Desafío
La crisis económica mundial de 2008-2011 dejó en evidencia la importancia de contar con buenas redes de protección social para reducir la pobreza y la vulnerabilidad. Los países con buenos programas de este tipo los usaron para responder a las crisis y los desastres, mientras que aquellos que no cuentan con esta clase de iniciativas tuvieron que depender de medidas especiales y menos eficaces. En los países más pobres la brecha en la prestación de redes de protección social es incluso más amplia. Por ejemplo, en África al sur del Sahara, cuatro de cada cinco familias pobres no tienen acceso a ningún tipo de programa de protección social.
Sin embargo, se necesita tiempo y voluntad política para crear buenas redes de este tipo. Las crisis o las situaciones posteriores a un desastre son los peores momentos para establecer nuevos programas de protección social, ya que los que son eficaces en función de los costos y que dan buenos resultados necesitan un proceso de perfeccionamiento y ajustes de los sistemas y las capacidades. En el caso de los países que ya tienen algunos programas, el desafío es superar la fragmentación e integrar las iniciativas individuales en sistemas nacionales coordinados. Es importante que las redes de protección social mantengan estándares elevados en cuanto a buen gobierno y resultados, tanto para asegurar que presten asistencia más eficaz a los habitantes necesitados como para que sigan contando con la confianza de las autoridades que formulan las políticas y del público en general.
Solución
La creación de redes de protección social sostenibles y asequibles en los países en desarrollo es un componente clave de la Estrategia del Banco Mundial sobre la Protección Social y el Trabajo 2012-2022 (i), que busca ayudar a los países a prescindir de programas fragmentados para establecer sistemas de protección social asequibles, permitir a las personas manejar los riesgos y aumentar la resiliencia, mediante la inversión en capital humano y el mejoramiento de la capacidad de los individuos de conseguir trabajo.
El Banco Mundial trabaja con los países para elaborar herramientas y enfoques adaptados a las necesidades específicas de estos; invierte en conocimientos, datos y trabajos analíticos, y presta asesoría “oportuna” sobre políticas, así como continua asistencia técnica y en materia de fortalecimiento de capacidades. El Banco también apoya diversas intervenciones de redes de protección social, que van desde transferencias monetarias y programas de obras públicas que requieren gran cantidad de mano de obra hasta programas de alimentación escolar. En los países de ingreso bajo, el Fondo de respuestas sociales rápidas (RSR) (i) resulta especialmente útil al momento de abordar los problemas de capacidad, demostrar logros en el desarrollo de sistemas de prestación de servicios eficientes y comunicar los resultados.
Resultados
En todo el mundo, las redes de protección social son una fuerza poderosa para reducir la pobreza extrema y lograr la prosperidad compartida. Las pruebas de la nueva base de datos ASPIRE (i) del GBM dejan en evidencia que año tras año, esta redes en los países en desarrollo sacan a unos 50 millones de personas de la pobreza extrema (que viven con menos de US$1,25 al día). Lamentablemente, estos efectos son menores en los países de ingreso bajo y en los Estados frágiles, donde las necesidades son mayores.
Estos son algunos de los resultados más importantes del apoyo del GBM a programas de redes de protección social:
- Entre los ejercicios de 2007 y 2013, la cartera de redes de protección social superó los US$12 000 millones, con 273 actividades de financiamiento en 93 países. El compromiso anual promedio destinado a estos programas durante dichos ejercicios fue de US$1720 millones, una cifra que triplica los US$567 millones anuales comprometidos en el periodo 2002-07. En general, US$9200 millones o el 71 % del financiamiento aprobado entre los ejercicios de 2007 y 2013 se dirigió a países miembros del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) y US$2600 millones, o el 21 %, a los países más pobres a través de la Asociación Internacional de Fomento (AIF).
- Entre los ejercicios de 2011 y 2013, cerca de 37,4 millones de nuevos beneficiarios de redes de protección social, de los cuales 20,6 millones eran mujeres, recibieron el apoyo del GBM. Alrededor de 31,3 millones de estos beneficiarios estaban en países que reciben asistencia de la AIF y otros 6 millones en países que reciben financiamiento del BIRF. Un total de 1,5 millones de beneficiarios vivían en países frágiles y afectados por conflictos.
- Entre los ejercicios de 2005 y 2013, más de 2000 profesionales recibieron capacitación a través de programas como el curso básico sobre redes de protección social del GBM y la serie del Foro de aprendizaje sur-sur. Los foros de intercambio de conocimientos entre pares, conocidos como comunidades de práctica sobre redes de protección social, están activos en Europa y Asia central, Oriente Medio y Norte de África, América Latina y el Caribe, y África. Estos ponen en contacto a profesionales de 30 países y sirven como vía para divulgar las mejores prácticas en esta área.
Algunos resultados específicos por país son:
- El apoyo del Banco Mundial (US$1500 millones en el ejercicio de 2009, US$1200 millones en el ejercicio de 2011) al programa de transferencias monetarias condicionadas “Oportunidades” de México beneficia a 6,6 millones de familias; mejora la cobertura y la calidad de la salud, la nutrición y la educación, y respalda un aumento en la cantidad de niños que pasan de la escuela primaria a la secundaria y de esta a la enseñanza superior.
- El programa Bolsa Familia de Brasil, que cuenta con el apoyo del Banco, cubre a 12 millones de hogares pobres (cerca del 25 % de la población) y entrega pagos mensuales a las familias que envían a sus hijos a la escuela, cumplen con los calendarios obligatorios de vacunación y utilizan los servicios de salud. Este programa ha sido fundamental para reducir la pobreza y la desigualdad en el país.
Resultados de la AIF
Etiopía ha registrado avances significativos en la creación de un sistema nacional de redes de protección social. El Proyecto de Redes de Protección Productivas de Etiopía (PSNP, por sus siglas en inglés), (i) uno de los programas más grandes de la AIF, entrega transferencias monetarias y en especie a través de obras públicas que requieren gran cantidad de mano de obra en el caso de las familias que tienen condiciones físicas compatibles con el trabajo, y apoyo directo para el resto. El GBM respalda el programa desde el ejercicio de 2005. La última operación de la AIF ascendió a US$130 millones en el ejercicio de 2010, mientras que en el ejercicio de 2012 se aprobó un financiamiento adicional por US$370 millones. Hasta ahora, el programa ha llegado a 7,6 millones de personas, equivalentes al 8 % de la población del país. En 2011, el PSNP se amplió para satisfacer las nuevas necesidades que surgieron a raíz de la crisis en el Cuerno de África. Además de sus beneficiarios básicos, el PSNP llegó a otros 3,1 millones de personas con transferencias durante tres meses. Se aprovechó la instancia para ofrecer servicios financieros a los beneficiarios (a través del Programa de Creación de Activos Familiares, HABP, por sus siglas en inglés). La combinación de intervenciones extendió el impacto y la capacidad de adaptación del programa; un resultado visible de este mejor desempeño ha sido el aumento en el uso de fertilizantes por parte de los beneficiarios, lo que incrementa la productividad de los trabajadores agrícolas. A su vez, esta mayor independencia del sector agrícola ayuda a revitalizar la economía y podría seguir generando efectos multiplicadores importantes.
En Senegal, 55 323 personas recibieron transferencias en efectivo en el marco del Proyecto de Respuesta Rápida para la Seguridad Nutricional y Transferencias Monetarias Sociales para los Niños. Además, un total de 1,3 millones de niños menores de 5 años fueron beneficiados a través del programa de nutrición comunitaria. Por último, unos 300 000 escolares recibieron semanalmente suplementos alimenticios con micronutrientes y tratamientos antiparasitarios dos veces en el transcurso de un año.
El Programa de Redes de Protección Social Productivas de Tanzanía (PSSN, por sus siglas en inglés), implementado como la tercera fase del Fondo de acción social de Tanzanía, fue aprobado en el ejercicio de 2012 por un monto de US$154 millones. Su objetivo es crear un sistema permanente de redes de protección social productivas con componentes de transferencias monetarias condicionadas y programas de obras públicas para los pobres y vulnerables.
En Liberia, en respuesta a la crisis de los precios de los alimentos, el GBM apoyó un Programa de empleo temporal de dinero a cambio de trabajo a través del Fondo Fiduciario de Respuesta a la Crisis de los Precios de los Alimentos, mediante el cual ha entregado más de 680 000 días de empleo a 17 000 beneficiarios. Este fondo otorgó US$3 millones en los ejercicios de 2009-2010. En la actualidad, el programa es parte del sistema nacional de protección social = y la experiencia piloto dio origen a otro proyecto del Fondo catalizador del crecimiento en África y del Mecanismo de Respuesta a las Crisis de la AIF por un monto de US$7,5 millones en el ejercicio de 2011.Este proyecto ampliado de redes de protección social entregó 1,8 millones de días más de empleo a 45 000 beneficiarios.
En Bangladesh, se aprobó el Proyecto de Sistemas de Redes de Protección para los Más Pobres que constituye la operación más grande de la AIF en términos de volumen (para un solo proyecto). Su objetivo es integrar y mejorar el acceso equitativo, la eficiencia y la transparencia de los programas actuales en este ámbito. El proyecto fue aprobado en el ejercicio de 2012 por un monto de US$500 millones.
En 2008, Pakistán lanzó un amplio programa de protección social (i) de transferencias monetarias a los hogares más vulnerables. En 10 meses, el programa entregó transferencias en efectivo a 2,2 millones de familias. Hasta junio de 2012, el Programa Benazir de Apoyo al Ingreso (BISP, por sus siglas en inglés) recopiló información sobre 7,15 millones de familias pobres, de las cuales 4,2 millones (cerca del 15 % de los hogares pakistaníes) están recibiendo transferencias monetarias de manera periódica.