Desafío
A pesar de los progresos logrados en la reducción de la pobreza en los últimos 15 años, ha habido un avance considerablemente menor en la gestión sostenible del medio ambiente. La contaminación, la sobreexplotación de las reservas pesqueras, la pérdida de biodiversidad y el uso excesivo del agua y la tierra amenazan cada vez más a las iniciativas de desarrollo de los países. La población del mundo es más próspera y numerosa: de 6000 millones en 2002, ya llegaba a 7000 millones en 2013 y se proyecta que sobrepasará los 9000 millones en 2050.
Junto con el crecimiento de la población, hubo ganancias considerables en materia de prosperidad. Más personas han salido de la pobreza durante las dos últimas décadas que en ningún otro momento de la historia. El comercio mundial se ha más que triplicado desde 1992, mientras que el producto interno bruto (PIB) de los países en desarrollo se ha duplicado, permitiendo un aumento proporcional en el consumo. En consecuencia, la huella ecológica de la agricultura se ha intensificado, lo cual ha provocado contaminación agroquímica, agotamiento del suelo y deforestación. La demanda de alimentos también ha estimulado el consumo de agua, el cual se ha triplicado en los últimos 50 años. Se espera que la extracción hídrica se incremente en 50 % para 2025 en las economías en desarrollo. Hoy en día, más de la mitad del mundo vive en ciudades. Más del 90 % de todo el crecimiento urbano está ocurriendo en las naciones en desarrollo y ha provocado una grave contaminación del aire y del agua en muchos lugares del mundo. Se ha registrado un aumento de las industrias que emiten más carbono y que a menudo son contaminantes y ello ha contribuido al agotamiento de los recursos naturales y al cambio climático. Las consecuencias inmediatas y a largo plazo de este último, que van desde un planeta con temperaturas más elevadas hasta la existencia de océanos más ácidos, constituyen también una amenaza para los avances en materia de reducción de la pobreza y desarrollo. Claramente, las pautas actuales de crecimiento están ejerciendo demasiada presión sobre un medio ambiente que ya ha sufrido agresiones.
Solución
A pesar de este abrumador desafío ambiental, existen avances colectivos considerables hacia el logro de una mejor sostenibilidad ambiental. Como parte de este esfuerzo global, el Banco Mundial lanzó una nueva Estrategia ambiental en 2012 que promueve un mundo ecológico, limpio y con capacidad de adaptación para todos. La agenda verde se concentra en fomentar un crecimiento más inclusivo y, al mismo tiempo, proteger la biodiversidad y los ecosistemas, mediante:
- El mejoramiento de la toma de decisiones por parte de los países a través de la Alianza Mundial de la Contabilidad de la Riqueza y Valoración de los Servicios de los Ecosistemas (WAVES, por sus siglas en inglés), la cual los apoya en la tasación de sus activos de capital natural y la incorporación de estos en sus sistemas de cuentas nacionales;
- La búsqueda de formas de restituir la salud y la productividad económica de los océanos por medio de una amplia coalición de Gobiernos, organismos internacionales, organizaciones no gubernamentales y empresas privadas, denominada Alianza Mundial a favor de los Océanos, y
- La evaluación de la disposición del mercado a fomentar la protección de las zonas de hábitats de importancia crítica, al tiempo que ofrece beneficios por concepto de almacenamiento de carbono. Asimismo, mediante, una labor innovadora y continua sobre bosques y uso de la tierra, vinculada al programa de reducción de las emisiones derivadas de la deforestación y la degradación forestal.
En el contexto del programa de desarrollo limpio, la atención está puesta en ayudar a los países a encontrar sendas de desarrollo que admitan un bajo nivel de emisiones, a través de:
- El fomento de un intercambio sur–sur sobre las mejores prácticas para la gestión de la contaminación;
- La ampliación del uso de cocinas más limpias que contribuyan a disminuir la polución en los espacios cerrados;
- El apoyo a los países en los asuntos relativos a la limpieza de los ríos y la contaminación histórica, y
- El mejoramiento de la eficiencia energética, fomentando el uso de energías renovables, encontrando soluciones agrícolas a favor de la adaptación al cambio climático y construyendo ciudades más limpias y con niveles más bajos de carbono.
El programa de capacidad de adaptación intenta reducir la vulnerabilidad de los países a los riesgos climáticos, por la vía de:
- El apoyo a los países para que encuentren soluciones de adaptación al cambio climático, como por ejemplo una mejor gestión de las zonas costeras;
- La minimización del perjuicio que producen los desastres naturales en cuanto a pérdidas de vidas y daños estructurales;
- El mejoramiento de la capacidad de adaptación de los pequeños Estados insulares, y
- El aumento de la resiliencia de la infraestructura y la restitución de los ecosistemas costeros de protección, como es el caso de los manglares.
Resultados
A continuación, algunos resultados obtenidos en proyectos financiados por el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) y la Asociación Internacional de Fomento (AIF):
Políticas e instituciones más ecológicas y limpias respaldadas por préstamos para políticas de desarrollo (DPL, por sus siglas en inglés). El financiamiento promedio anual para DPL medioambientales aumentó de US$438 millones en los ejercicios de 2004-08 a US$1480 millones en los ejercicios de 2009-2013. Por ejemplo, el Préstamo programático para políticas de desarrollo ambiental de Perú (2009-2013) apoyó la creación del Ministerio del Ambiente, el establecimiento del organismo de parques nacionales y su estrategia financiera sostenible, redes de monitoreo de la calidad del aire, divulgación pública de información sobre la calidad del aire y la creación del Servicio Nacional de Certificación Ambiental (SENACE) para realizar un análisis detallado de evaluaciones de impacto ambiental (EIA) y operar como un sistema de ventanilla única para todos los permisos y licencias ambientales de los proyectos de inversión. El DPL también respaldó una reforma exitosa que estableció un sistema de cuotas para administrar la sobrecapacidad y la ineficiencia que dominaban la pesca de la anchoveta, al tiempo que aseguró la protección social de los pescadores.
Fuente clave de financiamiento para la conservación de la biodiversidad. En su afán que la conservación de la biodiversidad y el uso sostenible de los recursos naturales sea sostenible desde el punto de vista financiero y genere beneficios para las comunidades empobrecidas, el Banco Mundial ha movilizado inversiones del sector público y privado en las comunidades rurales. En el Parque Nacional Kafue de Zambia, el “Proyecto de Apoyo a la Diversificación y Expansión Económica”, que respaldó a las autoridades del parque, derivó en inversiones privadas que triplicaron la capacidad hotelera turística. Las visitas al parque aumentaron considerablemente y los ingresos se multiplicaron por 10 entre 2005 y 2011, gran parte de lo cual benefició directamente a las comunidades locales. Del mismo modo, en Sudáfrica, a través del Proyecto de Conservación del Parque Nacional de Elefantes de Greater Addo (2004-2010), una inversión de US$5,5 millones generó otros US$14,5 millones en inversiones del sector privado y la creación de 614 empleos bien remunerados. Gracias al Proyecto de Aprovechamiento de los Recursos Naturales de Albania, los ingresos de las comunidades donde se llevó a cabo la iniciativa subieron un promedio anual de 8 % (2005-2011). El tanto, el Segundo Proyecto de Desarrollo Forestal Comunitario de México mostró una tendencia similar entre 2004 y 2008, ya que alrededor de 6200 personas no migraron desde los estados beneficiarios debido a que los puestos de trabajo en el sector forestal y el valor neto de los bienes y servicios silvícolas aumentaron en 27 % y 36 %, respectivamente.