En el ejercicio económico de 2023, el Banco Mundial aprobó financiamiento por valor de USD 10 100 millones para 37 operaciones en la región, monto que incluyó USD 4300 millones en compromisos del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) y USD 5800 millones en compromisos de la Asociación Internacional de Fomento (AIF). Además, apoyó 61 servicios de asesoría y estudios analíticos para ocho países. Con estos, se proporcionó asesoramiento técnico en temas como la gestión de la deuda, la gobernanza, la creación de empleo, la protección social, la contaminación atmosférica y la resiliencia climática.
En toda la región, la labor de la institución se centra en la resiliencia del capital humano para minimizar las secuelas de las crisis; la resiliencia ante los impactos del cambio climático y los desastres naturales, y la resiliencia de la economía, los mercados y la sociedad para que el desarrollo sea inclusivo y sostenible.
Proteger a las personas después de las crisis
El Banco ayudó a Pakistán a responder a las devastadoras inundaciones proporcionando casi USD 1700 millones para cinco proyectos en la provincia de Sindh, la más afectada, con el fin de construir viviendas resilientes, restablecer la producción de cultivos, prestar servicios de salud para madres e hijos, y reforzar la protección social y la capacidad de respuesta del Gobierno local ante los desastres. En Afganistán, ha seguido brindando apoyo para mantener los servicios básicos y los medios de subsistencia en las áreas de salud, agricultura y educación; se entregaron más de USD 1000 millones en fondos extrapresupuestarios a través de organismos de las Naciones Unidas y organizaciones no gubernamentales internacionales.
En respuesta a la crisis económica y financiera sin precedentes de Sri Lanka, el Banco actuó con rapidez para proteger a la población —en particular a los pobres y vulnerables— de sus peores impactos. Reorientó USD 325 millones para financiar transferencias monetarias de emergencia, medicamentos, programas de alimentación escolar, bonos de matrícula, fertilizantes para pequeños agricultores y gas para cocinar. En diciembre de 2022, el Banco aprobó la solicitud de Sri Lanka para acceder a financiamiento en condiciones concesionarias de la AIF —proceso denominado “graduación inversa”— a fin de estabilizar la economía. También preparó un nuevo marco de alianza con el país para los ejercicios de 2024‑27, junto con dos operaciones por un total de USD 700millones para impulsar reformas económicas clave y mejorar la protección social.
Invertir en capital humano resiliente
En toda Asia meridional, la pandemia de COVID‑19 condujo a un colapso del capital humano de millones de niños y jóvenes. Los estudiantes de hoy podrían perder más del 14 % de sus ingresos futuros, y quienes hoy son niños pequeños podrían ver una disminución del 25 % en los ingresos cuando lleguen a la edad adulta. La pobreza de aprendizajes —incapacidad para leer y comprender un texto sencillo a los 10 años de edad— aumentó del 60 % al 78 % durante la pandemia. El Banco apoya las políticas educativas que garantizan el aprendizaje para todos, ayudan a desarrollar competencias que se necesitarán en el futuro y mejoran el acceso a los mercados laborales. En Maldivas, un proyecto por valor de USD 9 millones permite mejorar la calidad de la educación secundaria. En Nepal, mediante un proyecto por valor de USD 120 millones, está ayudando a establecer un sistema de tutoría docente y a garantizar que en las escuelas se enseñe un programa completo de materias.
Asimismo, la institución está fortaleciendo los sistemas de salud, ampliando el acceso a la atención primaria y creando sistemas de protección social específicos y con capacidad de respuesta. En India, en el estado de Gujarat, destinó USD 350 millones para mejorar la atención de la salud pública, haciendo hincapié en el bienestar de las niñas. En el estado de Odisha, que se ve afectado por un desastre natural aproximadamente cada 15 meses, un programa por valor de USD 100 millones permite mejorar la cobertura de protección social para los hogares pobres y vulnerables a través de transferencias de efectivo digitales.
Crear economías resilientes
Para ayudar a los países a generar resiliencia económica, el Banco promueve soluciones impulsadas por el sector privado, aumenta la transparencia de la deuda y la inversión, mejora el acceso de las pymes al crédito y a los mercados, e impulsa la transformación digital. La investigación de la institución se centra en los factores que impulsan la alta tasa de desigualdad de oportunidades y en la manera en que los países pueden aumentar la inclusión.
En el estado indio de Punjab, comprometió USD 150 millones para ayudar a administrar mejor sus recursos financieros y ampliar el acceso a los servicios públicos aprovechando las tecnologías digitales y aumentando la rendición de cuentas en las adquisiciones públicas. En Maldivas, un proyecto por valor de USD 15 millones permite reforzar la participación privada en las empresas estatales y su estabilidad financiera; al mismo tiempo, contribuye a mejorar la competitividad de las pymes. En Nepal, proporcionó USD 100 millones para respaldar el uso sostenible y productivo del capital natural, fortalecer la resiliencia al cambio climático y promover la inversión del sector privado para ecologizar la economía y crear empleos y medios de subsistencia.
Aumentar la resiliencia al cambio climático y los desastres naturales
Asia meridional se enfrenta a un aumento de olas de calor, ciclones, sequías e inundaciones: el cambio climático podría empeorar drásticamente las condiciones de vida de hasta 800 millones de personas.
En el ejercicio económico de 2023, el Banco presentó los informes sobre el clima y el desarrollo de Bangladesh, Nepal y Pakistán, que ponen de relieve la urgente necesidad de aumentar la resiliencia de las carreteras, las represas hidroeléctricas, las comunidades costeras y la agricultura de la región, así como de las ciudades de rápido crecimiento, donde abundan los asentamientos informales que corren el mayor riesgo.
En India, proporcionó USD 1500 millones para ampliar la producción de energía renovable, desarrollar hidrógeno verde y estimular el financiamiento climático para inversiones en energía con bajas emisiones de carbono. En la provincia de Punjab (Pakistán) —responsable del 73 % de la producción total de alimentos del país—, un proyecto por valor de USD 200 millones promueve las tecnologías y prácticas climáticamente inteligentes para mejorar el uso eficiente del agua, generar resiliencia ante los fenómenos meteorológicos extremos y aumentar los ingresos de los pequeños agricultores. En Bangladesh, proporcionó USD 250 millones para promover inversiones ecológicas en el sector de los hornos de ladrillo, la gestión de los residuos municipales, las cocinas no contaminantes y los sistemas solares para tejados, con el fin de reducir la contaminación atmosférica y mejorar la calidad ambiental.