Desafío
En Rwanda, la agricultura es fundamental para el crecimiento y la reducción de la pobreza y, como columna vertebral de la economía, representa el 39% del producto interno bruto (PIB), 80% del empleo, 63% de los ingresos en divisas y 90% de las necesidades alimentarias del país. El sector enfrenta la escasez de tierras debido a la presión demográfica, la mala gestión del agua, el pequeño tamaño de las propiedades en promedio, la falta de capacidades públicas y privadas y las restricciones de la comercialización por un acceso deficiente a mercados financieros y de productos. El ingreso anual promedio del país es de US$550 per cápita y refleja una tasa de pobreza rural de 49%, cifra que se dispara a 76% en el caso de familias cuya principal fuente de ingresos es la agricultura.
Solución
El Banco Mundial cuenta con conocimientos técnicos sobre intensificación agrícola en la región, así como en ordenación de cuencas hidrográficas en la recuperación de pendientes. La intensificación agrícola se debe ejecutar en laderas potencialmente productivas, donde se ubica la mayor parte de la tierra de labranza. Las autoridades ruandesas están muy comprometidas con este proyecto y el Gobierno solicitó el apoyo de la Asociación Internacional de Fomento (AIF).
La iniciativa propuso aumentar la comercialización y la productividad agrícolas en estas tierras para ayudar al desarrollo a través del mejoramiento del rendimiento de ciertos cultivos, el aumento de la productividad y el incremento de la comercialización de productos en ciertas áreas seleccionadas. El propósito era mejorar la explotación del suelo y la productividad agrícola en siete cuencas hidrográficas experimentales que cubren 10.250 hectáreas, de las cuales 1.868 serían para riego. La estrategia para las cuencas hidrográficas involucra el desarrollo de obras de infraestructura y la educación de los agricultores sobre las mejores prácticas de intensificación y tecnologías de explotación agrícolas.
Resultados
El Proyecto de Explotación de Suelos, Captación de Agua y Riego en Pendiente (LWH, por sus siglas en inglés) logró sensibilizar rápidamente a los beneficiarios, implementar una estrategia con gran demanda de mano de obra para los trabajos agrícolas y efectuar un conjunto de obras de explotación del suelo en un lugar mientras se preparaban otros tres. Además de los logros que se mencionan a continuación, la iniciativa se convirtió en una fuente de empleo muy importante en el país. Algunos de los trabajadores provenían de poblados cercanos y caminaban más de cuatro horas para llegar a sus lugares de trabajo.
- El proyecto dio empleo a más de 7.000 personas en obras de explotación agrícola;
- Cerca de 19.828 ruandeses recibieron beneficios directos, de los cuales 9.587 son mujeres;
- El 70% de los agricultores participantes en las áreas beneficiadas está utilizando métodos agrícolas mejorados en el segundo año; 52% son mujeres;
- El 41% de la tierra de los primeros cuatro sitios fue protegida de la erosión, es decir, el 23% de la superficie total del proyecto;
- La productividad de secano alcanzó US$2.240 por hectárea sin riego en una sola temporada, sobrepasando así el objetivo del segundo año de US$1.000 por hectárea;
- La proporción de productos comercializados de las áreas incluidas en el proyecto es de 69%, lo que supera incluso la meta final de 60%;
- Dos tercios de los agricultores en las zonas favorecidas adoptaron métodos agrícolas mejorados;
- Alrededor del 83% de las mujeres y el 92% de los hombres están usando instituciones financieras formales;
- Aproximadamente 2.346 hectáreas de tierra han sido protegidas de la erosión;
- Hasta diciembre de 2012, las cooperativas en las zonas del proyecto habían ganado US$5.129.
Contribución del Grupo del Banco Mundial
Hasta junio de 2012, la AIF había contribuido US$9.901.461 al proyecto, con un monto restante adicional de US$24.098.539 para ser gastado.
Asociados
El Programa Mundial de Agricultura y Seguridad Alimentaria (GAFSP, por sus siglas en inglés), la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) y el Organismo Canadiense de Desarrollo Internacional (CIDA, por sus siglas en inglés) actuaron como asociados en este proyecto.
Próximos pasos
En la actualidad, la iniciativa busca contratar personal que trabaje en desarrollo comunitario y conseguir organizaciones de apoyo abocadas a la movilización comunitaria, el desarrollo de grupos, la integración de género y el fomento del ahorro y crédito. Además, organiza asistencia técnica sur–sur a fin de formar al personal y los encargados de la capacitación. La operación movilizará financiamiento a través de la Vicepresidencia para la Región de África, el Fondo de Promoción de Negocios, la Asociación de Instituciones de Microfinanciamiento y los bancos.
Beneficiarios
Jean Baptiste Nizeyimana cavaba hoyos en los jardines por US$1,58 al día, lo que muchas veces le impedía satisfacer las necesidades de su familia o incluso lo obligaba a llegar a casa sin alimentos. Gracias a un proyecto del Ministerio de Agricultura respaldado por LWH, Nizeyimana recibió capacitación gratuita para fabricar fertilizante orgánico, que vende a los agricultores vecinos, con lo que sus ingresos aumentaron prácticamente a US$1.000 al mes. “Me gustaría que el Ministerio de Agricultura pudiera sensibilizar a más personas y ampliar todos los programas y proyectos de este tipo al resto del país. Esto ayudaría a los ruandeses a superar la pobreza y mejorar su nivel de vida. Soy un testimonio viviente y me encantaría ver transformada la vida de muchas otras personas al igual que la mía”, dijo Nizeyimana.