, es posible que no pueda encontrar un empleo, e incluso si lo consigue, cabe la posibilidad de que no sea un empleo en el que pueda utilizar plenamente sus habilidades y capacidades cognitivas para aumentar su productividad. En estos casos, su capital humano puede considerarse infrautilizado. Habida cuenta de la importancia de esta pauta tanto para las personas como para las políticas, el ICH ajustado a la utilización adapta el índice a la infrautilización del capital humano en el mercado laboral. Se puede calcular para más de 160 países (Pennings, 2020) (i).
El ICH ajustado a la utilización puede medirse de dos maneras. En el “ICH ajustado básico”, la utilización se mide como la fracción de la población en edad de trabajar que está empleada. Aunque esta medida es sencilla e intuitiva, no capta el hecho de que una gran parte del empleo en los países en desarrollo corresponde a empleos en los que los trabajadores no pueden utilizar plenamente su capital humano para aumentar su productividad. Por su parte, el “ICH ajustado completo” adapta el índice mediante la introducción del concepto de “mejor empleo” —en el que se incluyen empleados no agrícolas y empleadores—, que es el tipo de actividad laboral más habitual en los países de alta productividad.
La tasa de utilización completa depende de la fracción de la población en edad de trabajar de un país que tiene un “mejor empleo”. A los países con mayor puntaje en el ICH también se les aplican penalizaciones de utilización mayores si presentan tasas bajas de mejor empleo, en consonancia con el mayor capital humano que pueden infrautilizar.
Pese a que en el caso de algunos países los puntajes que se obtienen son distintos en función del método que se aplique, tanto la medición básica como la completa generan índices de utilización muy similares entre los grupos de ingresos por país y región, y en general. Los índices de utilización se sitúan en promedio en torno al 0,6, pero siguen curvas en forma de U cuando se comparan con la renta per cápita de los países, siendo los más bajos los que figuran en una gama más amplia de países de ingreso mediano bajo. El análisis de la infrautilización sugiere que, en un mundo con un capital humano completo y una utilización completa de ese capital humano, la renta per cápita a largo plazo podría casi triplicarse.
Ambos tipos de medición del ICH ajustado a la utilización revelan brechas de género muy diferentes a las que se calculan con el ICH ordinario. Mientras que el ICH es más o menos igual para niños y niñas (con una ligera ventaja, por término medio, para estas últimas), los ICH ajustados a la utilización son más bajos para las mujeres que para los hombres en casi todos los países, debido a las menores tasas de utilización. Las tasas de utilización básica (empleo) son 20 puntos porcentuales más bajas para las mujeres que para los hombres en general, y con una diferencia de más de 40 puntos porcentuales en las regiones de Oriente Medio y Norte de África y Asia meridional. Las tasas de empleo femenino siguen curvas muy marcadas en forma de U cuando se comparan con los niveles de ingreso de los países, mientras que las tasas de empleo masculino son mucho más planas y con menos dispersión entre países. La brecha de género también está presente en la tasa de utilización completa, aunque es menor. Estos resultados sugieren que, si bien las brechas de género en el capital humano en la infancia y la adolescencia se han reducido en las últimas dos décadas (especialmente en lo que respecta a la educación), son muchas las dificultades que siguen existiendo a la hora de traducir estos avances en oportunidades para las mujeres.
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21. ¿En qué difiere el ICH del Índice de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)?
El Índice de Desarrollo Humano (i) del PNUD, un instrumento pionero, es una medida que resume los logros promedio en dimensiones clave del desarrollo humano, a saber: tener una vida larga y saludable, adquirir conocimientos y disfrutar de un nivel de vida digno.
Si bien ambos índices ponen de relieve la importancia central de las capacidades humanas para el desarrollo nacional, el ICH también refuerza los argumentos económicos que justifican la inversión en las personas. Los dos son altamente complementarios, pero difieren en la manera en que están formulados.
El ICH vincula determinados resultados en el ámbito del capital humano con niveles de productividad y de ingresos. Se trata de una medición prospectiva de cómo los resultados actuales en materia de salud y educación (que incluyen una nueva medición de los años de escolarización ajustados en función del aprendizaje) determinarán la productividad para la próxima generación de trabajadores.
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22. ¿Cómo se relaciona el ICH con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)?
Los componentes del índice (supervivencia, escolarización y salud) se relacionan directamente con al menos tres de los objetivos mundiales que muchos países se han propuesto alcanzar a más tardar en 2030.
Supervivencia hasta los 5 años: Al incluir la mortalidad de los menores de 5 años, el índice se relaciona con la meta 3.2 de los ODS de reducir la mortalidad neonatal a 12 de cada 1000 nacidos vivos o menos y la mortalidad de niños menores de 5 años a 25 por cada 1000 nacidos vivos o menos.
Años de escolarización ajustados en función del aprendizaje: El índice incluye esta innovadora medición del aprendizaje, que respalda la meta 4.1 de los ODS de asegurar, entre otras cosas, que todas las niñas y todos los niños terminen la enseñanza primaria y secundaria, que ha de ser equitativa y de calidad. Al seguir de cerca los cambios en los años esperados de educación ajustados en función de la calidad, los países podrán monitorear sus logros en relación con esta meta de educación.
Salud: El índice incluye la tasa de supervivencia de los adultos y la prevalencia del retraso del crecimiento infantil. La tasa de supervivencia de los adultos representa la probabilidad de que un niño de 15 años sobreviva hasta los 60. Para mejorar este indicador, los países tendrán que esforzarse por reducir las causas de la mortalidad prematura, lo que también ayudará a cumplir la meta 3.4 de los ODS. La prevalencia del retraso del crecimiento de los niños menores de 5 años es uno de los indicadores principales para medir el logro de la meta 2.2 de los ODS, cuyo objetivo es poner fin a todas las formas de malnutrición para 2030.
Con el índice se busca dirigir la atención hacia una amplia gama de medidas en numerosos sectores que puedan generar capital humano y acelerar los avances hacia el logro de los ODS.
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23. ¿El ICH refleja todos los aspectos del capital humano?
Todo lo que refleja el ICH es importante, pero no todo lo que es importante para el desarrollo de capital humano se encuentra plasmado en el ICH. Hay margen para introducir mejoras y ampliar su alcance con el tiempo.
A partir de octubre de 2020, las reseñas de países del ICH incluyen algunos indicadores complementarios seleccionados cuidadosamente que presentan el ICH en una perspectiva de capital humano regional y del país más amplia.
En el caso del capital humano, así como en todas las áreas de datos sobre el desarrollo, el Grupo Banco Mundial colabora estrechamente con los países miembros para ayudarlos a fortalecer la capacidad y mejorar la calidad de los datos.
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Para realizar consultas, póngase en contacto con: humancapital@worldbank.org