Desafío
Los esfuerzos de Chile por ampliar la educación terciaria a fines de la década de los noventa y principios de los años 2000 generaron un aumento exitoso de la matrícula estudiantil. Esta extensión del alcance de la educación terciaria y sus niveles de calidad fueron ampliamente reconocidos. Sin embargo, persistieron desafíos en torno a la educación terciaria. El Informe sobre educación terciaria de la OCDE/Banco Mundial (2009)[1] reflejó déficits en la calidad y relevancia de los mismos. Algunos de los desafíos conexos revelados incluyen el reemplazo de contenidos teóricos obligatorios por capacitación basada en competencias que demandan los empleadores, lograr una masa de profesores calificados para elaborar y brindar dichos planes de estudio, y cambios en las políticas que alienten a los estudiantes a seguir carreras más cortas y con más perspectivas de empleo.
Enfoque
Mientras el déficit de calidad en educación terciaria se subsanaría con más profesores doctorados, planes de estudio y prácticas docentes más efectivas y mayor preparación académica que aseguren el éxito a nuevos estudiantes de ingresos más bajos, el déficit en relevancia requeriría reemplazar contenido teórico en programas académicos por capacitación en competencias requeridas por empleadores.
Para Chile era necesario fomentar la capacidad de planeamiento y gestión para iniciativas futuras, pero muchas IET carecían de recursos suficientes para financiarlas.
Con base en la exitosa experiencia de MECESUP se diseñó MECESUP 3, con financiamiento de acuerdos que abordaron deficiencias específicas de las IET y mantuvieron el derecho del gobierno a elegir inversiones acordes con sus objetivos.
Se otorgaron acuerdos para 60 “Planes de mejora institucional” centrados en mejora de capacitación docente y técnica/profesional e innovación académica, y para 119 “Planes de mejora” en la enseñanza, el aprendizaje y gestión en las IET.
Resultados
Las mejoras conexas en calidad y relevancia de la educación alcanzadas por IET con acuerdos de desempeño son:
- El número de profesores de tiempo completo con doctorado aumentó de 5,109 en 2011 cuando se evaluó el proyecto, a 8,332 al término del mismo en 2016, lo que mejoró la calidad de la instrucción de los estudiantes en IET.
- La retención de estudiantes de primer año aumentó de 68,4% en 2011 a 73,8% en 2016 y derivó en más profesionales que ingresaron a la fuerza laboral y elevaron su nivel de vida.
- El porcentaje de estudiantes que eligió carrera docente en programas con planes de estudio rediseñados aumentó de 25% en 2015 a 70,5% en 2016 y el porcentaje en programas de capacitación vocacional con planes de estudio rediseñados pasó de 50% en 2015 a 89,4% al término del proyecto.
- Los resultados positivos para los estudiantes por mejoras derivadas de los acuerdos de desempeño fueron evidentes: con planes de estudio rediseñados se graduaron en menor tiempo, obtuvieron competencias más relevantes y comenzaron a trabajar remuneradamente antes que los demás. A continuación, datos que apuntan hacia estos resultados:
- Al incorporar sistemas de transferencia de créditos en los planes de estudio rediseñados, con apoyo de MECESUP 3, las IET registraron a 245,788 estudiantes como acreedores de unidades de crédito con base en trabajo académico y empleos previos, reduciendo así el tiempo para graduarse.
- La Pontificia Universidad Católica de Chile rediseñó su plan de estudios de ingeniería con la intención de eliminar material didáctico duplicado y exámenes innecesarios con un consecuente aumento en el porcentaje de estudiantes graduados que pasó de 17,5% a 30% en los tres años de implementación del acuerdo de desempeño. Desde el rediseño del plan de estudios pedagógico, el porcentaje de estudiantes graduados a tiempo aumentó de 75% a 88%.
[1] “Reviews of National Policies for Education: Tertiary Education in Chile”, OCDE y el Banco Mundial, 2009.