DESAFÍO
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el 35 % de las mujeres en el mundo ha sufrido violencia física o sexual en la pareja o violencia sexual fuera de la pareja. Esto representa unas 938 millones de mujeres, casi el total de la población de África. Cálculos conservadores de la pérdida de productividad resultante oscilan entre el 1,2 % del producto interno bruto (PIB) en Brasil y Tanzanía y el 2 % del PIB en Chile, aproximadamente lo que la mayoría de los Gobiernos gasta en educación primaria. Estas cifras no incluyen los costos asociados con el impacto emocional a largo plazo y las consecuencias en las siguientes generaciones. Los efectos de la violencia se hacen sentir en muchos niveles diferentes: el de las propias mujeres, sus familias y la economía. El impacto acumulativo de la violencia impone altos costos sobre las empresas y las economías.
El Dr. Denis Mukwege[1], que dirige un programa exitoso para mujeres afectadas por la violencia de género en la República Democrática del Congo y nominado para el Premio Nobel de la Paz en 2013, señaló sucintamente: “Las mujeres de África cargan la economía africana sobre sus hombros. Si se las destruye psicológicamente o físicamente, el ciclo de la pobreza se perpetúa. Si se destruye a una mujer, se destruye en promedio a seis personas más”.
Los factores que contribuyen a la violencia de género incluyen las relaciones desiguales de poder que son el resultado de prejuicios públicos y privados, así como de normas sociales arraigadas. Estos devalúan a las mujeres y las niñas y las privan de oportunidades para desarrollar su potencial personal y productivo.
SOLUCIÓN
El Banco Mundial está abordando la violencia de género desde una variedad de ángulos, que incluyen la asistencia directa a los sobrevivientes, así como la prevención y recopilación de pruebas. Para proporcionar asistencia directa a las víctimas de la violencia de género, el Banco se ha asociado a organizaciones locales con experiencia, ayudándolas con la creación de capacidad, la capacitación en seguimiento y evaluación, y el poder de convocatoria para movilizar el apoyo de los gobiernos regionales y locales. En el área preventiva, el Banco está equilibrando la promoción de nuevas leyes que protejan a las mujeres con programas de asistencia legal necesarios para enjuiciar a los autores y romper el ciclo de impunidad. La violencia de género se incorpora cada vez más en el diseño y la ejecución de proyectos en gran escala, en particular en el transporte, la infraestructura y los sectores de desarrollo urbano. Los incidentes de violencia de género están presentes en la vida diaria de las mujeres, por lo que es necesaria una amplia atención en el desarrollo de un entorno seguro.
RESULTADOS
En 2013, el Banco Mundial publicó el informe Violencia sexual y de género: ¿Qué está haciendo el Banco Mundial y qué hemos aprendido? En este se analizaron todos los proyectos relacionados con la violencia de género entre 2008 y 2013 y se identificaron las enseñanzas aprendidas para que en toda la cartera del Banco se participara de manera más estratégica en esta materia. A continuación, se presentan algunos ejemplos:
Asistencia directa a los sobrevivientes (incluyendo los Estados frágiles y afectados por conflictos):
En 2010, el Banco Mundial[2] fue contratado para realizar el seguimiento y la supervisión de un proyecto de asistencia a sobrevivientes de violencia sexual en la provincia de Kivu del Sur, devastada por la guerra, en el este de República Democrática del Congo[3].El proyecto puso a prueba la terapia de procesamiento cognitivo (TPC). Los resultados mostraron que después de participar en la TPC, la probabilidad de los sobrevivientes de experimentar depresión o ansiedad disminuyó de 71 % a solo 9 %, mientras que la probabilidad de trastornos de estrés postraumático se redujo de 60 % a 9 %. El proyecto alcanzó o superó los objetivos, proporcionando servicios a 3951 sobrevivientes y aumentando la proporción de sobrevivientes que busca ayuda dentro del periodo crítico de las primeras 72 horas. Además, como resultado de la promoción del proyecto, los sobrevivientes con certificación médica que busquen justicia en los tribunales recibirán este apoyo de forma gratuita. Como medida de rehabilitación, el programa también creó y apoyó a 114 asociaciones populares de ahorro y préstamo que permanecen activas, manteniendo con éxito la solidaridad y la cohesión social. El proyecto está cerrado.
El Banco Mundial abordó un aumento dramático de la violencia sexual en los campos de desplazados internos en Haití mediante la asociación con la ONG local KOFAVIV. La iniciativa se centró en cinco campamentos y proporcionó materiales por un total de US$144 287 (silbatos, linternas solares, teléfonos celulares, toldos y kits de información en caso de violación) a las 7078 mujeres y niños más necesitados. El proyecto involucró con éxito a hombres para que fueran los primeros en responder a los ataques y motivar a otros hombres. También capacitó a personal de KOFAVIV en desarrollo institucional, seguimiento y evaluación, y respuesta a crisis. El Banco usó su poder de convocatoria para contactar a esta y otras organizaciones locales de Haití con instituciones gubernamentales para llevar a cabo labores de colaboración. El proyecto se aprobó en 2011 y se cerró en 2013.
Sensibilización de la sociedad:
En marzo de 2013, el Banco Mundial proporcionó apoyo financiero a una campaña destinada a enfrentar la violencia de género en Brasil. La iniciativa presentó a reconocidos atletas, actores y celebridades masculinas brasileñas sosteniendo un cartel con las palabras "Un hombre de verdad no golpea a una mujer". Las celebridades también grabaron videos que fueron promovidos a través de todas las formas de medios de comunicación social con la etiqueta #souhomemdeverdade (#soyunhombredeverdad). Las imágenes fueron reproducidas por los periódicos y las revistas más prestigiosas de Brasil y aparecieron en las noticias del mediodía del canal de TV Globo (18 millones de espectadores). El sistema urbano de trenes subterráneos de Río de Janeiro (650 000 usuarios diarios) publicó la campaña de forma gratuita entre marzo y mayo. La campaña se cimentó de manera eficaz en la Ley sobre Violencia Doméstica y Familiar denominada Maria da Penha, que fue promulgada en 2006.
Infraestructura:
El Banco está otorgando a Brasil un préstamo para políticas de desarrollo de US$500 millones destinado a un importante proyecto de infraestructura para actualizar y conectar el sistema de transporte urbano de Río de Janeiro. El proyecto tiene en cuenta cuestiones de violencia de género y usa la innovadora estrategia de combinaciones en la red urbana para ofrecer una gama de recursos económicos y jurídicos a las mujeres. Ahora todas las estaciones tendrán baños para mujeres y una mejor iluminación. Cinco estaciones principales tendrán centros que ofrecerán apoyo jurídico, médico y de asesoramiento a personas afectadas por la violencia de género, así como 107 terminales de información electrónicos. El proyecto fue aprobado en 2009 y sigue activo en 2014.
Una iniciativa similar orientada al transporte está en curso ahora en Ecuador. Un préstamo del Banco Mundial de US$205 millones apoyará el financiamiento de un sistema de trenes subterráneos en Quito que transportará a 400 000 personas al día y facilitará la movilidad segura de las usuarias garantizando una iluminación adecuada en las plataformas y zonas circundantes y lanzando campañas de divulgación para promover una conducta respetuosa a bordo. El proyecto fue aprobado en 2013.
Medidas preventivas:
En Papua Nueva Guinea, un proyecto financiado por la Asociación Internacional de Fomento (AIF) dio un paso pionero que incluyó la perspectiva del género cuando consultó a las mujeres locales en la fase de identificación de un nuevo proyecto de minería. Quedó claro que las mujeres prevén mayores niveles de violencia y abuso como resultado de la afluencia de mano de obra. Ellas describieron los cambios en la dinámica social debido al repentino aumento de los ingresos. Como respuesta, se designó a una mujer para que representara sus intereses en la mesa de negociaciones. Se acordó que el 10 % de los fondos provenientes de las operaciones de la mina se destinaran a programas de apoyo a las mujeres y los niños. En 2012, 30 mujeres líderes renegociaron el acuerdo y ahora el 18,24 % de los fondos se destinan a estos programas. El proyecto se cerró en 2013.
Asistencia legal:
En junio de 2012, un programa financiado por el Fondo Japonés de Desarrollo Social puso en marcha el Centro Judicial de Asistencia Legal en Jordania. Los seis nuevos centros de asistencia legal proporcionan servicios gratuitos de asesoría legal y representación a quienes carezcan de medios económicos suficientes. El Centro Judicial de Asistencia Legal es ahora el mayor proveedor de servicios de asistencia legal en Jordania y el 70 % de los beneficiarios son mujeres. Sus servicios están ofreciendo apoyo legal esencial a mujeres que sufren violencia emocional y física e intimidación a diario, lo cual les impide hacer uso de sus bienes personales y económicos. Hasta la fecha, el centro ha proporcionado asesoramiento a 3400 hombres y mujeres y representado a más de 1480 en los tribunales. El proyecto permanece activo en 2014.