Cambio climático: Perfil de resultados

Abril 09, 2014



El Banco Mundial continúa enfrentando una demanda sin precedentes de muchos países para que apoye sus esfuerzos encaminados a abordar los retos del desarrollo y el cambio climático. Hoy en día, el Banco está ayudando a 130 países a tomar medidas relacionadas con el cambio climático. El año pasado, duplicó el financiamiento destinado a adaptación. Cada vez más, el Banco está apoyando la acción sobre el terreno para financiar el tipo de proyectos que ayudan a los pobres a salir de la pobreza, aumentar su capacidad de adaptación al cambio climático y lograr la reducción de emisiones.

Desafío

El cambio climático es una amenaza para la viabilidad de las estrategias de reducción de la pobreza y el logro del crecimiento inclusivo y existe el riesgo de que socave los avances en materia de desarrollo logrados con tanto esfuerzo en todas las regiones del mundo.

En Bajemos la temperatura, una reseña de los hallazgos científicos más recientes en materia de clima preparada para el Banco por el Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático en 2012, se afirma que la temperatura mundial aumentará 4°C (7, 2°F) para fin de siglo y que los compromisos en cuanto a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) no modificarán mucho esta cifra.  El informe entrega un panorama claro de los efectos devastadores en la agricultura, los recursos hídricos, los ecosistemas y la salud humana. 

Un informe de seguimiento de 2013, centrado en los impactos del cambio climático en África al sur del Sahara, Asia meridional y Asia sudoriental, señala que si la temperatura de la Tierra aumenta en 2°C (3,6°F) —lo que puede ocurrir en unos 20 a 30 años— ese fenómeno causará situaciones generalizadas de escasez de alimentos, olas de calor sin precedentes y tormentas más intensas. 

El informe Crear resiliencia,  dado a conocer en noviembre de 2013, sostuvo que entre 1980 y 2012, las pérdidas a nivel mundial relacionadas con desastres totalizaron US$3800 millones.  Alrededor del 87 % de los desastres declarados (18 200 eventos), el 74 % de las pérdidas (US$2800 millones), y el 61 % de las víctimas fatales (1,4 millones en total) fueron consecuencia de fenómenos meteorológicos extremos. El cambio climático tendrá el mayor impacto en las poblaciones más marginadas, porque estas suelen vivir en las zonas de más alto riesgo (por ejemplo, en África, el 72 % de la población urbana vive en asentamientos informales). Estas personas son también las que tienen menos capacidad para recuperarse de eventos recurrentes de baja intensidad, que pueden tener efectos paralizantes y acumulativos en los medios de subsistencia.

Estos informes ilustran el vínculo intrínseco entre el clima y la pobreza, y muestran que, aunque todas las regiones se verán afectadas, las menos capaces de adaptarse —las más pobres y vulnerables– serían las más perjudicadas.

Muestran que se necesita una respuesta mundial de igual magnitud que el problema. Es esencial intensificar tanto las medidas de adaptación como las de mitigación. En su labor relativa al crecimiento ecológico e inclusivo, el Banco ha mostrado que cuando la energía y los recursos naturales se utilizan de una manera más eficiente e inteligente, existen oportunidades para reducir notablemente el impacto del desarrollo en el clima sin desacelerar el ritmo de alivio de la pobreza o de crecimiento económico.

Solución

El cambio climático es una prioridad estratégica para el Grupo del Banco Mundial, como se establece en la Estrategia institucional del Grupo del Banco Mundial, (i) adoptada en octubre de 2013.

El Banco respalda las estrategias y prioridades de desarrollo impulsadas por los países y destinadas a integrar la capacidad de adaptación al cambio climático y los desastres en los planes de desarrollo nacionales, mientras los ayuda a aprovechar las nuevas oportunidades económicas, de creación de capacidades y de financiamiento que presenta el cambio climático. Todas las estrategias de alianza y asistencia a los países preparadas para el ejercicio de 2013 para los países de la Asociación Internacional de Fomento (AIF) y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) incluyen el aspecto del riesgo climático. En dicho ejercicio, aproximadamente el 80 % de las operaciones del GBM aprobadas que tenían beneficios en materia de cambio climático también consideraban los riesgos de desastres.

Una de las prioridades del Banco es ayudar a los países a planificar un futuro con bajas emisiones de carbono. Eso incluye centrar la atención en la creación de ciudades más ecológicas y con capacidad de adaptación al cambio climático mediante asistencia para la planificación con bajas emisiones de carbono, evaluaciones de eficiencia energética, y financiamiento. Otra área de interés es la agricultura climáticamente inteligente  que mejore las cosechas para poder alimentar a una población mundial cada vez mayor, reduzca las emisiones, y aporte al almacenamiento de carbono. Además, el Banco está aumentando la eficiencia energética y las inversiones en energías renovables  para ayudar a reducir el uso en el mundo de los combustibles fósiles con alto contenido de carbono.

Resultados

Para ayudar a los países clientes a mitigar las emisiones de GEI actuales y futuras y al mismo tiempo estimular el desarrollo, el Banco tiene una variedad de instrumentos y programas financieros que están dirigidos a diferentes sectores de la economía.

En colaboración con Noruega, el Banco está ampliando el enfoque de la agricultura climáticamente inteligente (i) en Etiopía, mediante un proyecto que desde 2008 ya ha recuperado más de 190 000 hectáreas de tierras agrícolas degradadas comunales y familiares en esta nación vulnerable a los efectos del cambio climático. El financiamiento ayudará a Etiopía a abordar las causas de la deforestación y, al mismo tiempo, “promoverá beneficios sociales para las comunidades locales”, dice el ministro de Agricultura, Sileshi Getahun. 

En Kenya, 60 000 pequeños agricultores (i) están obteniendo créditos de carbono a cambio del uso de prácticas mejoradas de gestión de la tierra agrícola, tales como recuperación del suelo, acolchamiento y menor cantidad de labranza, las que ayudan a atrapar el dióxido de carbono en el suelo. Ellos venden los créditos de carbono al Fondo del Biocarbono, obteniendo hasta la fecha US$65 000. El Proyecto del Carbono en el Sector Agrícola en Kenya (ejercicio de 2011hasta el presente), el primero en su tipo, ya aumentó en tres años el rendimiento de los cultivos en 20 % para más de 1500 grupos de agricultores. 

Otro proyecto de créditos de carbono destinado a la reforestación (i) que se realiza en Río de Janeiro, Brasil, está ayudando a revitalizar los vecindarios y a mejorar la salud pública, y al mismo tiempo captura cientos de toneladas de emisiones de dióxido de carbono y genera créditos para la ciudad. El Programa de Bajas Emisiones de Carbono de la Ciudad de Río de Janeiro, (i) lanzado por el Banco Mundial y la ciudad en Río+20 en 2012, medirá el impacto del clima y los créditos de carbono generados por la iniciativa. Dejair dos Santos, de 66 años, está plantando árboles en el barrio pobre Morra da Formiga y narra la historia de los niños que prendieron fuego a un camino local. “Mis colegas y yo reemplazamos el césped por árboles frutales nativos y organizamos un paseo de entretenimiento para crear conciencia en los niños”, dice. “A ellos les encantó”. Santos espera que cuando los niños crezcan, sigan con el trabajo de reforestación. 

Mientras tanto, los proyectos apoyados por los bonos verdes del Banco Mundial incluyen una inversión de varios años de US$500 millones en Turquía, destinada al desarrollo de fuentes privadas de energía renovables locales. También cubre mejoras en materia de eficiencia energética en las industrias del hierro y el acero de este país. En mayo de 2013, la inversión ya estaba dando como resultado una reducción de casi 1,5 millones de toneladas de dióxido de carbono al año (i) mediante 29 proyectos de eficiencia energética y 44 proyectos de energías renovables. 

Con relación a la adaptación al cambio climático, el Banco también está intensificando sus esfuerzos para integrar la gestión del riesgo de desastres en las medidas a largo plazo con el fin de que las naciones vulnerables mejoren su resiliencia a la variabilidad climática y a los riesgos de desastres.

En el Caribe, el Fondo de Seguro contra Riesgos de Catástrofes para el Caribe (i) ha realizado pagos por US$32 millones desde 2008 para cubrir las reclamaciones de ocho países afectados por desastres naturales; todos los desembolsos se hicieron dentro de las tres semanas después del evento catastrófico. 

De manera similar, para las Islas del Pacífico, se creó en 2013 el Fondo contra Riesgos de Catástrofe para el Pacífico con el fin de proporcionar herramientas de evaluación del riesgo de desastres y aplicaciones técnicas y financieras prácticas destinadas a reducir y mitigar la vulnerabilidad de los países ante los desastres naturales. En el ejercicio de 2013, el Banco realizó la primera transacción de seguros en mercados de capitales que cubren riesgos de tsunamis para ayudar a cinco países insulares del Pacífico (Islas Marshall, Samoa, Islas Salomón, Tonga y Vanuatu) a obtener seguros contra catástrofes naturales.

Contribución del Grupo del Banco Mundial

Para el ejercicio de 2013, se espera que unos US$3000 millones en compromisos de financiamiento del Banco Mundial proporcionen beneficios asociados a la adaptación, de los cuales poco más de US$2000 millones fue aportado por la AIF y casi US$900 millones por el BIRF. Más de US$4000 millones en el ejercicio de 2013 proporcionarán beneficios asociados a la mitigación; US$1800 millones del BIRF y US$2300 millones de la AIF. La Corporación Financiera Internacional (IFC), la institución del Grupo del Banco Mundial dedicada al sector privado, comprometió casi US$2500 millones para mitigación, lo que significa un aumento de casi US$900 millones.

Algunos aspectos destacados de las contribuciones del Grupo del Banco Mundial son:

  • 82 proyectos en 50 países: 24 tienen cobeneficios de adaptación, 39 tienen cobeneficios de mitigación y 19 tienen ambos.
  • Con US$2300 millones, la energía limpia siguió siendo la principal proporción de la ayuda del Banco en materia de mitigación en el ejercicio de 2013.
  • Con US$910 millones, el abastecimiento de agua, el saneamiento y la protección contra inundaciones representó un tercio del financiamiento para la adaptación en el ejercicio de 2013 y una parte cada vez mayor del compromiso del sector en términos de apoyo a la adaptación (un 40 %), lo que demuestra la integración de la adaptación y la gestión del riesgo de desastres.
  • La mayor parte del compromiso de US$2500 millones de IFC se destinó a la mitigación, representando las energías renovables y la eficiencia energética el 89 % del total. 

IFC y el BIRF son los principales emisores mundiales de bonos verdes que apoyan proyectos relacionados con el clima. El Departamento de Tesorería del Banco Mundial emitió US$5300 millones a través de 61 bonos y 17 monedas, (i) y la Tesorería de IFC emitió otros US$3400 millones, incluyendo dos ofertas de referencia de US$1000 millones en 2013. 

El Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones (MIGA), (i) también miembro del Grupo del Banco Mundial, está trabajando con instituciones financieras para ayudar a fortalecer los mercados de capital y financieros y llegar a clientes más pequeños. En el ejercicio de 2013, el MIGA emitió US$1000 millones en garantías, financiando ocho proyectos que contribuyen a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Estos proyectos incluyen un parque eólico y una plantación de bambú (i) en Nicaragua; proyectos de energía en Bangladesh, (i) Angola, (i) Côte d’Ivoire (i) y Uganda; (i) transporte en transbordador en Turquía, (i) y una planta de tratamiento de aguas residuales en Jordania. (i)



Asociados

El Grupo del Banco Mundial ha demostrado exitosamente formas innovadoras de movilización de recursos adicionales para el financiamiento de actividades relativas al clima, a través de su labor con asociados.

Los fondos de inversión en el clima (CIF, por sus siglas en inglés) (i) establecidos en 2008, por un monto de US$8000 millones, desempeñan un papel clave en el cumplimiento de los objetivos internacionales en materia de cambio climático. Destinados a ampliar los conocimientos y el financiamiento en esta área, los CIF atraen en la actualidad un importante cofinanciamiento —se esperan US$55 000 millones— para respaldar las actividades relacionadas con tecnologías limpias, energías renovables, gestión sostenible de los bosques, y desarrollo con capacidad de adaptación al cambio climático en 48 países de ingreso bajo y mediano. El financiamiento de los CIF se canaliza a través del Banco Mundial y otros bancos multilaterales de desarrollo, asignándose aproximadamente el 25 % de los recursos al sector privado para estimular los mercados, aumentar el potencial de inversión, y facilitar la obtención de beneficios financieros en las empresas y actividades de negocios inocuas para el clima. 

Durante más de una década, el Banco ha respaldado el financiamiento del carbono. Cuando se estableció en 1999, la función del Fondo Tipo para Reducir las Emisiones del Carbono era catalizar el mercado mundial de la reducción de emisiones de GEI. En la actualidad, la institución es el depositario de 15 fondos y servicios del carbono, y la Unidad de Financiamiento del Carbono (i) está apoyando a más de 140 proyectos en más de 50 países. Desde 2000, estas iniciativas han reducido el equivalente de 187 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono a través de los proyectos que apoyan. 

Las iniciativas en materia de carbono de última generación incluyen el Fondo Cooperativo para el Carbono de los Bosques, (FCPF, por sus siglas en inglés) (i) que colabora para reducir las emisiones derivadas de la deforestación y la degradación forestal (REDD+); el Fondo para reducir las emisiones de carbono; (i) la Asociación para la Preparación del Mercado ; (i) la Iniciativa del Carbono para el Desarrollo, (i) y el tercer tramo del Fondo del Biocarbono. Estos instrumentos innovadores tienen como objetivo respaldar una variedad de mecanismos financieros que reducen las emisiones de GEI en los países en desarrollo. 

En respuesta a las prioridades de los clientes, el Banco ha colaborado también con los asociados para reforzar los vínculos operacionales entre la adaptación al clima y la gestión de riesgos de desastres. El Fondo Mundial para la Reducción de los Desastres y la Recuperación (GFDRR, por sus siglas en inglés), (i) ayuda a los países en desarrollo de ingreso bajo que enfrentan un alto riesgo a comprender mejor y reducir su vulnerabilidad a los desastres naturales y adaptarse al cambio climático. La Iniciativa Datos de Libre Acceso para la Capacidad de Adaptación del GFDRR (OpenDRI, por sus siglas en inglés) (i) se puso en marcha en 2010 para apoyar esos esfuerzos. Después que el tifón Yolanda azotó Filipinas en noviembre de 2013, el equipo de GeoNode Yolanda usó las 72 capas de datos geoespaciales recopilados, incluyendo las evaluaciones de los daños y los informes de situación de organismos locales e internacionales. El GFDRR es administrado por el Grupo del Banco Mundial y financiado por 21 donantes. 

El Banco sigue movilizando fondos hacia los clientes en el marco del área focal del cambio climático del Fondo para el Medio Ambiente Mundial. (i) Hasta el momento, se han invertido casi US$2000 millones. Mediante la canalización de fondos del FMAM, el Banco respaldó una iniciativa de Túnez destinada a aumentar la eficiencia energética.

Desde 1991, la alianza entre el Banco Mundial y China en el marco del Protocolo de Montreal ha eliminado el consumo y la producción de más de 219 000 toneladas de sustancias que agotan el ozono provenientes de fuentes tan diversas como la refrigeración, el aire acondicionado, la fabricación de espumas, la producción de aerosoles y la extinción de incendios. Esto también evitó el equivalente de 885 millones de toneladas de dióxido de carbono, (i) cifra similar a sacar de circulación a más de 184 millones de automóviles. 

Además, el Banco participa cada vez más en asociaciones estratégicas para abordar los contaminantes climáticos de corta vida (SLCP, por sus siglas en inglés). Para hacer frente a estos contaminantes que atrapan el calor —entre ellos el metano, el carbono negro, el ozono troposférico y algunos hidrofluorocarbonos— el Banco realizó un examen de su propia cartera de proyectos para identificar las maneras de reducir esas emisiones. El informe encontró que entre 2007 y 2012, el 7,7 % de los compromisos del Banco Mundial, o unos US$18 000 millones, fue destinado a actividades “pertinentes a los SLCP”.

 

 



Próximos pasos

Frente a la perspectiva de un planeta más cálido, el imperativo de adaptarse a un clima cambiante resalta además la necesidad de aumentar el respaldo a un desarrollo con bajas emisiones de carbono y capacidad de adaptación al cambio climático. El Grupo del cambio climático del Banco está ayudando a los países en desarrollo a crear capacidad para abordar esta materia, movilizar recursos y apoyar cambios en las estrategias, políticas e inversiones que permitan un desplazamiento hacia un desarrollo con bajas emisiones y aumentar la capacidad de adaptación al cambio climático. En concreto, proporciona servicios de creación de capacidad, intercambio de conocimientos, productos de aprendizaje y plataformas de soluciones innovadoras en tres áreas programáticas: energía y ciudades sostenibles, agricultura climáticamente inteligente y políticas y financiamiento del desarrollo con bajo nivel de emisiones de carbono.

Se prestará más atención a los países de la AIF para ayudar a los clientes y asociados a comprender y gestionar las relaciones entre adaptación y desarrollo en diferentes situaciones. Cabe esperar que los recursos del BIRF sean solicitados para apoyar programas de transformación con un nivel más bajo de emisiones catalizados por recursos destinados a abordar el cambio climático. También se anticipa que habrá una mayor demanda de capital del BIRF para garantías y seguros de modo de atraer inversiones del sector privado en nuevas tecnologías y en zonas vulnerables al cambio climático. Finalmente, se espera que las contribuciones a los fondos tanto nuevos como existentes para esta temática aprovechen el considerable financiamiento subyacente de fuentes públicas y privadas. Como parte de las Naciones Unidas, el Grupo del Banco Mundial colaborará cada vez más con otros organismos en las actividades relativas al clima en el contexto del desarrollo sostenible.

Beneficiarios

Un programa de electrificación rural ha permitido instalar en Bangladesh más de 50 000 sistemas de energía solar para uso doméstico cada mes desde 2002. El programa proporciona energía limpia, libre de emisiones, que no contribuirá al cambio climático, aunque fomenta el desarrollo. Este es el programa de sistemas solares para viviendas de más rápido crecimiento en todo el mundo. La iniciativa, respaldada por la AIF, (i) proveyó de energía solar sin conexión a la red eléctrica a 2,8 millones de hogares. “Ahora podemos estudiar mucho mejor”, dice Kusum Koli Roy, de 10 años. “Las lámparas solares nos ayudaron mucho con nuestra educación”. 

Otro proyecto de energía inocuo para el clima en Nepal ha proporcionado más de1000 microcentrales hidroeléctricas (i) desde 2007 a comunidades de 52 distritos de todo el país. La nueva fuente de electricidad limpia y renovable ayudó a Laxmi Rasalli, de 27 años, a abrir una granja avícola con 300 pollos que aportan una nueva fuente de ingresos para su familia. “Yo no podría haber comenzado a criar estos pollos si no tuviéramos electricidad”, dice Rasalli.


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190 000
hectáreas de tierras degradadas han sido rehabilitadas en Etiopía.




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