Desafío
En los últimos 25 años, México enfrentó un fuerte proceso de urbanización caracterizado por patrones insostenibles de ordenamiento territorial y urbanismo que resultaron en una duplicación de su población urbana y en una septuplicación de su mancha urbana. Esta tendencia afecta la forma y el funcionamiento de las ciudades del país, así como los patrones de movimiento de la población. La escasa densidad residencial y el alto número de empleos en los centros urbanos, prevalentes en las ciudades mexicanas, generan largos desplazamientos diarios. Asimismo, México experimentó un aumento significativo en su tasa de motorización. La mancha urbana y una mayor tasa de motorización resultaron en viajes más frecuentes y más largos, en particular los vehiculares, lo que terminó en un aumento de las emisiones relacionadas al transporte.
México es una de las economías más intensivas en carbono de América Latina, y su sector del transporte es una de las causas principales. Se espera que la flota vehicular aumente de 35 a 70 millones de unidades para el año 2030. Para contrarrestar esta tendencia, el gobierno mexicano está promoviendo un tipo de movilidad urbana más sostenible para el país.
Enfoque
En 2008, el gobierno federal mexicano creó el Programa Federal de Apoyo al Transporte Urbano Masivo (PROTRAM) para contrarrestar las emisiones de gases de efecto invernadero mediante una mejor integración de una gama completa de soluciones de movilidad en los planes de desarrollo y transporte urbanos, comenzando en cuatro áreas metropolitanas de México, Ciudad Juárez, Monterrey, León y Puebla. Mediante financiamiento del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) y un préstamo activo del proyecto de Transformación del Transporte Urbano (PTTU) del Banco Mundial, el Programa de Transporte Sostenible y Calidad del Aire-FMAM (TSCA-FMAM) contribuyó al esfuerzo de México por mejorar la infraestructura de transporte público y las opciones de prestación de servicios para capturar usuarios de automóviles privados actuales y potenciales. Esta contribución se realizó a través de una combinación de instrumentos: el TSCA-FMAM financió estudios y proyectos de infraestructura, mientras que el PTTU financió la adquisición de material rodante para corredores de transporte público.
El apoyo del Banco fue instrumental a la hora de impulsar la innovación en el diseño de la subvención del TSCA-FMAM y en la combinación de enfoques tendientes a ampliar el impacto del proyecto. A través de una intervención holística en el sector, el TSCA-FMAM se centró en el financiamiento de estudios de preinversión para corredores de autobuses rápidos (BRT, por sus siglas en inglés), así como intervenciones complementarias en transporte no motorizado (TNM), planes de transporte integrados y logística urbana para el transporte de mercancías.